En este especial de Emprendedores La Nación, llega una interesante alternativa para acompañar los días de intenso frío que aún se vienen, desde el sur del país, específicamente Hohenau, Itapúa, de la mano de Jaka’ay’ú, un emprendimiento familiar que se dedica a combinar hierbas medicinales con recetas a medida.
La materia prima, en este caso las hierbas medicinales, la adquieren de productores locales, estrictamente seleccionados y priorizando siempre la calidad y el trabajo artesanal que representa desde la cosecha, hasta el momento de producción de los empaques. A 4 años de iniciar este camino, ya cuentan con un local propio en el barrio Alto Jardín de Hohenau. A Jaka’ay’ú, con su lema, “adictos al mate”, lo caracteriza los prácticos empaques cuidadosamente fraccionados, ideales para su uso cotidiano, en diferente presentaciones e identificados con nombres autóctonos del dulce idioma guaraní, entrelazando así la cultura del mate con las emociones que nacen con esta tradición.
Mariela Martínez (37), psicóloga clínica con postgrado en Psicopedagogía universitaria, confesó que lo suyo siempre fue el emprendedurismo, además de pertenecer a una familia de comerciante, llegó a diseñar prendas de maternidad y lactancia. Hoy se dedica de lleno a Jaka’ay’ú. En esta pasión lo acompaña su esposo, Javier González (42), abogado, dedicado a la actividad desde hace 20 años, a más de realizar las ventas del micreomprendimiento familiar en simultáneo. Tienen 3 hijos: Sofía Martina de 11 años, Aaron David de 6 y Pablo, en el cielo. Quisimos conocer sobre el inicio de este emprendimiento, y encontramos una historia muy fuerte, pues la familia atravesó por una situación que los situó en contexto económico y emocional muy difícil.
En 2019 pasaron por un proceso de duelo por la pérdida de su hijo Pablo, de 8 meses de gestación. “Uno de los golpes más fuertes tocó nuestra familia. Teníamos un niño de 3 años, yo con una cirugía que me impedía cuidarlo, y en medio de ese ambiente quise tomar el mate típico que mi abuela Andressa me preparaba en una pava de aluminio con azúcar quemada al carbón, mientras la leña era consumida por el fuego cálido de su cocina”, relató Mariela.
Recordó este preparado energético de coco y maní, que para hacerlo tuvo que comprar los ingredientes por separado, ya que se dio cuenta que la receta no se encuentra en un solo empaque.