Desde el sector productivo señalaron que ya estaban esperando un decreto firmado que pueda oficializar la emergencia zoosanitaria por influenza aviar (IA) en el país, cuyo primer foco de infección ya se detectó el 20 de mayo de 2023. Aunque el mismo recién se haya firmado en fecha 14 de junio, toda la industria ya estaba operando bajo una emergencia nacional, explicaron.
La presidenta de la granja avícola La Blanca, Blanca Ceuppens, indicó que la situación actual es que se confirmaron 5 focos que se dieron en 15 días, y desde hace 10 días que no hay focos nuevos. Indicó que es normal que una vez que se identifiquen los focos, se realice el aislamiento a los 3 km a la redonda más el sacrificio de las aves vivas enfermas. “Con el decreto, lo que se tiene es un subsidio para los pequeños productores de aves de traspatio solamente, no incluye al sector industrial. Está establecido que en cada país que registre la enfermedad, se declare emergencia sanitaria animal. Hasta ahora somos uno de los pocos países que la enfermedad no ha ingresado en las granjas comerciales”, expresó.
Para el sector industrial es muy importante que se pueda indemnizar a este grupo de productores más vulnerables que trabajan en áreas más libres, a modo que se animen a denunciar los casos y permitiendo el sacrificio del resto de las aves para controlar los focos. Ceuppens explicó que para ello se estableció una mesa interinstitucional entre el sector privado y público, para definir dicha asistencia conforme la cantidad de aves sacrificadas. Ya posterior al sacrificio de las aves, se debe esperar hasta los 2 ciclos de incubación para declarar caso cerrado, proceso actual que se debe cumplir como requisito, que son procedimientos estándares internacionales en el manejo de la enfermedad, explicó.
Sobre lo que implica la enfermedad, que si bien ya apareció desde hace 2 décadas en Asia, remarcó que es un gran desafío para la avicultura de todos los países, pues está costando mucho erradicarla o combatirla, debido a que es muy contagiosa. Esto debido a que se transmite por aves silvestres que no se pueden controlar hacia donde migran. Es por eso que los actores del rubro deben cuidar la bioseguridad de las granjas, siendo más exigentes, de modo a que no ingrese la enfermedad.
Aunque hay situaciones que pueden escapar, tal y como sucedió en la Argentina, donde las granjas comerciales llegaron a infectarse, que es lo que se está tratando de evitar, con acciones conjuntas con el Senacsa, sostuvo. Aseveró que los cuidados son de mucho costo por las inversiones requeridas para al efecto, que justamente por los costos económicos fue que en otros países las granjas no denunciaban y de esa manera se propagó el virus. Insta a los productores locales a seguir informando cualquier posible caso de sospecha, y que en caso de focos serán indemnizados por las aves sacrificadas.