Conforme a datos presentados por PRO Desarrollo, la economía subterránea o informal le costó a Paraguay o dejó de ingresar al fisco más de USD 22 mil millones en 2022, lo cual representa 46 % del producto interno bruto (PIB), que a la vez aumentó más del 2 % ante el 2021, afectando a la distribución de los ingresos y a la pobreza del país. Antes de avanzar, se explica que la economía subterránea se refiere a todas las actividades económicas que se llevan a cabo fuera de la regulación gubernamental y sin el pago de impuestos correspondientes. Pueden ser legales o ilegales, pero se llevan a cabo de forma oculta para evitar la detección por parte de las autoridades.

“Lo que pretendemos desde PRO Desarrollo con estos estudios y los datos que encontramos es instalar la necesidad de que se tienen que repensar los esquemas del modelo actual, realizar ajustes entre el Gobierno y el sector privado a través de políticas públicas que generen condiciones”, expresó Hugo Royg durante la presentación. Tales políticas públicas para una mayor formalización deben centrarse en el acceso al sistema tributario, es decir, que una mipyme pueda pagar impuestos, pero que a la vez sean redituados, así como la inclusión o acceso al sistema financiero, explicaron los representantes de PRO Desarrollo, integrado por actores del sector privado.

En cuanto al estudio desarrollado para medir la economía subterránea, indicaron que fueron empleados tres metodologías; por un lado, comparando todo con datos nacionales oficiales, como la cantidad de habitantes, cuántos trabajan y la cantidad de demanda de dinero versus los recursos vinculados a todas estas actividades, y comparando la liquidez del mercado con lo que precisarían los hogares con actividades formales. También se utilizaron los ingresos tributarios, equiparando con el crecimiento del PIB y el consumo de energía eléctrica para cruzar tales datos, y como tercer componente la cantidad oficial del empleo formal comparado con las personas que dicen que trabajan formalmente.

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Destacaron, a la vez, que la economía subterránea operan con billete o el efectivo, punto que también fue evidenciado a través de la realización de una encuesta en zonas vulnerables de Asunción y Área Metropolitana (Chacarita, Tacumbú, entre otros), en la que sondearon las actividades de microemprendedores, quienes en su mayoría manifestaron querer migrar a la formalidad por los beneficios que ello genera, dato que fue sorpresivo para PRO Desarrollo.

CONTRABANDO, ROSTRO VISIBLE DE INFORMALIDAD

El contrabando es uno de los rostros visibles de la economía subterránea, pero hasta el momento, no se puede medir exactamente cuánto genera de pérdida al país o cuánto podría generar en ingresos si las ganancias de las transacciones se quedaran en terreno local.

“Este estudio no contempla exactamente el valor del contrabando en la economía subterránea o informal, pero sabemos de ello porque el rostro de este fenómeno es muy visible, pero desde esta organización en la que estamos unas 20 cámaras tenemos el objetivo de presentar al gobierno entrante y saliente una solicitud de acciones concretas para ver cómo abordarlo”, expresó Hugo Royg, director del área técnica de PRO Desarrollo. Lo que sí pudieron encontrar a través de este estudio es la inminente evolución por los números bien elevados, pues en 2018 representaba unos USD 19.658 millones, y ya para 2022 trepó a USD 22.019 millones. Esto, más allá de las estimaciones de los distintos sectores económicos de lo que movería el contrabando.

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