El presidente de la Bolsa de Valores de Asunción (BVA), Eduardo Borgognon, conversó con La Nación/Nación Media acerca de las perspectivas para el mercado bursátil de este año y aseguró que el clima macroeconómico de este 2023 está resultando bastante prometedor más de lo que se estimó, por lo que apuntan a que las negociaciones en la bolsa puedan superar los USD 3400 millones.
Recordó que la coyuntura macroeconómica en el 2022 con la suba de tasas de instrumentos de regulación monetaria a causa de la inflación, tanto a nivel local como internacional, repercutió en que las emisiones en el mercado primario disminuyeran y cerraran el año anterior en USD 2900 millones. “Esa situación se revirtió este año, hoy hay un panorama mucho más claro, condiciones más estables, un proceso electoral ya culminado, conforme a lo que se registró en este primer cuatrimestre que estamos por arriba de lo que se emitió no solo en 2022, sino también del 2021, cuando fue un año récord de la bolsa”, expresó a este medio el titular de la BVA.
BUEN PRIMER CUATRIMESTRE
Es así que el comportamiento actual del mercado de valores está demostrando un clima macroeconómico tranquilo, pues al cierre del primer cuatrimestre se emitió por valor de más USD 1300 millones negociados, que si se proyecta linealmente sumando los tres cuatrimestres, daría cerca de USD 4000 millones
Pero aunque no funcione de tal forma, dijo, la tendencia es muy provisoria y creen que este dinamismo del mercado, durante los primeros cuatro meses del año, se puede mantener y proyectar que al cierre del 2023 se alcance a lo que se negoció en el 2021. En ese entonces se logró un récord histórico de negociación, alcanzando la suma de USD 3427 millones, que fue un aumento del 72 % respecto al año 2020 y una participación del 10,87 % sobre el PIB del país.
En este sentido, remarcó que en principio proyectaron un número mucho menor, con una proyección muy prudente, cercana a los USD 3000 millones, pero como dicha estimación fue de finales del año anterior, con las condiciones actuales se puede decir que fueron excesivamente prudentes y que probablemente se cierre el año muy por arriba de lo previsto inicialmente, es decir, superar los USD 3400 millones.
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México concluyó auditoría para habilitar carne paraguaya
El Servicio Nacional de Calidad y Salud Animal (Senacsa) informó este martes por la mañana acerca de la culminación del proceso de auditoría del mercado mexicano, con miras a habilitar este país para la importación de carne bovina paraguaya.
Fue tras la reunión de cierre de la auditoría del Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (Senasica) de México, realizada en la fecha, en el marco del proceso de habilitación de este destino para exportar la proteína roja local.
La noticia se da en un buen momento para el sector ganadero, luego de que ayer se haya dado a conocer la habilitación oficial de los frigoríficos que podrán exportar carne paraguaya a Canadá; y tal como lo indicaron los referentes del sector, el próximo destino por conquistar es México.
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Resultados en 60 días
Según el Senacsa, el equipo auditor mexicano expuso los resultados preliminares de la visita técnica, que se estuvo realizando en los últimos días con recorridos in situ por los frigoríficos y establecimientos ganaderos con intenciones de proveer a este destino.
Con relación a los resultados del trabajo de auditoría, los responsables del servicio veterinario oficial paraguayo indicaron que recibirán el informe en un plazo de 60 días hábiles, con las conclusiones y recomendaciones para avanzar en la equivalencia sanitaria entre ambos países.
De la última reunión participaron el presidente del Senacsa, José Carlos Martin, directores generales y de la institución, así como la delegación de veterinarios mexicanos compuesta por los profesionales Marcos Molina, Andrés Josafat Iniesta, Rogelio Medina, Irma Yolanda Delgado, Ángel Emmanuel Romero y Mario Solís.
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Tras concretar el mercado de Canadá, la carne paraguaya apunta ahora a México
El presidente de la Comisión de Carne de la Asociación Rural del Paraguay (ARP), Mario Balmelli, habló acerca de la apertura del mercado de Canadá para la carne bovina paraguaya, lo que puede representar todo un crecimiento importante para la ganadería paraguaya y comentó que el siguiente mercado en la mira es México.
Remarcó que fue todo un logro, tras un arduo trabajo, ya que para comenzar el proceso se inicia con contactos diplomáticos con las entidades oficiales sanitarias, luego las inscripciones, las misiones que visitan los campos, las industrias y el servicio de salud animal.
“Fue un muy buen trabajo realizado por toda la cadena de valor y logramos a acceder a este mercado que por supuesto es importante para nosotros, y es una alentadora noticia para seguir creciendo en la ganadería”, expresó Balmelli, este martes al programa “Arriba hoy” de canal GEN y Universo 970/Nación Media.
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Proporción del mercado canadiense
Para tener una idea, Paraguay exporta alrededor de 315.000 toneladas año, mientras que Canadá importa cerca de 160.000 toneladas, y sus principales proveedores son Estados Unidos, México, Australia, Nueva Zelanda, y, más o menos, compran por valor de unos USD 1.600 millones y a nivel local se exporta por unos USD 2.000 millones.
Respecto a un posible volumen a ser embarcado, Balmelli señaló que todavía es muy pronto para calcular la disponibilidad de un cupo, al menos no tiene conocimiento de que se haya otorgado ya un cupo a Paraguay, pues todavía es muy reciente.
Con relación al cierre de la embajada local en algunos países por cuestiones presupuestarias, coincidentemente en Canadá, el referente ganadero remarcó que siempre una presencia diplomática en un mercado habilitado indudablemente ayuda en todo sentido, pero es una cuestión de Cancillería.
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México, próxima aspiración
Asimismo, Paraguay también se encuentra en plena auditoría del mercado mexicano, que es igualmente importante para el país y aseguró que el proceso está bastante avanzado tras los procedimientos pertinentes, que ello conlleva a visitas in situ a las industrias.
“Para nosotros es muy importante también la apertura de México, un país que exporta mucho ganado a Estados Unidos, entonces genera una demanda de carne, todo el norte de América de hecho está con una demanda importante, incluso el precio por eso”, agregó el referente.
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Valores de actitud
- Por Marcelo Pedroza
- Psicólogo y magíster en Educación
- mpedroza20@hotmail.com
Puede ser un dolor físico o moral. Así es, duele, se siente hasta la médula del alma y produce impactantes estados emocionales, allí el homo patiens, expresado por el maestro Viktor E. Frankl (1905-1997), neurólogo y psiquiatra, tiene una oportunidad de abrazarse con el destino y comenzar una etapa fundacional del sentido que representa tanto sufrimiento.
Frankl, en su magistral obra titulada “Ante el vacío existencial”, en el capítulo séptimo, habla del sentido del sufrimiento. Puede leerse una vez y otra y es probable que el lector con el paso de los años lo lea muchas veces, es que las lecciones de Frankl ayudan a comprender la vida. El maestro escribió: “La capacidad de sufrimiento no es, en definitiva, otra cosa que la capacidad de realizar lo que yo llamo valores de actitud. En efecto no es solo la creación (correspondiente a la capacidad de trabajo) la que puede dar sentido a la existencia (caso en el que hablo de realización de valores creadores), ni es solo la vivencia, el encuentro y el amor (correspondientes a la capacidad de placer o bienestar) lo que puede hacer que la vida tenga sentido, sino también el sufrimiento”.
Entre las memorables lecciones del profesor Frankl se encuentra la siguiente explicación: “El homo faber es lo que solemos llamar una persona triunfante, un hombre que cosecha éxitos. Para él, solo hay dos categorías y solo en ellas piensa: triunfo o fracaso. Su vida se mueve entre estos dos extremos, en la línea de una ética del éxito. Pero para el homo patiens las cosas son diferentes: sus categorías no son éxito o fracaso, sino cumplimiento o desesperación. En virtud de este par de categorías, el homo patiens adopta una posición vertical respecto de la línea de la ética del éxito. El cumplimiento y la desesperación se insertan, efectivamente, en otra dimensión”.
En la manera de asumir el sufrimiento se representa el despliegue de las experiencias que marcan la existencia humana. En esa disposición hacia la búsqueda de lo que quiere expresar, de lo que significa para uno, del porqué sucede de esa forma, se manifiesta la inmensidad de las simbolizaciones que estimulan la posibilidad de crecer aún en la certidumbre del sufrir. “… se trata de la actitud adecuada, del adecuado y sincero sufrimiento de un auténtico destino. Del modo de soportar un padecimiento necesario depende que se esconda en él un posible sentido”, expresó Frankl.
Esa capacidad de realizar valores de actitud permite la resiliencia del sentido, la transformación de las potencias, la libertad de las decisiones, el encuentro con las realidades, la superación de los dolores, la valoración del otro, la comprensión de la magnitud de los momentos, la transparencia de los ojos empañados de ilusión y el aprendizaje ante todo lo que se vive.
“… lo que importa es cómo se soporta el destino, cuando ya no se tiene poder para evitarlo. Dicho de otra forma: cuando ya no existe ninguna posibilidad de cambiar el destino, entonces es necesario salir al encuentro de este destino con la actitud acertada”, decía el doctor Frankl. Lo que implica un compromiso con uno mismo y un testimonio ante los demás, dando lugar al desarrollo de la voluntad puesta al servicio de la aceptación.
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La marca de Lívio
- Por Toni Roberto
- tonirobertogodoy@gmail.com
Con motivo de la muestra “Huellas de Lívio Abramo”, que se inauguró el pasado viernes en el Centro Cultural de la Embajada del Brasil, Instituto Guimaraes Rosa, en el barrio Ciudad Nueva, Toni Roberto hace la primera parte de los recuerdos de aquella institución que primeramente se llamara Misión Cultural Brasileña y que formara a tantos paraguayos en la modernidad, en una nueva manera de pensar.
Se abre la puerta y entro al histórico “setentoso” consultorio del Dr. Amado Gill Pessagno, en Pa’i Pérez y Cerro Corá. Me siento, en la pared un dibujo arquitectónico de la casa familiar del Dr. Gill, en la esquina de México y Rca. de Colombia, del estilo de los que le llevaba a Lívio a mostrar qué hacía con regla y escalímetro. Al instante me vinieron a la mente sus palabras, cortas y concretas: “Capitán, rompa todo eso y empiece de nuevo, cree su propia línea”.
Inconcientemente, sin saberlo, estaba asistiendo a una experiencia de la modernidad de parte de uno de los padres del arte moderno latinoamericano, cuñado de uno de los tres creadores de nada más y nada menos que la ciudad de Brasilia. Estaba marcando en mí huellas que serían imborrables para siempre.
La tinta convertida en gubia me lleva a marcar a fuego la cartulina. Quien escribe estas líneas siempre iba contra la corriente y la dispersión hacía que en plenas clases de grabado tome una hoja empezando a dibujar como si fuera que estuviese grabando la madera. Corría el año 1980 y había llegado a aquel oráculo sagrado de la modernidad paraguaya de la calle Eligio Ayala esquina Irrazábal, antiguamente llamada calle Santa Fe, en la ”planta baja” del barrio Ciudad Nueva.
La experiencia de haber decidido ir a los 14 años por cuenta propia a aquella vieja casona del fondo de lo que fuera la residencia de Anselmita Heyn marcó a fuego las huellas de mi pensamiento, una vieja casa devenida en taller de arte, unos simples tablones de madera, unas austeras sillas y unos focos colgantes unidos por unos cables era todo lo que se necesitaba para aprender a entender la nueva manera de educar.
Las viejas convenciones que traía de las clases de arte del colegio, el punto de fuga perfecto para el rancho perfecto, habían quedado atrás y la mirada del mundo había cambiado no solo para mí, sino para una pléyade de personas, muchas de ellas nacidas a principios del siglo pasado. La variopinta asistencia enriquecía la escena y se convertía en la misma clase, siguiendo el pensamiento del maestro, que decía: “Yo no quiero dar técnicas de dibujo ni de grabado, vengo antes que nada a formar seres humanos que aporten a la sociedad desde donde les toque, si salen artistas o no, ese ya es otro tema”.
1972
En la nómina de alumnos exponentes del año 1972 que se exhibe en un viejo catálogo podemos encontrar a personas venidas de las más variadas disciplinas y de diferentes edades; desde Blanquita Martínez, una hacendosa ama de casa de la calle Montevideo que se convirtió en una crítica de arte oral; pasando por Mabel Valdovinos, una hermosa mujer llegada desde el Chaco argentino que se enamoró de un joven ingeniero paraguayo, que luego llegó a ser figura clave en el dibujo paraguayo desde mediados de los años 70; pasando por Marta Barudi, una señorita que estudiaba psicología en la Católica y que fuera parte de los movimientos sociales de finales de los años 60; Cristina Osnaghi, una reina de belleza; Nelly Bareiro, una antigua funcionaria de Naciones Unidas.
En algunos casos madres e hijas, como Carmen Dora Pérez y su hija Greta o Margarita Sánchez Minella, a quien Lívio le había conocido en las pintatas de la calle Palma siendo ella lustrabotas y otros que con el correr de la década y la siguiente consolidaron su obra como Lucio Aquino, Alberto Méndez, Viviana Ocampos o Rubén Milessi.
Llegaron los primeros años 80 y todavía recuerdo las huellas de Lívio en cada pensamiento, en la manera de analizar los temas, en la manera de dibujar. En aquellos años, la riqueza también se daba por la diversidad de concurrencia, muchos de los que empezaron en los años 70 se convirtieron en una especie de ayudantes naturales del maestro y los alumnos seguíamos llegando.
Un destacado ingeniero como Luis Fernando Meyer, los hermanos Fátima y Carlos Martini, Alejandra García, connotados abogados como el Dr. Alejandro Herrera, señoras de la alta sociedad de la época como Pomposa Leoz, Marta Brugada. Siguiendo con Genara, una señora en situación de calle que era alumna y el maestro la ayudaba, hasta mozalbetes que tuvieron la suerte de llegar casi al final de la vida de Lívio, entre finales de los 80 y principios de los 90, como Martita y Marquitos Benítez, Karina Adam o la hoy destacada arquitecta Mate Filippini. Todos, siempre tratados con la misma atención, desde el más pobre hasta el más rico.
Estoy seguro de que todos los que están y los que ya no estarían soñando un viaje en la vieja combi azul del maestro, preparados, como una gran familia, a recorrer las muestras, algún café o simplemente un paseo por Asunción, capitaneado por el jefe del viaje, Lívio Abramo, su inseparable Dora Guimaraes, su adelantada alumna Edith Jiménez y las otras mujeres de la epopeya del arte y el pensamiento moderno paraguayo.
Todo empezó con la primera visita de Abramo desde Sao Paulo a la Madre de Ciudades allá por 1956 y terminó sus días en estas tierras en 1992, en la ciudad donde dejó la mitad de su vida, la mitad de su pensamiento la mitad de su obra, la mitad de su corazón, instalados para siempre entre rojos chivatos y azules jacarandás en alguna esquina, en algún rincón de la ciudad que tanto amó.