El presidente de la Cámara Paraguaya de Supermercados (Capasu), Alberto Sborovsky, habló sobre la importancia de abordar el tema del contra­bando en el país, ya que perju­dica a todos los sectores eco­nómicos. Asimismo, señaló que el relacionamiento entre el sector privado y el público es fundamental para el desa­rrollo del Paraguay. Con res­pecto al contrabando, una situación que golpea enor­memente a la industria y al comercio, el titular del gre­mio en comunicación con el programa “Así son las cosas”, emitido por Universo 970 AM/Nación Media, resaltó el daño que hace el contra­bando a toda la economía y señaló que principalmente precariza el empleo.

“La informalidad de alguna manera no paga los salarios mínimos, la informalidad no aporta al IPS, la informalidad de alguna manera deteriora la calidad de vida de los para­guayos. Si nosotros no corta­mos de alguna manera este flujo de productos que hoy se están comercializando en el mercado negro, va a ser muy difícil que nosotros podamos crecer”, expresó.

Sborovsky explicó de qué se trata la formalidad y de poder crecer e incorporar a las personas a este segmento. “Si nosotros empezamos a crecer y le ganamos market share al contrabando, se va a dar un salto cualitativo en el empleo, en todo lo que hay atrás, porque no nos olvide­mos, el supermercado es el último eslabón de toda una enorme cadena que viene desde el campo o desde la industria o desde las importaciones formales a exhi­birse en los supermercados”, sostuvo.

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Enfatizó que en la medida que suban las ventas en la forma­lidad, la industria va a ven­der más, el campo va a ven­der más, se van a contratar más personas, van a tener más choferes para logística y ahí se da un círculo vir­tuoso que lastimosamente hace unos cuantos años no se está viendo. Destacó que la voluntad política es impor­tante, pero no es suficiente y que se requiere de más inten­sidad para empezar a cambiar las cosas. “En la medida que haya una política anticon­trabando, antinformalidad o antiproductos en negro, a partir de ahí va a permear a todos los diferentes niveles de los organismos de con­trol. Muchas veces los pre­sidentes o los directores de los entes están comprometi­dos, pero la segunda y tercera línea o el personal de campo no lo está. Entonces yo creo que es un tema bastante pro­fundo, pero la intensidad de la voluntad política es funda­mental”, acotó.

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