Desde la Cámara Para­guaya de Procesado­res de Oleaginosas y Cereales (Cappro) compar­tieron datos acerca del movi­miento en las ventas de las industrias aceiteras a nivel local durante los últimos años. Las cifras evidencian que solo durante la pande­mia, en el período más crítico con las fronteras cerradas, se llegó a comercializar más y luego volvieron a descender a raíz del contrabando.

“En el 2020, debido al cierre de las fronteras nacionales a causa de la pandemia, las ventas de las industrias acei­teras nacionales aumentaron en un 48%, pero luego volvie­ron a descender con la entrada de productos de origen dudoso”, reporta la cámara. Esto, teniendo en cuenta que durante los meses de confina­miento desde marzo de 2020, cuando se tuvo que cerrar las fronteras fue la industria que sintió un alivio respecto a las ventas de aceite de producción nacional, cuando llegaban realmente a los hogares para­guayos.

Empresarios conde­nan la práctica del contra­bando que perjudica no solo a las empresas nacionales, sino también a los empleos forma­les que brindan; por ende, al Estado que deja de recibir millones de guaraníes en concepto de impuestos, afec­tando así al desarrollo del país y a las familias paraguayas.

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La Cappro grafica de cierto modo el comportamiento del contrabando, pues, durante los últimos 6 meses en el período de la prepandemia se llegaron a comercializar 2,98 millo­nes de litros de aceite nacio­nal, que luego en el período crí­tico repuntaron 4,66 millones de litros en el 2020. Lo llama­tivo, y que evidencia el con­trabando, es que durante ese mismo año, cuando la situa­ción epidemiológica parecía más controlable y los astutos vendedores del comercio ile­gal lograban volver a ingresar productos de afuera, las ventas locales comenzaron a descen­der nuevamente en unos 3,35 millones de litros en promedio mensual.

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