La Subsecretaría de Estado de Tributación (SET) informó que los principales impuestos registran desempeños positivos este 2022. Uno de ellos es el caso del Impuesto a la Renta Empresarial (IRE), que creció un 30,1% en términos de recaudación.
Los datos de Tributación indican que hasta noviembre de este año se recaudó un total de G. 7,23 billones, siendo que en el mismo periodo, pero del 2021, se registró un caudal de G. 5,56 billones. Acerca del Impuesto a la Renta Personal (IRP), el aumento fue del 25%, con un total de G. 428.936 millones, en comparación a noviembre del 2021, que tuvo el ingreso de G. 343.158 millones. El Impuesto al Valor Agregado (IVA) también tuvo un importante crecimiento este 2022 con G. 8,10 billones, siendo que en el 2021 fue de G. 7,69 billones. En ese marco, la SET indicó que la recaudación total en efectivo más créditos fiscales correspondientes a noviembre superó el 13,5% de lo que fue el lapso del 2021.
En lo que respecta al proyecto de ley para la deducción del IVA en un 100% para trabajadores independientes en gastos de alimentos, bienes y servicios, cabe recordar que la Cámara de Diputados aprobó el veto del Poder Ejecutivo, que se deberá tratar en el Senado para aceptar o rechazar el veto.
Diferentes gremios del sector privado, así como trabajadores del área contable, indicaron que esta normativa es el camino para la formalización, ya que actúa como un incentivo tanto para los consumidores, así como para los comercios.
En la misma línea, señalaron que cuando desde el Estado alegan posibles pérdidas tributarias, también debe cuestionarse sobre la finalidad tributaria; es decir, “para qué quieren recaudar”. “Hoy, cuando el Estado dice ‘vamos a perder’, te miente porque nunca ganó esta cantidad de dinero en 30 años; lo que quiere empezar a hacer es empezar a ganar más, no evitar pérdidas. Si el Estado quiere hablar de la capacidad contributiva, debemos hablar también de la finalidad tributaria: para qué quieren recaudar”, expresó semanas atrás el abogado Manuel Riera.
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Abril histórico con récord en recaudación de impuestos, “pero el gobierno no hace nada”
- Pablo Alfredo Herken Krauer
- Analista de la economía
- Email: pabloherken@yahoo.com
Un muy importante medio de prensa local, considerado el más independiente, por ellos mismos, ponía en una de sus tapas días atrás lo negativo de la desorientación del presidente de la República, y señalaba en lo económico “Objetivos de mejor recaudación, más inversiones y otros temas centrales están empantanados”.
Menos mal que por arte de magia y no por buena administración se confirmaron los resultados de recaudación tributaria de abril 2024 – positivos, favorables, importantes – sin por ello pintar de maravillas la economía del país ni solucionar de una vez el problema del financiamiento del gasto del gobierno sin comprometer todos los recursos en el combustible de la marcha del vehículo estatal. No me olvido de esta realidad, pero no pinto de negro nuestro arcoíris. Leé la verdad.
El mes de abril 2024 fue histórico con récord en la recaudación global de impuestos, “pero el gobierno no hace nada” y es un “tema empantanado por la desorientación y crisis presidencial”. Veamos, y aunque nos critiquen por manejar números ¿qué más se puede hacer en el análisis económico? He aquí un breve resumen de los avances registrados: 1) La recaudación total mensual de impuestos en abril fue de 541 millones de dólares. Récord. En ningún mes hacia atrás en nuestra serie estadística se recaudó monto igual o superior: 2) Con lo aportado en abril y cerrarse el primer cuatrimestre 2024 la recaudación de impuestos totalizó 1.638 millones de dólares, también monto récord en nuestro historial; 3) Parados en abril 2024 y sumándole los 11 meses anteriores tenemos lo que en economía llamamos el resultado en 12 meses móviles, que nos dio un monto de recaudación de impuestos del 4.662 millones de dólares, también récord en nuestro pasado; y 4) La flamante Dirección Nacional de Ingresos Tributarios (DNIT) creada en agosto 2023, con la que el actual gobierno busca mejorar la recaudación de impuestos, se puso como meta incrementar los ingresos en 400 millones de dólares a los montos anuales anteriores, un adicional considerado necesario, pero de manera progresiva a cumplirse en el 2026 siendo realistas.
Pasaron ocho meses y 15 días (segunda quincena de agosto) y el aumento logrado ¿mejoramiento? fue de 460 millones de dólares. Se apunta ahora a la meta de un aumento global de 600 millones de dólares. Si no lo conociera muy bien al amigo Óscar Orué, en la conducción de la DNIT, con una envidiable capacidad y experiencia profesional, y una entrega con decencia, esmero, voluntad y sacrificio a sus compromisos de funcionario público, sirviendo a full, entonces me sumaría a la verdad de los otros: esto es un accidente, hay que revisar todo el sistema de impuestos del Paraguay, para que paguen más los que tienen más, es dinero que se mal utiliza, seguimos igual.
No pocas veces la realidad convertida en “verdad” por los que dicen “poseer e informar la verdad” ya es una realidad contaminada por los que no la aceptan tal cual es sino cómo quieren que sea para contagiar con pesimismo y espíritu destructivo la opinión pública por mala práctica del periodismo independiente – en su peor etapa desde febrero de 1989 – atada a los proyectos políticos y económicos de los grupos de poder que financian la prensa, con más poder que todos los partidos políticos, con excepción del que hoy se impone por el peso de su victoria en las elecciones de un año atrás. ¿A qué temen más nuestros políticos de la peor oposición, incluso comparada con la que en cierto tiempo se tuvo en la dictadura? A la prensa, no a sus electores o correligionarios. ¿Y a quiénes recurren a la hora de buscar y conseguir votos? A la prensa.
Siempre digo a mis alumnos y en conferencias “Para tener el país mejor que queremos, hay que querer el país que tenemos, aunque nos duela, y nos duela”. Es la única forma real de cambiar y construir sobre bases de continuidad y estabilidad. Pero los paraguayos parten del país al que no quieren, no les gusta para nada, lo consideran lo peor de lo peor, y están más cerca de destruirlo tirando la casa por la ventana. La prensa actual, libre pero no independiente, alimenta el espíritu negativo vendiendo una visión negativa del país. Incluso a sabiendas de la barbaridad que realizan, hay un medio que habilita una sección especial con el titular de “Noticias Positivas”. Las encajonan. “Somos militantes, no periodistas”, confesión amarga de un amigo. “Y los directores son comandantes de sus fuerzas para el combate contra los enemigos”. La guerra reemplazo a la competencia. Lo primero que se sacrifica en una guerra es la verdad.
Sin querer a tu país no lo construyes, lo hundes aún más. Eso que a todos nos duele de nuestro país, con destrucción se transforma en mayor dolor. El paraguayo es mucho más destructivo que constructivo. Le gusta derribar murallas, no levantarlas. Cuando los paraguayos critican lo hacen de manera destructiva. Característica real. La crítica no es constructiva, señalando lo que no está bien o falta, pero no acercando alternativas realistas de solución. No será la prensa la que tenga que solucionar, pero sí ayuda en crear un escenario de tolerancia para en él encontrar salidas a muchos problemas. El paraguayo ha vivido siempre en un ambiente de pesimismo y desconfianza e intolerancia.
La prensa ha sido una de las usinas de tales sentimientos. Por ello, la otra gran característica de los paraguayos es no “saber valorar los logros de su país”, no los valorizan. Al contrario, los desmerece o no los considera. Se alegra más por los fracasos y las pérdidas, y es temerosamente tibio su voz de aceptación cuando recibe una buena noticia. Ser el cuarto poder (la prensa) para controlar al poder oficial y privado no significa hacer un culto de la palabra “atacar, atacar, atacar”. Indiscriminadamente, cual ametralladora manejada por un demente, cubriendo un campo donde justos pagan por pecadores, y muchas veces sin reales buenas investigaciones antes de ir a la caza de la presa, como corresponde. Pero el rumor reemplazó la investigación. Prefiero un millón de veces una mala prensa que no tenerla. Y para los que sufrimos la dictadura el tener libertad es lo máximo, ser libre, prensa libre. Pero los paraguayos la palabra que menos escriben y leen es “Libertad”. Prefieren la palabra “Igualdad”. Alguien me enseñó en mis principios que la prensa puede ser buena como mala. Hay que pelear por la buena, pero “recordando que el papel aguanta cualquier cosa”.
Reitero, con más explicación, lo ya informado. Cuando el gobierno actual decidió la fusión de la Subsecretaría de Tributación (dentro de la estructura del ex Ministerio de Hacienda) encargada de la recaudación de los impuestos internos, con la Dirección Nacional de Aduanas (DNA) que administra la recaudación de impuestos sobre las importaciones de mercaderías que compramos del resto del mundo (impuestos externos), en ley promulgada en agosto, creándose así la Dirección Nacional de Ingresos Tributarios (DNIT), se estableció como meta lograr un aumento de unos 400 millones de dólares adicionales en la recaudación anual de impuestos en un tiempo estimado para principios del 2026. El titular de la DNIT Óscar Orué manifestaba a principios de octubre del año pasado: “La creación de la DNIT apunta al fortalecimiento de las capacidades en el ámbito tributario y aduanero. Se proyecta un aumento significativo en la recaudación de aproximadamente US$ 400 millones adicionales al cierre del ejercicio fiscal 2026 con relación a la sumatoria del monto total alcanzado entre la SET y la DNA en el año 2022, es decir, ese monto sería la suma total del incremento de los ejercicios fiscales 2023, 2024, 2025 y 2026″, explicó el director nacional.
No obstante, consideró necesario aclarar si bien se espera llegar al ejercicio 2026 con un aumento cercano a los 400 millones de US$ en la recaudación, esto será un incremento gradual que se logrará con la confianza de los contribuyentes y de las personas vinculadas a la actividad aduanera, sumado a las gestiones implementadas por la Dirección Nacional de Ingresos Tributarios”. Ahora al cerrarse el período del 15 de agosto del 2023 al 30 de abril del 2024 (ocho meses y 15 días), como ya señalé, ya se logró una suba de 460 millones de dólares con respecto al mismo período del gobierno del protegido por la oposición política y periodística progresistas, el presidente Mario Abdo Benítez, heredero del stronismo.
Ahora la meta de incremento anual pasa a 600 millones de dólares. Pese a darse un mejoramiento progresivo en la recaudación mensual desde un principio, la prensa no oficialista (poseedora de “su” verdad”) no le ha venido dando importancia en su cobertura diaria. Tema irrelevante. Porque la verdad no es sinónimo de realidad en el manejo periodístico nuestro. Solamente “mi verdad” es la verdad, sin importarme si respeto la realidad, me sea favorable o no a mis intereses corporativos empresariales como militante de la prensa. Dios nos guarde si las recaudaciones hubieran caído. La verdad, si es verdad, es verdad. Was gesagt werden muss, muss gesagt werden. Duele decirlo, pero hay que decirlo. DDPHQDPH1885.
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Mantener el 10, 10, 10 y mejor si es el 5, 5, 5
- Por Víctor Pavón (*)
- Analista económico y abogado
En estos días escuché sobre la necesidad de cambiar nuestro sistema tributario alegándose al respecto que resultan insuficientes para los ingresos públicos. Por tanto, se requieren –dicen los estatistas de siempre– modificar las actuales tasas impositivas, esto es subir el 10, 10, 10 de los tributos que ahora tenemos relacionados al consumo, a la renta personal y empresarial.
Esto sería un error catastrófico. Al respecto considero que hay una idea muy fuerte relacionada a que se considera que las tasas tributarias en Paraguay son muy bajas y que con aquel 10, 10, 10 no se pueden llevar a cabo con éxitos las políticas públicas.
Se justifica diciendo que el sector estatal no cuenta con suficientes recursos para cumplir con los objetivos trazados por los gobiernos. Es cuestión –dicen con suma liviandad argumentativa– de elevar todavía más la presión tributaria pues resulta exigua comparada con otros países. Alegan igualmente que es posible seguir presionando sobre los contribuyentes que ya están en la formalidad e incluso afirman que se debería elevar todavía más la deuda externa.
Esto sería igualmente un error mayúsculo. Lo importante está en entender el fundamento del cual se parte para luego conocer sobre las consecuencias de tales medidas. La visión que se tiene al Estado como el eje del desarrollo es además de un error un peligro para la economía y para la misma política.
Estimular la demanda mediante la coerción gubernamental para continuar sacando dinero del sector privado, como en efecto lo son los impuestos y la deuda que permiten una mayor intervención estatal, en el corto plazo, puede hacer crecer el consumo y la renta de las familias; pero en el mediano y largo plazo es apenas un paliativo, un débil analgésico para un cuerpo que requiere de mejor tratamiento. Los efectos terminan por ser desastrosos.
Ocurre que esta manera de ver la economía desde la demanda viene a chocar inexorablemente con la realidad de los déficits fiscal y presupuestario. Esta situación se vuelve insostenible aun teniendo una Ley de Responsabilidad Fiscal como la que tenemos en nuestro país que no sería raro que se la pretenda modificar en cualquier momento.
Esta economía de la demanda también tiene otro problema insoluble y por ello sumamente peligroso. Ocurre que establecidas las medidas de intervencionismo afectando los impuestos y el gasto, se emite una señal a los políticos quienes encuentran de ese modo la respuesta que siempre desean en su fuero interior. Todo lo que sea tocar un “poco” en las finanzas les vienen como anillo al dedo para cumplir con las inmensas presiones electorales, los grupos de presión a lo que tienen que complacer en vista de seguir ocupando ellos mismos sus actuales cargos y distribuyendo otros privilegios para sus entornos.
Una de las primeras leyes de la economía sana trasladable a las finanzas igualmente sanas y prudentes está en que las necesidades son inmensas y los recursos siempre son escasos. El descuido, menosprecio y violación de este sencillo principio es uno de los motivos del por qué nuestra economía no puede llegar a más del 7 por ciento del producto interno bruto (PIB) anual y de modo sostenible.
De manera que no resulta suficiente mantener el actual 10, 10, 10, sino mejor aún: debemos ir cuanto antes al 5, 5, 5 en los impuestos al IVA, renta personal y empresarial. Vuelvo a dejar expresa constancia aquí mi posición de hace mucho tiempo que la renta personal en vez de disminuir al 5 por ciento debe derogarse de nuestro sistema jurídico y económico.
Estimular la demanda mediante la coerción gubernamental para continuar sacando dinero del sector privado, como en efecto lo son los impuestos y la deuda que permiten una mayor intervención estatal, en el corto plazo, puede hacer crecer el consumo y la renta de las familias; pero en el mediano y largo plazo es apenas un paliativo, un débil analgésico para un cuerpo que requiere de mejor tratamiento.
Esta economía de la demanda también tiene otro problema insoluble y por ello sumamente peligroso. Ocurre que una establecidas las medidas de intervencionismo afectando los impuestos y el gasto, se emite una señal a los políticos quienes encuentran de ese modo la respuesta que siempre desean en su fuero interior.
(*) Presidente del Centro de Estudios Sociales (CES). Miembro del Foro de Madrid. Autor de los libros “Gobierno, justicia y libre mercado”: “Cartas sobre el liberalismo”; “La acreditación universitaria en Paraguay, sus defectos y virtudes” y otros como el recientemente publicado “Ensayos sobre la libertad y la República”.
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Aumento en recaudaciones ayudará a alcanzar planes de convergencia fiscal
El ministro de Economía y Finanzas, Carlos Fernández Valdovinos, explicó que el aumento en la recaudación a través de la fusión de Subsecretaría de Estado de Tributación (SET) y la Dirección Nacional de Aduanas (DNA) en USD 457 millones es un resultado esperado, pero mucho más rápido que lo proyectado inicialmente.
El hecho otorga tranquilidad para alcanzar a fin de año los planes de convergencia fiscal previstos. “Esta parte de los impuestos es fundamental para hacer frente a los gastos o los planes de Gobierno. Lógicamente, el hecho de estar recaudando esta suma, que es bastante importante, da un poco más de tranquilidad”, comentó.
El ministro estuvo en comunicación con el programa “Arriba hoy”, emitido por Canal GEN/970, y también señaló que la recaudación permitirá tener recursos para gastar en los sectores prioritarios como salud, educación, seguridad y transferencias sociales.
Sobre la optimización del gasto público, acotó que acciones como haber fusionado el Ministerio de Hacienda con la Secretaría Técnica de Planificación y la Secretaría de la Función Pública permitieron eliminar más de 80 cargos gerenciales que se tenían.
“El ahorro que se tiene en el rubro de salarios es de alrededor de 9 millones de dólares. Creemos que vamos en la dirección correcta a través de las fusiones de las entidades”, manifestó.
Valdovinos remarcó que otra cuestión es la nueva Ley de Compras Públicas, que será implementada entre el MEF, la Contraloría General de la República, la Dirección Nacional de Contrataciones Públicas (DNCP), y el Banco Central del Paraguay (BCP).
“Entre todos vamos a ser los encargados de la implementación que hará las compras públicas mucho más rápidas, eficientes, transparentes y baratas”, agregó.
PASOS GRADUALES
Expresó que estos son pasos graduales con los que se avanza en la dirección correcta y que permitirán que con los recursos que se dispongan tengamos más bienes.
Acerca de la creación de empleos, dijo que el Estado tiene que generar las condiciones adecuadas para que el sector privado pueda invertir. “De a poco está dando resultados todo lo que se está haciendo para demostrar al Paraguay como ese país que es previsible y tiene un esquema tributario competitivo”, puntualizó.
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Aumento de la recaudación: valoración positiva y un problema
Los importantes incrementos logrados desde el Ministerio de Economía, específicamente por la Dirección Nacional de Ingresos Tributarios ( DNIT) de más de 457 millones de dólares en estos días, resulta auspicioso, por un lado, y por el otro, también puede convertirse en un problema.
Por un lado, el aumento de la recaudación es una forma de calzar los gastos previstos en el presupuesto del mismo modo que contribuye a la reducción del déficit fiscal, hecho que impacta sobre la inflación puesto que se podrá pagar los gastos públicos con dinero genuino sin tener que apelar a la emisión monetaria.
No obstante, y por otro lado, sucede que cuando la recaudación aumenta también puede convertirse en un problema si eventualmente el ingreso de los nuevos fondos obtenidos se vuelcan a financiar las solicitudes que llegan al Congreso que terminan en reprogramaciones presupuestarias.
De manera que estamos ante un hecho en el que merece ser congratulado el Gobierno. Se está haciendo una labor eficiente en esa permanente búsqueda de conseguir recursos para el cumplimiento del plan de trabajo establecido en el Presupuesto de Gastos.
La atribución recaudatoria por parte del Estado en categoría de aumento de los ingresos sin tener que aumentar la carga impositiva, esto es, sin tener que apelar al aumento de los tributos pagados por los contribuyentes, significa que la actividad de la DNIT está mostrando eficiencia recaudatoria propia y necesaria en cualquier lugar del mundo.
Aumentar los ingresos tributarios mediante la creación de nuevos impuestos o subir los existentes en ningún modo es un camino correcto para un país que necesita crecer más allá incluso del 6 por ciento anual del producto interno bruto (PIB).
Dicho esto, también resulta que por la coyuntura propia de la política similar en todos los países ocurre que cuando aumentan los ingresos en las arcas estatales se da inmediatamente un sinnúmero de solicitudes para disponer de esos nuevos fondos ingresados.
Esto no es de extrañarnos porque como sabemos la política responde a los requerimientos de sectores que desean disponer de dinero. Lo que sí debe ser una cuestión a tomar muy en serio es que los requerimientos no se conviertan en una herramienta para disponer del nuevo dinero ingresado para actividades donde claramente no se están usando de modo transparente los recursos de los que se disponen.
Especialmente el Congreso debe mostrarse responsable por lo que el Ejecutivo va logrando como lo es este caso el aumento de nuevos ingresos; caso contrario, se estaría dando una situación donde volveríamos a estar en el mismo lugar desde donde se partió para que el déficit fiscal se vuelva a subir.
De darse esta situación, lamentable por cierto, entonces quiere decir que el esfuerzo no solo del poder administrador en manos del Ejecutivo sino de los mismos contribuyentes que pagan sus obligaciones tributarias sería un sin sentido y provocaría en poco tiempo problemas para la economía nacional.
El déficit fiscal volvería a subir para así preparar un camino peligroso por las solicitudes de más y más gastos sin correspondencia y rendición de cuentas para finalmente encontrarnos ante el indeseable escenario de crear o subir los impuestos.
Celebramos el aumento de la recaudación que lleva a cabo el Gobierno sin tener que aumentar tributos, pero también decimos que los nuevos fondos ingresados no sean comprometidos para financiar a sectores y programas, que primero deben rendir cuentas con transparencia del dinero del que ya disponen.