Si bien la actividad desestacionalizada repuntó con fuerza en agosto, según los indicadores adelantados, el informe de Itaú MacroLatam sigue proyectando una caída del 0,5% del producto interno bruto (PIB). Asimismo, revisó su pronóstico de inflación de fin de año a 8,8% (anteriormente a 9,1%), reflejando un mayor efecto al esperado en el índice de precios del consumidor (IPC) por un descuento en las tarifas eléctricas y una reducción esperada en los precios de los combustibles en octubre. “Aumentamos nuestra proyección de crecimiento del PIB para este año a -0,5%, desde -1,0% en nuestro escenario anterior. Para el 2023, mantenemos nuestro pronóstico de crecimiento del PIB de 5,0%, reflejando un efecto base luego de una severa sequía este año y a pesar de un peor panorama global”, indica el informe.
Agrega que los datos del 3T22 son mucho mejores, ya que la actividad repuntó con fuerza en agosto, según el proxy mensual del PIB, Imaep, que publica el Banco Central. El indicador se expandió a un sólido 5,5% mensual desestacionalizado (después de caer un 0,2% en julio), llevando la tasa de crecimiento anualizada trimestre a trimestre a 13,2% (desde 0,9% en el 2T22). El crecimiento mensual del PIB, excluyendo la agricultura y los servicios públicos, se expandió a un ritmo sólido (2,4 % mensual en agosto, desde -0,8 % en julio), lo que llevó la lectura trimestral, desestacionalizada y anualizada a 2,7% (desde -6,1 % en el 2T22).
En cuanto a la inflación, los precios más bajos de los alimentos y los combustibles también ejercieron una presión a la baja sobre la cifra general. El IPC X1 (excluye frutas y verduras, precios de servicios regulados y combustibles) se ubicó en 0,6% (frente al 0,9% de hace un año y la mediana de 5 años de 0,3%). Sobre una base interanual, la inflación general cayó a 9,3% en setiembre (desde 10,5% en agosto), mientras que el IPC X1 cayó a 7,7% (desde 8,0%).