Desde la Cámara Paraguaya de Procesadores y Exportadores de Cereales y Oleaginosas (Capeco) afirman que productores de todo el país se encuentran bastante optimistas con las lluvias registradas en las últimas semanas, esto debido a todo el beneficio que genera en la campaña de siembra que ya alcanzó la mayor superficie. El presidente del gremio de cereales, César Jure, contó en comunicación con la radio 920 AM que las lluvias caídas en los últimos días ayudaron al avance de la siembra que ya está en un 90% de desarrollo con buena germinación e implantación de cultivo.
Ante este panorama, explicó que los principales productores están bastante optimistas y aguardan que esta condición se mantenga hasta finales del año e inicios del 2023, a fin de seguir favoreciendo las plantaciones de esa época y apoyar la recuperación en el sector agrícola, tras la dura sequía que golpeó al país este año.
No obstante, Jure precisó que el exceso de lluvia tampoco es favorable atendiendo al cambio climático que genera, templado de día y frío de noche, lo que ocasiona que el desarrollo de las plantas sea más lento de lo habitual, pese a lo cual siguen avanzando con la campaña. Indicó que los granos y el trigo no presentan una madurez rápida debido a la excesiva humedad, lo que también afecta la calidad de los mismos.
Señaló que la cosecha anterior de trigo y de maíz abasteció al mercado encaminando al sector hacia una recuperación. Resaltó que las estimaciones son buenas para esta nueva campaña en donde se espera que la producción llegue a 10 millones de toneladas.
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Baja en la cotización de la soja afectó al ingreso de divisas
Pese a que las exportaciones de soja tuvieron un aumento en volumen con relación al primer cuatrimestre del año pasado, el ingreso de divisas por el grano se vio afectado por la baja en las cotizaciones internacionales, según informó la asesora de Comercio Exterior de la Cámara Paraguaya de Exportadores y Comercializadores de Cereales y Oleaginosas (Capeco), Sonia Tomassone.
Indicó que el precio promedio de la soja a abril del 2023 se situaba en los USD 552 por tonelada, pero en el primer cuatrimestre de este 2024 la media alcanzó los USD 390 por tonelada, unos USD 162 menos por tonelada. Agregó que otro problema que sigue percibiendo el sector es la ralentización de los envíos a causa de los problemas logísticos.
De acuerdo al comparativo, de enero a abril de este año se registraron USD 1.336 millones, mientras que durante el mismo periodo del año anterior las divisas generaron USD 1.480 millones, una caída de 9,7 % debido a la variación de 144 millones.
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Hasta abril fueron exportadas 3.423.550 millones de toneladas de soja, y al mes del año pasado se habían embarcado 2.679.957 millones de toneladas, lo cual arrojó un incremento de 743.993 toneladas. La asesora indicó que los envíos de los derivados de la soja (aceite y pellets) aumentaron tanto en volumen como en valor, traduciéndose esto en una mayor industrialización.
Se enviaron al exterior 190.091 toneladas de aceite, unas 63.730 toneladas más, teniendo en cuenta que en el 2023 se dio la salida de 126.861 toneladas. Los pellets fueron embarcados en 645.334 toneladas versus las 401.534 toneladas del primer cuatrimestre del año anterior.
En cuanto a los destinos del complejo soja, Argentina se posicionó como el principal comprador, absorbiendo el 78 % del total exportado. Brasil le siguió con el 11 %, Rusia con el 1 % y en menor volumen Perú, Estados Unidos, Chile y Corea del Sur.
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Brasil: inundaciones podrían empeorar con nuevas lluvias
Una nueva ráfaga de lluvias torrenciales cayó ayer sábado sobre el sur de Brasil, en donde inundaciones históricas ya dejan más de 130 muertos, lo que complicaba las labores de emergencia y sembraba temores de nuevos desastres.
“Muchas personas ven la lluvia y están traumatizadas. Notamos el susto de la gente. Sabemos que cuando llueve el agua termina aumentando aún más”, dijo a la AFP Enio Posti, bombero de Porto Alegre, capital del estado Río Grande do Sul, en gran parte todavía inundada. Las crecidas de ríos provocadas por los volúmenes históricos de agua que cayeron desde finales de abril en este estado agrícola dejan un saldo total de 136 fallecidos, 806 heridos y 125 desaparecidos, según Defensa Civil.
Más de dos millones de personas han sido afectadas por la catástrofe, que expertos de la ONU y el gobierno brasileño vinculan al cambio climático y al fenómeno de El Niño. De acuerdo con el último balance de Defensa Civil, más de 537.000 personas fueron desalojadas de sus casas y otras 81.000 están en refugios. Además, unas 92.000 viviendas resultaron dañadas o destruidas, según la Confederación Brasileña de Municipios.
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Las autoridades están en alerta desde que las lluvias volvieron con fuerza el viernes a Porto Alegre y a otras áreas ya afectadas del estado, y multiplican los mensajes a la población de no regresar a los lugares en riesgo. “Yo estaba empapado. Ellos me recibieron bien y me dieron ropa. Ahora estoy bien”, dijo a la AFP Everton Machado, un habitante de 36 años, tras ser rescatado por un bote mientras iba en búsqueda de sus padres.
Ayuda y donaciones
En las anegadas calles del barrio de Sao Joao, muchos voluntarios y bomberos seguían trabajando bajo la copiosa lluvia, observaron periodistas de la AFP. Equipados con motos de agua o botes inflables, llevaban la ayuda a los afectados. También recibían mascotas que sus dueños no pueden cuidar.
“Las mascotas son calmadas y hay cuidado médico si necesitan... o (ayuda) para ser llevados a un refugio”, señaló Carolina de Souza, una voluntaria de 19 años. “Hay mucha gente aquí para traerlos y hay muchos veterinarios ayudando”, añadió. Militares y otros efectivos de seguridad también hacían parte de los esfuerzos.
Casi dos toneladas de alimentos y enseres han sido distribuidos por el gobierno federal, en lo que el presidente Luiz Inácio Lula da Silva elogió como “el mayor movimiento de donaciones nunca antes registrada en la historia” de Brasil, según escribió en la red social X. El flujo de embarcaciones hacia las zonas afectadas, donde muchos pobladores permanecen en sus casas por miedo a saqueos, sin embargo se ha reducido.
A pesar de las nuevas lluvias, los habitantes de Porto Alegre intentan recuperar cierta normalidad. Algunos comercios y restaurantes abren. Por toda la ciudad camiones de succión drenan el agua enlodada que invadió los edificios. Pero el suministro de agua limpia sigue interrumpido en la capital estatal. Camiones cisterna cruzan permanentemente por doquier aprovisionando albergues, hoteles y otros edificios.
Reconstrucción
El gobierno de Brasil prometió el jueves desbloquear unos 10.000 millones de dólares para la reconstrucción de Rio Grande do Sul, que atraviesa la peor catástrofe climática de su historia. En una declaración emitida este sábado, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, se dijo “entristecido” por la “devastación” en el país sudamericano y anunció que Washington “está trabajando para proporcionar la ayuda necesaria al pueblo brasileño” en coordinación con las autoridades locales.
La región espera “aguaceros y tormentas aisladas” que se extenderán hasta inicio de la semana próxima, según el Instituto Nacional de Meteorología, que alertó de riesgos de “inundaciones y descargas eléctricas”. Varios ríos seguían desbordados aunque sus caudales están disminuyendo, informó la gobernación.
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El Guaíba, una extensión de agua que baña Porto Alegre, alcanzó 4,57 metros en la tarde de este sábado, su nivel más bajo desde el 3 de mayo. Los primeros desbordamientos ocurren a partir de 3 metros. Pero con previsiones de que las lluvias más fuertes deberán ocurrir entre domingo y lunes, el gobierno estatal advirtió sobre el riesgo de nuevas elevaciones de las aguas y deslizamientos de tierra.
“Todavía estamos viviendo una situación de emergencia”, dijo en un video en Instagram el gobernador de Río Grande do Sul, Eduardo Leite. Inundaciones históricas, récord de incendios forestales, olas de calor sin precedentes, sequías: los eventos extremos se han multiplicado en los últimos meses en Brasil, un país de tamaño continental extendido por casi toda América del Sur.
Fuente: AFP
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Pronostican domingo fresco y con lluvias
Una jornada cálida a fresca, incluso calurosa para la tarde, con cielo mayormente nublado, vientos del sur y lluvias dispersas pronostica la Dirección de Meteorología e Hidrología (DMH) para este domingo en Asunción y gran parte del país. La temperatura máxima estimada es de 22 °C. En el Sur el ambiente se presenta fresco con una mínima de 17 °C.
El informe meteorológico indica que hoy los vientos serían predominantes del sector sur y con probabilidad de que se desarrollen lluvias dispersas sobre el centro, sur y este de la región Oriental, así como también al oeste de la región Occidental. Así también los vientos del sur generarían un descenso de la temperatura desde esta noche.
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Esta condición se mantendrá en los próximos días, según el pronóstico extendido de Meteorología. Para mañana lunes, se espera un día fresco, con cielo mayormente nublado, vientos moderados del sur y lluvias. La mínima prevista es de 14 ºC y la extrema de 17º.
Para los días feriados por las fiestas patrias, 14 y 15 de mayo se esperan jornadas frescas, con cielo mayormente nublado y vientos del sector sur. La mínima pronosticada para el martes es de 13 ºC y la máxima de 17 ºC, en tanto que el miércoles Día de la Madre la condición será igual al martes, pero con una mínima de solo 12 ºC y la máxima de 18 ºC. Ya a partir del jueves empezaría un leve aumento de la temperatura.
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“Solo quiero ver mi casa”: víctimas no hallan respiro en la tragedia en Brasil
El motor de “Gulu”, la lancha de Ricardo Frediani, ruge surcando las aguas del río Guaiba, que inundó la ciudad brasileña de Porto Alegre. Corre hacia la devastada Eldorado do Sul. Volverán las lluvias y el tiempo apremia para salvar lo que aún sea posible. Mientras tanto, en el barrio Medianeira, en la misma localidad, Katiane Mello espera que alguna embarcación la lleve hasta la casa que fue su hogar.
Salió de allí hace una semana cuando las torrenciales lluvias que se abatieron sobre el estado de Rio Grande do Sul desbordaron el río y llegaron hasta el segundo piso en el que vivía junto a su esposo James Vargas y su hija Natalia, de 5 años. Las aguas amarronadas del Guaíba registran un incesante ir y venir de embarcaciones que trasladan comestibles para quienes se niegan a dejar sus hogares a pesar del peligro. Una lancha policial vigila la entrada del barrio sumergido.
“¡El agua está bajando muchísimo!”, exclama Ricardo, mientras le pide a su hijo Guilherme, estudiante de odontología de 26 años, que le ayude a estabilizar la lancha con un remo. La bajante causa una fuerte corriente porque las aguas buscan una salida por las calles anegadas.
Hacia la popa, se recorta la silueta moderna de Porto Alegre, una ciudad de 1,4 millones de habitantes enlutada por una tragedia que ya se cobró más de un centenar de vidas. Hacia la proa, la imagen es dramática: casas cubiertas, autos destruidos; comercios inundados; carteles con nombres de calles que se pueden tocar con la mano.
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Lo quiso el destino
Las cabezas de los tripulantes pasan a menos de un metro de los cables de energía eléctrica, desconectados. Algunas personas observan desde los tejados. Son quienes no quisieron salir “por miedo a saqueos”, explica a la AFP Frediani, un vendedor de lubricantes de 62 años que se toca el corazón cuando se le pregunta por qué se lanza hacia las aguas hediondas arriesgando su propia vida.
Ahora “Gulu” avanza lento, esquivando columnas de alumbrado inclinadas y techos de vehículos semicubiertos. La resistencia del agua obliga a forzar el motor. “Ayer no tenía esta fuerza” la corriente, dice Frediani. A unos 400 metros puede verse movimiento. ¿Serán vecinos o la policía? Los rescatistas afirman que hubo muchos saqueos y la zona se volvió peligrosa. La presencia de efectivos de seguridad fuertemente armados es ostensible.
Katiane está en ese grupo al final de la calle, con la esperanza de poder acercarse hasta su hogar. “Gulu” llega a destino y Katiane pregunta si es posible caminar por el agua. “Perdimos nuestra fuente de sustento, nuestra tienda. Y la casa...”. Su voz se corta. El agua la arrastraría. Frediani y su hijo le ofrecen subir para ir a su casa o a lo que haya quedado de ella. “No sabemos cómo está... ¡Miren la altura del agua!”, exclama la mujer.
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Solidaridad en la tragedia
Katiane no puede contener las lágrimas. El paisaje es de destrucción total. Era su barrio, su vida y la de su familia. A pocos metros, se yergue la vivienda. “Ahí está ¿Me habrán robado?”. Frediani y su hijo observan la escena en silencio. Katiane contiene el aliento. Alguien la sostiene hasta que ocurre lo que para esta mujer es un milagro...
“¡Está todo intacto!”. James consiguió llegar antes. La falta de señal de celular le impidió contarle las buenas nuevas. Ella se lanza hacia el agua, sube por la escalera y en el camino junta mecánicamente ropa tirada, húmeda, irrecuperable. Las pertenencias de la familia, los juguetes de su hija: todo está allí. Creyó haber perdido lo que con tanto sacrificio construyeron. Se funde en un abrazo con su marido.
En las paredes hay fotos de la pequeña Natalia, de ellos cuando eran jóvenes, de sus padres, hoy viejos y enfermos. Un cartel de madera reza “Amor eterno. Familia”. Frediani y su hijo Guilherme sonríen desde el agua, abrazados a “Gulu”.
Fuente: AFP.