Hoy se cumplen cua­tro años del total de cinco del período de gobierno de Mario Abdo Bení­tez, un mandato que navega por aguas turbulentas en lo político, social y econó­mico. No se desconoce que el Gobierno tuvo los peores años de la historia, principalmente en materia económica, donde varios shocks, tanto internos como externos, golpearon por todos los lados, un problema que se volvería mundial con el ingreso de una pandemia que sigue vigente. Entre las deudas pendientes se des­taca el aumento de la pobreza extrema de miles de familias. Incluso la Cepal pronostica que el porcentaje de cantidad de indigentes crecerá 14,5%.

Analizando con algunos de los principales sectores eco­nómicos del país, dieron a conocer lo bueno y lo malo que se aplicaron en medio de estos problemas, además de las debilidades que todavía siguen vigentes y de los desa­fíos con miras al 2023. La eco­nomía paraguaya ingresó en el 2019 a una “tormenta per­fecta”, pero nadie sabía lo que deparaba el inicio del 2020, que apenas al tercer mes empezó a complicarse con un encierro profundo a raíz del inicio de la pandemia.

Iván Dumot, presidente del Centro de Importadores del Paraguay (CIP), opinó sobre los 4 años de gestión de Mario Abdo dividiendo el período en 2 etapas. La primera marcada por el covid y la segunda por el endeudamiento del país, producto de créditos para paliar las consecuencias de la pandemia. “Es muy difí­cil extraerle del ambiente macroeconómico mundial que le tocó sortear a este gobierno por la pandemia, sumada a dificultades propias del país como el clima, entre otros. Dentro de eso, haciendo un análisis de cómo afrontar eso, hay dos etapas para este gobierno”, dijo.

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En la primera etapa, que tiene que ver con el inicio de la pan­demia, se tomaron medidas acertadas, más allá de que hubo dificultades sanitarias, como que las vacunas no lle­garon a tiempo. “Si nos remi­timos solamente a las medidas económicas, creo que se toma­ron medidas acertadas bus­cando de alguna manera faci­litar a los actores económicos, como la reducción de impues­tos, generación de créditos o microcréditos, ayudas o sub­sidios en el mercado, medi­das contracíclicas como obras públicas, entre otros. Hicieron las medidas indicadas para afrontar la crisis”, acotó.

En una segunda etapa, las cosas no vienen para nada bien, donde el gasto público no se redujo en el momento correcto y ahora se están pagando las consecuencias de que tenemos muchos pro­gramas financiados por cré­ditos. Así, la deuda pública es alta y el gasto público está comiendo la “cola”, que signi­fica seguir sacando créditos para dinamizar la economía. “Nos complica la inyección de dinero real a la economía porque ya no hay disponi­bilidad para obras públicas, que hoy están paradas por la deuda a las constructoras”, dijo, indicando que en lo que resta de gobierno, la econo­mía sigue muy resentida. “En esta segunda parte está muy carente de medidas que ayuden a incentivar la econo­mía”, agregó.

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