Los pronósticos de cre­cimientos son corre­gidos a la baja en lo que va de este 2022, a raíz de varios factores externos. Paraguay iba a ser una de las economías con mejor resul­tado al cierre de este año, como efecto rebote de lo que fue el 2021, pero el panorama cambió.

Hoy, Paraguay junto con Brasil serán las economías que menos crecerán en América Latina, según las nuevas estimaciones de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal). La región de Amé­rica Latina y el Caribe des­acelerará su ritmo de cre­cimiento en el 2022 a 2,1%, luego de crecer 6,2% prome­dio el año pasado, según las nuevas proyecciones.

Paraguay pasó de ser la eco­nomía que más crecería este año, previsto en enero pasado, a ser el segundo que menos crecerá, ya que Bra­sil ostenta el último lugar. La corrección que realizó el organismo de Naciones Uni­das fue de 3,1 puntos porcen­tuales, ya que pasó de 3,8% a 0,7% de variación para el PIB local.

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Recientemente el BCP corri­gió también la estimación oficial de 3,7% a 0,2%, que­dando todavía en escenario positivo al tener en cuenta que hay consultoras priva­das que estiman incluso una retracción de hasta 1,7%.

Brasil apenas crecería 0,4%, por lo que el vecino país prác­ticamente se estancará este año, al tener en cuenta que la región crecerá 2,1%. Vene­zuela será la economía con mayor crecimiento este año (5%), seguida a la de Colom­bia (4,8%), Uruguay (3,9%) y Bolivia (3,5%), respectiva­mente.

DESACELERACIÓN

En cuanto a la desaceleración general, Cepal explica que esto sucede en un contexto de importantes asimetrías entre los países desarrollados, emer­gentes y en desarrollo sobre la capacidad de implemen­tar políticas fiscales, sociales, monetarias, de salud y vacu­nación para una recuperación sostenible de la crisis desatada por la pandemia.

La región enfrenta un 2022 muy complejo: persisten­cia e incertidumbre sobre la evolución de la pandemia, fuerte desaceleración del crecimiento, se mantienen la baja inversión, productivi­dad y lenta recuperación del empleo, persistencia de los efectos sociales provocados por la crisis, menor espacio fiscal, aumentos en las pre­siones inflacionarias y des­equilibrios financieros.

“La desaceleración esperada en la región en el 2022 junto a los problemas estructurales de baja inversión y produc­tividad, pobreza y desigual­dad requieren que reforzar el crecimiento sea un ele­mento central de las políti­cas, al tiempo que se atienden las presiones inflacionarias y riesgos macrofinancieros”, dijo en una conferencia de prensa virtual la secretaria ejecutiva del organismo de las Naciones Unidas, Alicia Bárcena.

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