Que medios interna­cionales se hagan eco de las venta­jas competitivas de que las empresas o inversionistas se instalen en Paraguay no es algo nuevo y uno de los rubros más apostados fue el agrope­cuario, así como el potencial hídrico. Ayer, el diario argen­tino Clarín dedicó un amplio espacio a los pormenores de producir en el campo para­guayo.

Si bien destaca la decisión de los inversores argentinos de optar por Paraguay, así como en otro momento lo hicieron también en Uruguay, el artí­culo detalla ciertas complica­ciones para producir en el país, pero que a la vez son compen­sadas por la estabilidad y las grandes ventajas impositivas.

La autora titula al material “Las inversiones argentinas ya hablan guaraní y están revolu­cionando el campo paraguayo”, debido a los altos costos ope­rativos de Argentina y habla incluso de que las apuestas cha­rrúas están “transformando” al sector agropecuario local.

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PROS Y CONTRAS

En cuanto a las complicacio­nes que recopila el artículo conforme a experiencias de los inversionistas argentinos, revela que las condiciones para producir son distintas, pues los suelos lateríticos o propios de una región cálida con abun­dancia de hierro requieren altas dosis de fertilizantes y hasta la utilización de cal agrí­cola. Detalla a la vez la falta de infraestructura en caminos y que solo la Transchaco o ruta PY09 es la que atraviesa el país de punta a punta, por lo que el traslado del ganado o la cose­cha suele ser un inconveniente, en especial al tratarse de una región subtropical. Habla tam­bién de menores rendimientos en casi todos los cultivos con relación a Argentina, así como la carga de hacienda por hectá­rea más baja, que sin embargo está cambiando con la expan­sión de los feed lots o corrales de engorde de ganado en tama­ños más reducidos.

Por el lado de los beneficios de haberse instalado en Para­guay, Clarín destaca que las “muy significativas” ventajas impositivas disimulan las tra­bas productivas mencionadas, pues los inversores prevalecen que no haya retenciones y que los impuestos a la propiedad rural equivalen a US$ 240 al año por hectárea.

Con relación al impuesto a las ganancias, se calcula un 30%, del cual se paga en pro­medio 10% por las deduccio­nes y el incentivo a la rein­versión de utilidades. En tanto que el precio de la tie­rra por hectárea varía entre US$ 600 y US$ 1.000 para la ganadería con baja carga animal, mientras que en las mejores regiones agrícolas llega a US$ 9.000 y hasta US$ 12.000. Un dato par­ticular subrayado es que la conexión a internet es con­siderada muy buena por los inversores, pues no tienen falla incluso en las zonas remotas, remarca el artículo.

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