En la entrega especial del Día de Empren­dedores LN acerca­mos la experiencia de cómo una familia entera se dedica a elaborar tortas artísticas y exclusivas como actividad principal. Se trata de la tienda online denominada Caseritas Coffee Break, un emprendi­miento familiar impulsado por Fátima Vera, quien había dejado su empleo hace tres años, y entre todos los miem­bros de su familia con sus res­pectivas funciones, trabajan en la producción culinaria en el domicilio mismo, en Loma Pytã, de Asunción. Su cuenta en Instagram es caseritas_coffee_break.

Esta iniciativa se da tras dejar un buen trabajo para empren­der en el negocio familiar junto con su esposo, quien es chef y el artífice de paste­les artísticos, acompañados por integrantes de las fami­lias de ambos. “Iniciamos esta travesía con una idea y un sueño, tres años atrás. Habíamos tomado la deci­sión de emprender, mi esposo Waldo y yo. Él con sus habi­lidades en la cocina y yo con mis conocimientos de mar­keting y ventas, ambos guia­dos por Dios, creamos Case­ritas Coffee Break”, expresó la emprendedora.

Caseritas Coffee Break se dedica a la elaboración de tortas artísticas y tradicionales.FOTO:GENTILEZA

Fátima comentó que el emprendimiento fue cre­ciendo poco a poco, hasta el punto que ya no podían con tantos pedidos, por lo que se sumaron al equipo los cono­cimientos de nutrición y las habilidades de decorar las más bellas tortas de su hermana, Nadia. Luego, las recetas más sabrosas de bocaditos salados son aporte de su suegra Mari, y así se fueron sumando pro­veedores y amigos, mencionó la emprendedora, al tiempo de destacar que sin la ayuda de ellos no hubiera sido posi­ble sostener este emprendi­miento.

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Actualmente cuentan con una variedad de opciones, con pro­ductos de elaboración propia que van desde las tortas temá­ticas exclusivas para cumplea­ños, canastas de desayuno o merienda, bocaditos dulces y salados, postres, pizzas, a más de la línea de productos salu­dables. Además de elaborar los productos, realizan también servicios de té y baby shower a domicilio. Es así que el negocio fue encarado para acompañar a las familias en sus festejos, personalizando los detalles que lo hacen únicos e irrepe­tibles. Tal es así, que llegaron a preparar temáticas que se vol­vieron tendencia, mezclando colores, texturas y sabores, buscando siempre entregar a cada cliente mucho más de lo que esperaba, agregó Fátima.

En cuanto a los precios de los productos cuentan con tor­tas artísticas de 1,5 kg que van desde G. 175.000, las tradi­cionales a partir de G. 65.000, canastas de desayuno desde G. 150.000, box de dulces y sala­dos desde G. 85.000, los boca­ditos estándar salados por 100 unidades a G. 150.000, mien­tras que la línea gourmet de bocaditos por 100 unidades a G. 350.000. Así también, cuen­tan con la opción de bocaditos dulces por 50 unidades desde G. 120.000, pizzas desde G. 25.000. La especialidad de la casa son las tortuguitas por 6 unidades a G. 70.000, y los ser­vicios de mesa de dulces desde G. 500.000, y de baby shower desde G. 65.000.

Ante la consulta de las dificul­tades para emprender y lograr lo que son actualmente, dijo: “Mi respuesta es sí, y más aún, sin un capital inicial. Siem­pre dije que contaría nuestra experiencia de hacer crecer un negocio sin dinero, y aquí les va. En principio vendíamos pizzas, tartas y tortas peque­ñas, cuando eso vivíamos en Capiatá, allí se gestó la idea porque había renunciado a un trabajo por motivos persona­les, y en lugar de buscar otro, decidimos intentar crear algo nuestro”, agregó.

La emprendedora confesó que se plantearon metas muy altas y casi nada de recursos, por lo que trabajaron de día y de noche para lograrlo. Se lle­garon a pagar un curso muy bueno para perfeccionar las técnicas en pastelería, y así comenzaron a despegar. Fue ahí que sintieron la necesidad de mudarse por una cuestión de estrategia, pues en su mayo­ría los clientes son de Asunción y alrededores, pero tuvieron que comenzar desde cero para hacerse conocer en la zona, buscar proveedores y todo lo que implica.

Ese cambio les hizo “temblar nuevamente las rodillas”, pues las ventas bajaron, pero aun así seguían acrecentando la fe, a pesar de pasar por meses de mucha angustia en los que apenas tenían para sobrevi­vir, se sinceró. “Luego de todo eso, nuestra situación mejoró increíblemente con la pande­mia, como ya teníamos ins­talado el servicio de delivery y las ventas online, eso nos ayudó bastante para capita­lizarnos y así poder comprar en su mayoría, herramientas de trabajo e insumos, y a partir de aquel momento sostuvimos el negocio hasta hoy así hasta hoy”, añadió Fátima.

La emprendedora no quiso ocultar que el contexto actual afecta de alguna forma, con los cambios de comportamiento del consumidor en el rubro ali­menticio, que llegan a optar por productos sustitutos o más económicos. “Lo que fue hace un año no garantiza que se repita, por eso principal­mente debemos de innovar y exprimir al máximo nuestra creatividad para hacer frente a lo que sea que se viene”, subrayó.

Lo bueno para Caseritas Coffee Break es que supieron aprovechar la pandemia, que para ellos fue una oportuni­dad de crecer y hacerse cono­cer. “El hecho que fuimos un nexo entre esa persona espe­cial, en cuyo cumpleaños no pudieron estar, hizo que muchos nos buscaran para hacer llegar regalos de amor y aliento a sus seres queridos”, destacó. Tal fue el avance que en el 2020 estuvieron a punto de jugarse por un local de ven­tas al público, pero los detuvo la incertidumbre económica, más aun conociendo la triste realidad de muchos locales del mismo rubro que cerraron. A pesar de ello, el emprendi­miento cuenta con muchos clientes que son fijos y otros que contactan por recomen­dación.

Es así que a futuro tienen pen­sado hacer realidad ese sueño, el de contar con un local donde podrán ver y no solo hablar por teléfono o redes con sus clientes, que en muchos casos se han vuelto hasta ami­gos, indicó, animada. Esto teniendo en cuenta también que trabajar en el rubro de alimentos es muy rentable, ya que no se pierde y siempre queda algo para el consumo familiar, que al contar con tan­tas opciones las ventas se dan por temporadas, y la empren­dedora destacó que siempre venden.

CONSOLIDÓ LA IDEA

Fátima (38) es licenciada en marketing, egresada de la Uni­versidad Columbia, y también en Historia por la Universidad Nacional de Asunción (UNA). Trabajó muchos años en Mar­keting y Comercialización para una conocida empresa, y renunció luego de casi 9 años, se inclinó hacia el MKT con énfasis en RSE, y allí tuvo el privilegio de trabajar con per­sonas maravillosa que lucha­ban por causas sociales.

Dos años después fue que tomó la decisión de salir para emprender en lo que hoy es Caseritas Coffee Break, un sueño que paso a paso fue cre­ciendo y consolidándose con mucho esfuerzo y dedica­ción. Ella atiende a los clien­tes, maneja las redes socia­les del negocio, el empaque y la presentación, también es la que hace las fotos con el celu­lar para luego subirlas, la que muchas veces hace de delivery a más de busca innovar todos los días, y que desea a futuro poder emplear a muchas personas, reseñó. Animó a todos los que son emprendedores y a los que deseen serlo, a primeramente soñar, a abrazar ese sueño, a intentar llevarlo a cabo, a per­sistir con todas sus fuerzas y a resistir en tiempos difíciles, que todo lo que se hace con amor deja de ser un trabajo y se con­vierte en una pasión. Fátima concluyó la entrevista con una cita bíblica de Colosenses 3:23: “Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres”.

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