Corrientes, limítrofe con Bra­sil y Paraguay, fue declarada bajo catástrofe ambiental. Provincias vecinas enviaron recursos y el gobierno federal, ayuda extraordinaria. El Ins­tituto de Tecnología Agrope­cuaria informó que en apenas dos meses ardieron 785.000 hectáreas.

Coninagro, entidad que agrupa a cooperativas agropecuarias, estimó que el sector arrocero en Corrientes perdió US$ 44 millones; el yerbatero US$ 4,12 millones; y US$ 78 millo­nes, el ganadero. Atizados por dos años de sequía inédita, los incendios han destruido cam­pos ganaderos, arrozales, yer­batales y pinares.

También calcinaron bosques nativos y pastizales del Iberá, un humedal de 1,3 millones de hectáreas de una gran biodi­versidad que alberga especies amenazadas como el venado de las pampas y en reintro­ducción como el yaguareté y los guacamayos rojos.

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En el paraje Uguay todo es angustia. Sus casi 60 familias temen que les alcance el fuego que asola Esteros del Iberá, en Corrientes, provincia del noreste de Argentina, donde desde diciembre los incen­dios han devorado el 9% del territorio, causando daños ambientales y productivos incalculables.

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