Un estudio realizado por el Instituto de Biotecnología Agrí­cola (Inbio) expuso las venta­jas que ofrece el maíz trans­génico dentro de su uso en la agricultura del país. El maíz transgénico exigió menos cui­dados y tuvo una mayor pro­ducción por hectárea a dife­rencia del maíz tradicional. La diferencia también se evi­dencia en el costo de inversión, en el que el maíz convencional demandó mayores gastos en el uso de fitosanitarios.

El tiempo de cuidado que demanda el maíz transgé­nico se reduce bastante, ya que al estar genéticamente modificado pasa por procesos de años hasta su perfeccio­namiento buscando hacerlo más resistente contra fac­tores climáticos y plagas. El maíz transgénico pasa por grandes controles de calidad y bioseguridad antes de que su uso sea aprobado. El maíz genéticamente modificado atraviesa por distintos filtros de evaluación para que sea considerado de uso comesti­ble al igual que el maíz común.

En comunicación exclu­siva con el diario La Nación, la ingeniera María Luisa Ramírez desmitificó los falsos rumores que giran entorno a los transgénicos, resaltando que poseen grandes venta­jas para la producción tanto para campesinos como para grandes productores. “En la naturaleza misma existen los transgénicos, intercam­bios de bacterias y cadenas de ADN. Lo que hoy se realiza se aprendió de los orígenes natu­rales. Los cultivos transgéni­cos incluso demandan menor uso de agroquímicos y se tra­ducen a mayor rentabilidad y seguridad alimentaria”, comentó la especialista.

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