El Día del Ahorro se conmemora cada 31 de octubre, fecha estipulada desde 1924, cuando en la ciudad italiana de Milán se desarrolló el primer congreso internacional sobre el tema. El ahorro es una disciplina fundamental que debe ser arraigada como sociedad en la búsqueda de una planificación financiera que permite a futuro poder trazarse objetivos; cumplir con metas y estar preparados ante cualquier situación que exija cubrir necesidades económicas.
Juan Peralta, contador público y analista pleno de la banca de consumo, expresó la importancia de la cultura ahorrativa. Resaltó que el enfoque que debe darse al ahorro debe ser a plazo futuro sin enfocarse en la inmediatez. El ahorro es una base fundamental buscando trazar metas personales para cumplirlas a largo plazo.
Actualmente, el total de depósitos de ahorros existentes en el país cuantifica la suma de US$ 21.252 millones. Estos se dividen en: 86,5% correspondiente al sistema bancario, traducido a US$ 18.385 millones; las cooperativas cuentan con el 9,7%, sumando US$ 2.066 millones, y las financieras con una participación de 3,8%, abarcando la suma de US$ 801 millones.
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La cadena de la carne y su peso en la economía social del país
- Por Ing. Agr. Diego Heisecke
- Presidente Consorcio de Ganaderos para Experimentación Agropecuaria
- Por Lic. Hugo Jiménez de Recalde
- Asesor Consorcio de Ganaderos para Experimentación Agropecuaria
Nos hemos acostumbrado a tener una perspectiva “vertical o rubrista” de la agroproducción e incluso las políticas públicas han sido diseñadas entorno a ese concepto. Así conocimos el “plan del trigo”, “plan algodonero”, “programa lácteo”, etc.
Sin embargo, de la finca a la mesa o del tambo al vaso, interactúan otros múltiples actores y en los tres niveles de la economía (primario - secundario - terciario), por lo cual, es necesaria la mirada HORIZONTAL bajo el concepto de CADENA PRODUCTIVA.
Datos del Banco Central del Paraguay (BCP) refieren una participación de la ganadería en el producto interno bruto (PIB) del Paraguay, entorno a un 2,2 %. Sin embargo, la cadena de la carne no está representada por este número, ya que deja de lado sectores que también participan en la cadena de la carne bovina, como por ejemplo es el sector transporte del ganado, que realiza anualmente más de 75 mil viajes de las unidades de producción a las industrias frigoríficas.
En consecuencia, la cadena ganadera participa en la generación de valor a través de los distintos sectores, incluso antes de la producción ganadera, para la provisión de insumos productivos, los servicios logísticos que ya mencionamos, el sector financiero, el comercio exterior (fletes carreteros, aéreos, fluviales, etc.) y el interior, que implica movimiento en carnicerías, supermercados, etc. En todas estas operaciones se pagan impuestos, tasas, aranceles y gravámenes aduaneros, conforme apreciamos en la gráfica.
Los medios se hacen eco permanentemente de los avances y progresos en el posicionamiento de la carne paraguaya en los mercados de consumo global y la valoración positiva del producto pero, sin embargo, desde la tranquera para adentro, es decir, la finca o unidad productiva, desde hace un poco más de una década no pasa bien, debido a la caída en los precios recibidos por la ventas de animales a los frigoríficos.
AHORA BIEN, ¿QUIÉN O QUIÉNES SOPORTAN EL MAYOR PESO EN CUANTO A INVERSIONES NETAS Y GENERACIÓN DE EMPLEOS DENTRO DE ESTA CADENA?
La gráfica expuesta a continuación habla por sí sola.
Sin embargo, en términos comparativos entre los años 2011 y 2024, mientras el valor FOB de exportación de carne subió 21 %, el precio pagado al productor bajó 17 %.
Si estas condiciones persisten, uno pudiera concluir que la actividad productiva bovina presenta flujos financieros negativos, lo cual obliga al productor a una mayor faena para equiparar ingresos vs. gastos, ocasionando una disminución del hato ganadero y configurando así una actividad financieramente riesgosa.
La ganadería ha sido reconocida históricamente como una actividad vinculada al ámbito rural y la vida misma del pequeño productor, que ve en sus animales un escape financiero ante adversidades familiares de salud, malas cosechas, climas adversos, etc, por cuanto la venta de una o más cabezas puede significar un desahogo momentáneo. Las consecuencias en la persistencia de estas condiciones desfavorables de precios será más impactante en este segmento que en los medianos y grandes productores, por cuanto estos podrían migrar a otras actividades como la agricultura, la reforestación, etc.
Este es un país eminentemente AGROPECUARIO, donde los ingresos de divisas provienen en sus ¾ partes del campo, conforme apreciamos en la imagen siguiente.
Por todo esto, ha llegado la hora de construir consensos amplios entre todos los actores de la cadena, entendiendo que si al eslabón más INFLUYENTE en el antes y el después de la producción le va mal, eso se transmitirá a lo largo de la cadena.
Hoy, el sector productivo pecuario bovino está en un escenario de pérdida real en términos económicos, con una deuda bancaria significativa, con acceso restringido a los mejores mercados y el alto y decisorio peso del eslabón industrial que no solamente define los precios, sino además condiciona los niveles de faena, llegando incluso a reducir esta actividad a menos de la mitad de las capacidades instaladas.
El acceso a la información segura, oportuna y confiable para transparentar los procesos a lo largo de la cadena, desde la producción.
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La nueva tarifa de Itaipú es un logro que debe asegurar grandes beneficios al país
Mediante el acuerdo logrado con Brasil para fijar la nueva tarifa de energía de Itaipú, que ya no tendrá que cederle a valor risible, se estima que Paraguay podrá recibir alrededor de 1.250 millones de dólares anuales por la venta de su energía a diversos clientes. La noticia fue celebrada por todos porque constituirá un espaldarazo financiero inédito para lo que se pudiera hacer en el país. Hasta los negacionistas, que lo ven todo negro, se pusieron contentos por esa gran novedad y son también capaces de soñar.
La euforia es legítima y hay que celebrarla como un gran triunfo del Gobierno nacional, que ha sabido realizar las negociaciones por varios meses para tratar de obtener la mayor ventaja posible para nuestro país. No hay que olvidar que Brasil quería una cotización muy baja, que fuera menor a los 16,71 dólares el kW/mes que regía hasta la vigencia del nuevo acuerdo, y Paraguay pretendía que estuviera por encima de los 20 dólares. Por lo tanto, los 19,28 dólares el kW/mes que se fijó como nueva tarifa puede considerarse un logro importante, dado que la intención paraguaya es capitalizarse mediante los mayores ingresos que provengan de la binacional.
Un detalle importante es que, como ahora Paraguay ya no está obligado a cederle a Brasil la energía de Itaipú que le pertenece y que no utiliza, la podrá vender en el mercado a los precios que rigen en el mismo. Anteriormente, nuestro país tenía la exigencia de darle su energía a un valor muy bajo, que no significaba mayor utilidad. Eso terminó y llegó la hora de nuevas oportunidades para el país.
Los 1.250 millones de dólares que se prevé que ingresarán, no llegarán de inmediato porque comienza la tarea de buscar compradores y de hacer negociaciones para la mejor colocación posible del producto. Eso llevará su tiempo y el esfuerzo de conseguir las propuestas que sean más convenientes para los intereses nacionales. Por consiguiente, no se podrán hacer de entrada las inversiones que se pretenden, ya que el nuevo proceso tiene sus tiempos.
El Gobierno nacional ha aclarado que el dinero que ingrese al país por la venta de la energía paraguaya de Itaipú no se utilizará para gastos corrientes, como aumentos de salarios y otras erogaciones improductivas. Se harán inversiones importantes para la vida del país y su gente.
El presidente Santiago Peña señaló que con los fondos que se obtendrán con la nueva tarifa de Itaipú se construirán nuevos hospitales de referencia en varias localidades del país, ya que existe un gran déficit en los servicios de salud públicos. Habló incluso de hacer siete nuevos centros hospitalarios. Reconoció que existe un déficit tremendo en la materia y que ahora se van a acelerar los planes que ya se tenían anteriormente. Incluso existe la idea de construir un nuevo hospital en Asunción, ya que al trasladarse el nosocomio de la Facultad de Medicina a San Lorenzo, la capital no tiene una institución hospitalaria de gran nivel para los que habitan la ciudad.
El ministro de Economía y Finanzas, Carlos Fernández Valdovinos, enfatizó que los recursos de Itaipú no se utilizarán para aumentos de salarios del sector público. Resaltó que sería pésima una decisión de ese tipo. “Nosotros no estamos apoyando ningún tipo de incremento salarial”, aclaró, y agregó que de nada serviría conseguir esos recursos y luego no gastarlos de manera eficiente y transparente.
La necesidad de destinar los nuevos fondos para solucionar los principales problemas del país implica que, aparte de los gastos en salud y educación que se tienen previstos, se deberá invertir para potenciar el servicio eléctrico del país con el fortalecimiento de la Ande. El ente requiere muchas inversiones, sobre todo para mejorar la transmisión de la energía de manera segura y sin castigar a los consumidores como ocurre hasta ahora por el déficit que tiene. La población nacional no puede seguir sufriendo la falta de servicio que provoca molestias y grandes perjuicios económicos.
Los beneficios que significan la nueva tarifa de Itaipú solo podrán concretarse mediante el trabajo adecuado de los organismos que los administren. Para ello se requiere, aparte de la preparación técnica, una importante cuota de amor a la patria y su gente.
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“Hay poco entendimiento sobre la importancia de la cultura para construir tejido social e identidad propia”
En esta edición del programa “Expresso”, emitido por GEN/Nación Media, Augusto dos Santos recibe a Marcelo Tolces, director, guionista y gerente general de contenidos de Nación Media. En este diálogo analizan los actuales formatos de contar historias y reflexionan sobre la actualidad del cine paraguayo. Tolces afirma que, a pesar de los avances, hay una deuda pendiente no solo con el cine paraguayo, sino en reconocer la importancia de fomentar todas las expresiones artísticas para el desarrollo cultural de una nación.
- Fotos: Emilio Bazán
–Admiro mucho lo que hacés, “18 cigarrillos y medio”. Todo lo que estás haciendo en la tele con “Noche de furia”, “Papucho reporter”.
–”Papucho reporter” es uno de los contenidos que más orgullosos nos pone realmente. Cuando encontrás la figura correcta para el contenido exacto.
–¿Por qué no escribís literatura?
–De hecho que es mi área de entrenamiento, hacer una diplomatura de literatura creativa, supongo que una de mis áreas de conocimiento o de influencia. Creo que en el día a día es imposible ahora mismo. Intenté hacer artículos en La Nación de cine más light, pero el tiempo no daba para escribir semana a semana. Creo que hay poco espacio en el mundo moderno, que está cambiando rápidamente. Creo que la novela como tal, que para mí fue el género narrativo más influyente en la historia de la humanidad, que fue gigantesco en el siglo XIX, de muchísima experimentación, cambio e influencias en el siglo XX, difícilmente encuentra un lugar en el siglo XXI, son otros tiempos, otra concentración, otra tensión de la que los tiempos cambiaron. Entonces creo que hay una realidad de por qué la novela nació en el momento que nació, acompañó todo este proceso de iluminismo, de democracia, intelectualidad y también como en 1980 la mayoría de los filólogos y los mismos novelistas decían que la novela estaba muerta y aquí ya no había un lugar para experimentar, a dónde llevarle después de todos los lugares a los que se les llevó en el siglo XX, flujo de conciencia, primera persona, segunda persona, etc.
LIBERTAD DE CREACIÓN
–A mí no me jode que las cosas desaparezcan, lo que me jode es que las cosas no se reemplacen.
–Yo en muchas cosas soy más pesimista, en ese lado sí soy más optimista. Para mí la necesidad de compartir experiencias, conocimientos, relatos, historia, todo eso podía ser la novela, que para mí es el mayor género de la literatura, el más libre, el más experimental, podés hacer lo que quieras. Podés contar una historia, podés cortar un capítulo y hacer un ensayo. Tenés completa libertad para crear lo que quieras. Yo creo que de alguna manera esa información se sigue distribuyendo que si buscás en redes sociales hay creadores de contenido digital y especialmente la línea de los estandaperos y comediantes. Creo que el novelista moderno es el estandapero. O sea, el novelista te mostraba la ironía y la falta de sentido en cosas de la vida, desarrollaba ideas contándote una historia. Y yo creo que el estandapero sigue haciendo eso de una manera muy autobiográfica. Sí está reemplazado en el hábito, pero quizás la novela te dejaba algo más. Creo que el motivo real de por qué cualquier régimen totalitario quemaba libros es porque los libros tienen la capacidad de cambiar a la gente. No sé si ver un clip de cinco minutos se te queda de la misma manera.
–No veo otra literatura más allá de los géneros clásicos como la novela, el guion. Si va a ser del nicho, deja de ser cultura en términos de cultura como un fenómeno...
–Formador de mirada y opinión y de influir, correcto. Si pensás hoy quiénes son las superestrellas de la literatura porque en el siglo XX sí hubo y mucho de (Ernest) Hemingway, (William) Faulkner, (Milan) Kundera, (Jean-Paul) Sartre era una estrella pop, o sea en el nivel de celebridad estoy hablando, no quiero decir que sea superficial. A lo que me refiero con eso es que somos una especie de civilización exitista que siempre tuvo la necesidad de tener héroes y figuras. Si pensaba en los primeros 1.500-1.800 años siempre esas figuras fueron militares o casi siempre, un par de filósofos en Grecia, un par de matemáticos, etcétera. Y en el siglo XIX Víctor Hugo, Dumas, los rusos (León) Tolstói, (Fiódor) Dostoyevski eran estrellas, eran celebridades en la capacidad de atención que generaban en la gente y de influencia que tenían en la manera de ver el mundo específicamente en esos momentos.
–¿Qué cosas contaban las historias de antes y qué cuentan las de hoy?
–Me acuerdo en una clase que decían que había cuatro historias nomás. Una ciudad sitiada, un amor imposible, una guerra, no me acuerdo cuál era la cuarta. Yo creo que el tipo de historia sigue siendo el mismo, pero el tono y la mirada con las que contamos esa historia cambió fundamentalmente mucho más en el audiovisual, pero también en la literatura, que todo se volvió mucho más meta. Estaba estudiando cine en la época de las películas de Charlie Kaufman, de John Gavin Malkovich, “Adaptation”, como una de las voces más fuertes de esa línea. Lo que digo es que somos una cultura, una civilización tan influenciada por sus propias historias, especialmente en el arte pop, audiovisual, cine y televisión, especialmente influenciando en cine y televisión, que las historias de hoy ya no pueden obviar eso. Ya necesitan ser metas. Ya no hay una historia de amor moderno creíble en la que no vaya a haber referencias a películas o a series, o donde ya no estés asumiendo que ciertos personajes te influyan de alguna manera. Y eso sí creo que es muy poderoso, ¿verdad? Creo que nunca hubo una sociedad tan autoconciente de eso como la de ahora, tan referencial, digo en la misma vida.
RELATOS
–¿Qué es lo que se resguarda con las historias de hoy?, ¿cuál es la hostilidad del mundo al que se enfrenta la literatura o la construcción de historias de hoy?
–Yo quiero separar más cosas porque sí creo que nunca una época con las herramientas de control masivo, marketing, publicidad, narrativa periodística, nunca el relato estuvo tan presente, nunca el relato estuvo tan intelectualizado, teorizado como una manera ya sea instalar una mirada, la guerra de relatos en la política.
–¿Cuáles son las cinco películas que llevarías a una isla?
–Películas que sean fáciles de que puedes ver una y otra vez, que son películas que no necesariamente se sostienen en su historia, se sostienen en otros elementos estéticos que hacen que puedas ver una y otra vez. Te diría número uno “Dazed and Confused” (1993) de Richard Linklater. Llevaría a “Annie Hall” (1977) de Woody Allen, “8 y medio” (1963) de (Federico) Fellini, algo de (Steven) Spielberg por lo espectacular y que es fácil de ver una otra vez, creo que “Rescatando al soldado Ryan” (1998). Y la quinta tiene que ser algo que realmente me haga reír una y otra vez, “This Is Spinal Tap” (1984, de Rob Reiner).
–¿La dirección de cine cambió en todo este derrotero, su rol, su protagonismo, su impronta?
–Una industria en el mundo que genera demasiado dinero siempre tiene mucha innovación. La revolución tecnológica y técnica de los últimos 20 años fue impresionante. Y atrae mucho talento de gente que todo el tiempo está innovando, cambiando maneras de contar.
CINE PARAGUAYO
–¿Hay cine paraguayo?
–Hay cine paraguayo, hay grandes directores de cine paraguayo.
–Contame qué es lo primero que viste con el sello de cine paraguayo.
–”Hamaca paraguaya”, que es un peliculón.
–¿Es lo primero que viste? ¿No viste “Cerro Corá”, por ejemplo?
–Vi “Cerro Corá” un 1 de marzo cuando transmitimos en GEN. Es muy rudimentario. No le pondré al mismo nivel que “Hamaca paraguaya” o “Las herederas” o “7 cajas”. O grandes documentales que se hicieron en los últimos 15, 20 años.
–La desventura del cine paraguayo es el problema del mercado, supongo, ¿no? A pesar de que hoy ese mercado se ensanchó.
–Es una industria muy cara, hacer una película requiere mucha inversión, aunque ahora hay una ley de cine.
–Probablemente ese sea el problema principal, de financiamiento.
–Obvio. Yo creo que hay cuatro o cinco países en el mundo, EE. UU., Nigeria, India, China que pueden sostener su industria con el dinero directo del mercado. Absolutamente en todos los otros países está subvencionado. Argentina, Brasil, Inglaterra, Francia, países grandes con mucha tradición y cultura de cine, igual necesitan esa subvención para mantener su cine vivo. Creo que una falta no en específico con el cine, sino en general de nuestro país, es el poco entendimiento de la importancia de la cultura a la hora de construir tanto tejido social como una identidad propia.
–¿El amor sigue siendo un asunto importante para las historias?
–Sí, creo que es clave. Creo que es clave para la vida también.
–¿Cambió la forma de presentar una historia de amor desde “Lo que el viento se llevó”?
–Muchísimo, porque cambió el relacionamiento del mundo. Yo creo que si vas a los 90, la era que a mí me tocó crecer y formarme, creo que fue el punto máximo del amor romántico como religión. Que si pensabas hacia el pasado o históricamente, en la Edad Media había una religión muy clara que movía las acciones. Creo que el relato religioso que durante todo el proceso de la segunda mitad del siglo XX le fue reemplazando la religión fue el relato del amor romántico. Pero creo que eso llegó a su punto máximo en los 90. Yo creo que por cada película que se hacía, cinco eran comedias románticas de alguien que esperaba a esa persona que iba a llegar, que iba a completar tu vida, que iba a hacer que todo funcione, que todo sea excelente.
–Que te va a rescatar antes de tomar el vuelo...
–Era una metáfora exacta de lo que esperan todas las religiones, la vuelta del Mesías o la llegada de Jesús. Es como un pensamiento mágico de que esto va a hacer que todo funcione. Los templos eran las salas de cine que llamaban a esa cantidad de gente, era todo ritualístico, era una experiencia compartida cuando te ibas a una sala.
ÉPOCA RADICALIZADA
–¿Cómo estamos anímicamente hoy? ¿Estamos pesimistas, somos realistas, somos serios?
–Yo creo que es cíclico y voy a aprovechar para meter de vuelta a mi novelista preferido de todas las épocas y posiblemente la persona que no conozco que más influyó en mi mirada, que es Milan Kundera. Su primera novela se llama “La broma”. Él habla del movimiento de la revolución comunista en Checoslovaquia en los 60 y hace una broma y ese era un mundo muy serio como para tomar una broma en chiste, muy radical, muy radicalizado y termina siendo expulsado del partido, expulsado de su trabajo, todo a partir de un chiste, de hacer un chiste en un momento que el mundo perdió el sentido del humor. Yo reconozco esa época en la actualidad, reconozco una época en la que todo está muy radicalizado, ideologizado, pero desde las emociones, no de la razón.
–Ideologizado desde la desideologización, es muy raro. En otro libro habla de que perdimos el debate y nos sometimos a las creencias, que vivimos en una etapa de imposición de creencias. ¿Por qué tanta paradoja entre avanzar y volver?
–Yo creo que son más herramientas de control y cómo se está manejando el mundo. Yo creo que hoy en ningún lado se salva, que de hecho uno se siente sin lado si intenta ubicarse en algún lugar del espectro ideológico. Lo político ya es secundario porque ya vendría como algo posterior, alguien que representa mis ideales o mi manera de ver el mundo. Creo que eso cambió demasiado rápido y creo que responde a otra cosa de la sociedad moderna. Vos más, yo menos, nacimos o crecimos en un mundo de Guerra Fría o de dos miradas opositoras a la vida y hoy se puede ver el mundo como mucho más conectado y no tan segmentado de un lugar al otro, y a la vez está más segmentado que nunca. Y yo creo que eso responde a que una sociedad tan egoísta, pero no estoy siendo crítico, estoy siendo descriptivo. El sistema capitalista empuja eso como algo positivo a la hora de crecimiento, porque llegamos a un punto demasiado extremo. Entonces, esto exige tomar medidas, decisiones o acciones que de alguna u otra manera van a ser nocivas para otra persona, no importa cuál sea. Entonces creo que todos necesitamos más que nunca creer que representamos el lado correcto, entonces no importa lo que hagamos porque estamos en el lado correcto. Entonces la gente se termina radicalizando en un lado para poder cometer acciones negativas y no sentir que es negativo sumado a que en las redes sociales la segmentación te llega solamente las lecturas de tu lado, demonizás el otro lado cualquiera sea.
–Hay una crisis de representación y hay un universo muy grande de personas que descreen de las formas de la democracia.
–Yo creo que es un momento crítico para todas las democracias en el mundo. El activista es el que más cae en el autoengaño. Hoy va a defender una bandera pensando que es parte de su identidad y que es lo único que está bien. Y después, investigás un poco y sabés que si hoy la izquierda defiende a ultranza los derechos de todas las minorías, eso está relacionado a un estudio semiológico en los 90 en Estados Unidos, donde estaban cerrando las industrias y la izquierda se daba cuenta de que su votante, el sindicalista, dejaba de existir porque dejaba de haber fábricas y tenían que generar una nueva estrategia, hicieron estudios de mercado para saber a qué electorados podían atraer primero y les hicieron una estrategia de aglutinar minorías que les termina explotando en las propias diferencias que hay dentro de esas minorías o lo incoherente que termina siendo el defender un sistema que en su necesidad de no discriminar va discriminando de manera positiva.
–Este fenómeno antisistémico se basa en el descreimiento de la fórmula y vale entenderlo también como una herramienta que sirvió para cambios en toda la historia del universo, que es la decepción.
–Yo creo que las decepciones son gran parte de las que forman nuestra personalidad y nuestra mirada. Cualquier área de la experiencia humana que analices son las mismas emociones las que nos mueven, porque estás apuntando a algo político, ideológico. Me decepcionó tal líder, me cambió el partido, cambió mi mirada, ahora quiero ser más activo. Pero realmente a la gran cantidad de personas les mueven mucho menos esas guerras de poder que su día a día, en un espectro de edad sus relaciones amorosas, en otro espectro de edad sus relaciones profesionales. Y la decepción forma una parte muy importante a la hora de formar tu mirada, de aprender qué buscar, qué no buscar, de cerrarte a un tipo de experiencia porque te sentiste muy lastimado o decepcionado cuando tuviste ese tipo de experiencia.
LA TELEVISIÓN
–¿Qué describen los medios, las expresiones culturales de ahora? Ya no existe ver televisión en vivo, ¿no?
–Ya no existe ver en vivo. Yo creo que 18, 25 años para abajo no existe ver televisión luego y quizás sí hay algún tipo de vivo que sigue funcionando como el streaming, pero no a través del aparato televisivo. Yo creo que los cambios son grandes que tienen que ver con demasiadas cosas. O sea, hasta el hecho de tener en tu mano la pantalla es distinto a cómo te sentís con la pantalla. Yo creo que por cada espectador televisivo, hay 1.000 o 10.000 espectadores digitales que solamente consumen a través de las redes sociales.
–Es prodigioso el aprovechamiento no percibido quizás por la propia producción que puede tener cada uno de los programas. Para mí “Noche de furia” es un programa pedagógico al respecto de cómo están funcionando las nuevas generaciones.
–Un programa periodístico que te informa de la actualidad, un programa periodístico que tenemos mucho en GEN, que ironiza sobre la actualidad,o que busca una mirada más lúdica sobre las noticias. Son muy elevados en su búsqueda y en su capacidad de influencia, pero a la larga siento que algo como “Noche de furia”, un programa que te muestra “Aquí estamos y esto somos”, “así vivimos”, “así nos enamoramos”, “así nos relacionamos”, “así nos reímos en esta era específica”. Te gustaría más ver en un archivo, enterarte cuál fue la tormenta política de una semana o entender cómo era la gente en un momento específico en Paraguay donde todo empezaba a cambiar en el comienzo de la inteligencia artificial, en el mundo hiperconectado de los celulares, etc. Creo que tiene mucho valor más allá de si su búsqueda es periodística, investigativa, informativa o cultural.
–Históricamente las radios informaban, la tele confirmaba y el diario generaba el inicio de un nuevo ciclo al día siguiente. ¿La tele es tu elemento de confirmación hasta hoy?
–Sigue siendo la fuente principal de muchos contenidos que se ven en redes y hay mucho contenido que se hace específico para redes.
–En estos días vi en una charla de Jorge (Lanata) y (Mario) Pergolini que hablaban de la berretización de los contenidos periodísticos, de derrocar los informativos y poner paneles, o sea, derrocar la información y poner opinión.
–Muchos de esos programas son producibles con la realidad de hoy en la que hay menos plata para invertir en la producción y en tener gente dedicada a armar un programa. Nosotros tenemos un programa guionado, que es “Silvero”, donde hay a tiempo completo una persona creativa en eso, pero no podemos plantear muchos programas así. La mayoría de los conductores periodistas en la economía actual hacen programas de televisión, radio a la tarde, otro programa y después tienen que grabar videos de influencer. Tampoco tenés ese tiempo para dedicar a la preparación. Entonces, es generar programas con un conductor donde se traen temas y hay un panel de debate que te ayuda a cubrir esa falta de inversión en producción. Hace poco Freddy Villarreal contaba que en algún momento se fue a Mónaco a hacer Figureti en una carrera de Fórmula 1 y había plata en la televisión para poder auspiciar eso. Hoy no se puede ir al pueblo al lado de Buenos Aires. Está fuera de los cánones de producción actual. La gente crece y se conecta de manera distinta con el público amplio. El público amplio de televisión tenía históricamente entre 18 y 35 años. Creo que hoy el promedio de edad del espectador televisivo está arriba de los 50.
“Creo que el novelista moderno es el estandapero. O sea, el novelista te mostraba la ironía y la falta de sentido en cosas de la vida, desarrollaba ideas contándote una historia. Y yo creo que el estandapero sigue haciendo eso de una manera muy autobiográfica. Sí está reemplazado en el hábito, pero quizás la novela te dejaba algo más. Creo que el motivo real de por qué cualquier régimen totalitario quemaba libros es porque los libros tienen la capacidad de cambiar a la gente. No sé si ver un clip de cinco minutos se te queda de la misma manera” .
“Yo creo que hay cuatro o cinco países en el mundo, EE. UU., Nigeria, India, China que pueden sostener su industria con el dinero directo del mercado. Absolutamente en todos los otros países está subvencionado. Argentina, Brasil, Inglaterra, Francia, países grandes con mucha tradición y cultura de cine, igual necesitan esa subvención para mantener su cine vivo. Creo que una falta no en específico con el cine, sino en general de nuestro país, es el poco entendimiento de la importancia de la cultura a la hora de construir tanto tejido social como una identidad propia”.
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Indore, la ciudad más limpia de India que busca contagiar al país
En el mes de febrero pasado tuvimos la oportunidad de recorrer la ciudad de Indore, la más grande y densamente poblada de la provincia de Madhya Pradesh y que se encuentra a 663 km de distancia de la capital india, Nueva Delhi.
- Por Juan Carlos dos Santos
- juancarlos.dossantos@nacionmedia.com
- Fotos: Gentileza
Con una extensión de solo 550 km², alberga una población cercana a los 4 millones de habitantes. Sin embargo, esa cantidad está lejos de equipararse a las principales ciudades de India, como Bombay, Calcuta o la capital, Nueva Delhi, cuyas poblaciones sobrepasan largamente los 10 millones de habitantes.
Los indios presentan a Indore como la ciudad “smart” o inteligente. En nuestra percepción, ese término se asocia a la tecnología, pero en el caso de Indore ese concepto lo utilizan para mostrarse como la ciudad más limpia del país, algo que efectivamente lo comprobamos.
Con una población de más de 1.460 millones de habitantes, India es el país con el mayor número de habitantes del planeta, por lo que los residuos y la contaminación generan un enorme problema ambiental y la solución del mismo requiere soluciones con las mismas extensiones.
Indore es una de las 100 ciudades elegidas para formar parte de un proyecto de generación de ciudades inteligentes o “smart-cities”, como gustan de promocionarla.
TRATAMIENTO DE RESIDUOS
Una de las principales características de Indore es el tratamiento de los residuos. Varias plantas recicladoras de residuos de todo tipo se encargan de clasificar y tratar la basura recolectada, que finalmente es transformada en gas.
Este procedimiento permite la movilidad de toda la flota de transporte urbano en Indore, lo que no es poco, considerando la cantidad de habitantes de la ciudad y, además, la gran cantidad de viajeros que la visitan (cerca de 3.000.000 de personas al año).
Informes estatales muestran que el sistema de transporte City Bus de Indore recorre 277 km de rutas con un número de 140.000 usuarios por día. Los autobuses designados como City Bus operan en 64 rutas con una flota de 361 autobuses actualmente.
Pero no es el único sistema de transporte público que circula por Indore, pues también cuenta con el Indore BRTS, que es un sistema de tránsito rápido de autobuses con 53 autobuses con aire acondicionado equipados con servicios como GPS e IVR que se utilizan para rastrear la posición del autobús, todos movidos a gas obtenido a partir de los residuos procesados por las plantas recicladoras.
ALTERNATIVAS DE MOVILIDAD
La ciudad cuenta con un sistema de metro en construcción y también líneas de teleférico, cuya construcción se inició en enero de 2021, de manera de sumarse entre las alternativas para descongestionar el tráfico. También será el primer teleférico de la India que circulará por calles concurridas.
Por supuesto que Indore no deja de ser una típica ciudad de la India, con una gran población, un tráfico vehicular intenso, muchos bocinazos y gente abarrotando los mercados locales, en especial el que rodea al histórico Palacio Rajwada, el más conocido y visitado de la ciudad, pero claramente se destaca del resto por la actitud de sus habitantes y la gestión de las autoridades.
El plan de convertir a Indore como cabecera del ambicioso plan del gobierno indio está dando resultados, pues no solo la ciudad se torna diferente, sino que también las aldeas que la rodean, gracias a las gestiones de sus autoridades locales.
Indore es un proyecto que busca contagiar a las demás ciudades de India, cuyo plan, a largo plazo, apunta a convertirse en la primera potencia mundial para el año 2048. El camino para ello es difícil y complicado, pero los primeros pasos, al menos en el área ambiental, ya lo ha comenzado a recorrer.