La segunda jornada en el caluroso y seco suelo chaqueño, acompaña­dos por la Secretaría Nacio­nal de Turismo (Senatur), comenzó bien temprano y tuvo como primer destino el emprendimiento denomi­nado Tucos Factory, empresa que se dedica a la elaboración de productos alimenticios a base de vainas de algarrobo y otros frutos silvestres, den­tro de la ciudad de Filadelfia. La misma es impulsada por Adeline Friesen, quien junto con otras mujeres indígenas de la zona han creado varios productos a base de las frutas exóticas que fueron introduci­das por los menonitas y aque­llas originarias por la particu­laridad de la Región Occidental de nuestro país.

Los principales productos son las mermeladas de mis­tol, rosella, meloncito, kinoto, tamarindo, tuna y molle negro, así como los jarabes. También producen la harina y masitas de algarrobo, café de mistol, ají sil­vestre y jugo de tuna, entre otros.

Las mermeladas están hechas de frutos silvestres y exóticos del Chaco, tales como mistol, rosella, meloncito, kinoto, tamarindo, tuna y molle negro. Estos productos se pueden encontrar en Asunción en dos locales: Espacio Samu’u, ubicado sobre Caballero 773 casi Herrera, y en el local de la cooperativa Fernheim.

“Con este emprendimiento buscamos que nuestros her­manos de las diferentes etnias tengan la posibilidad de gene­rar sus propios ingresos. Tra­bajamos con distintas etnias como los ayoreos, guaraníes occidentales, guaraníes ñan­déva, nivaclé, enlhet. Son dife­rentes oportunidades que se generan, aún son unas gotas en una piedra caliente, pero irá creciendo y tenemos la confianza de que vamos a lle­gar incluso a exportar nuestros productos”, manifestó Friesen.

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Actualmente, alrededor de 100 familias de las cinco etnias indígenas de la zona mencio­nada están involucradas en el proceso de la recolección de las frutas exóticas, así como gran parte de su producción. La entrevistada comentó que las primeras producciones se realizaron en la cocina de su casa, con la ayuda de las indí­genas y que desde el 2020 han iniciado las operaciones en la planta que fue construida gra­cias al financiamiento recibido a través de la cooperativa y el apoyo de PNUD, entre otros.

FORMALIZACIÓN

Por otro lado, Friesen resaltó que se encuentran en el pro­ceso de formalización del emprendimiento y que ya han registrado la marca Tucos Factory, además de contar con la aprobación del Minis­terio del Medio Ambiente, teniendo en cuenta que uno de los principales ejes de la firma es la conservación y cuidado de la fauna y flora de toda la localidad.

HARINA DE ALGARROBO

El algaborro es una de las plan­tas nativas del Chaco para­guayo al igual que el samu’u. “Recolectamos las vainas en los meses de noviembre y diciembre cuando han madu­rado y se trasladan en bolsas para luego procesarlas en un molino que en realidad es para maíz, pero cumple la función de trituración, anteriormente se hacía con mortero”, destacó una de las indígenas. Friesen acotó que las mujeres mayores de las aldeas son quienes iden­tifican qué fruta debe ser reco­gida de las plantas y que deben caminar muchos kilómetros para encontrar las que tienen mejor desarrollo. “La termina­ción es una harina libre de glu­ten e integrales, pero quere­mos seguir avanzando hacia harinas más finas. Al año se produce una buena canti­dad y con la misma se pue­den elaborar las galletitas, se puede hacer panificado, usarla en los batidos, es una harina con muchas vitaminas y propiedades”, dijo.

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