No es posible conocer Buenos Aires sin sumergirse en la magia del tango. Romance, pasión y sensualidad conflu­yen para formar los cimientos de la identidad porteña. En el núcleo de la clase trabaja­dora de los arrabales de Bue­nos Aires, a fines del siglo XIX nació el tango, como reflejo de su vida y pasiones. En esta marginalidad, en medio del sincarpo de culturas pro­ducto de la inmigración euro­pea, se creó el sensual compás que ahora es parte identita­ria de la ciudad. “Nadie puede señalar el tiempo o sitio exacto en que se bailó el primer tango; un debate incesante y algo infructuoso rodea su lugar de origen”, afirma el historia­dor inglés Simon Collier en un libro sobre Carlos Gardel. Su raíz social era marginal e incluso semidelictiva, pero con su atractiva cadencia conquistó de a poco a las clases sociales más ele­vadas; para principios del siglo XX, ya tenía tradición de música popular, indica una extensa nota del Insti­tuto Nacional de Promoción Turística (Inprotur).

Buenos Aires ofrece distin­tos locales con espectáculos de tango cada noche, desde los más lujosos y refinados hasta los más sencillos y accesibles. Se puede disfru­tar en el teatro, en un café y hasta en medio de la calle Florida. Estos son algunos de los locales que ofrecen el espectáculo. Madero Tango ofrece un espectáculo pas­moso que da un recorrido por distintas representa­ciones de la música popular porteña y un atisbo de la cul­tura argentina con excelen­tes bailarines y performers. En tanto que el Centro Cul­tural Torquato Tasso, ubi­cado en San Telmo, es uno de los espacios de tango más conocidos de la ciudad de Buenos Aires. Ofrece shows de miércoles a domingos en Defensa al 1575. También El Viejo Almacén, el que fuera un antiguo almacén de cam­paña es hoy un restaurante de cocina internacional a la carta, con una extensa selec­ción de vinos y un excelente show de tango.

Los visitantes también pue­den dar un paseo por la gas­tronomía porteña. Es así que el mítico e inigualable sabor de la carne argentina y su excelencia en parrillas no es para menos, esta ciu­dad es cuna de los mejores asadores. Por 10 dólares o incluso menos, es posible disfrutar de estos placeres. Las pizzas y helados de Bue­nos Aires tienen una fama que las precede, a un costo accesible. No se trata de pre­cios bajos ni ofertas, habla­mos de restaurantes de pres­tigio, en las ubicaciones más requeridas como Palermo, San Telmo o La Boca.

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Otra opción que no se puede perder es el Café Tortoni: inaugurado en 1858, fue lugar de reunión de grandes artistas del tango y es uno de los más insignes de la capi­tal vecina. El tradicional café con medialunas o los alfajo­res de la casa son inolvida­bles. Asimismo, Banchero: en cualquiera de sus locales, ya sea el original en el barrio de La Boca o los de la calle Corrientes, deleita con sus pizzas desde 1938. El sabor recomendado es la muzza­rella con tomate y albahaca.

El visitante puede ir a Güe­rrín, donde la pizza argen­tina es insigne y, por eso, otra opción infaltable es esta. Desde 1932, deleita con su receta que ha perdurado en el tiempo. Los sabores suge­ridos son la clásica de muz­zarella y de jamón y morro­nes. Mientras que La Brigada, esta mítica taberna ubicada en San Telmo es famosa por la excelente calidad de sus car­nes. La clave está en pedir el especial de la casa, que, según dicen, hasta se puede cortar con cuchara.

TURISMO SEGURO

La ciudad de Buenos Aires obtuvo el sello de Destino Seguro del Consejo Mundial del Viaje y el Turismo (WTTC), que garantiza que el lugar cumple con todos los protocolos sanitarios y de segu­ridad para recibir turistas, y es una garantía internacional de con­fianza para los viajeros.

Los responsables de Instituto Nacional de Promoción Turística (Inprotur) indicaron que actualmente existen vuelos periódicos de Aerolíneas Argentinas y Paranair desde Asunción con destino a Buenos Aires.

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