De acuerdo a datos proveídos por BMW Group Latinoamé­rica, su proeza en el Rally de Montecarlo en 1964 trans­formó al piloto de carreras de Irlanda del Norte, Paddy Hopkirk, en el piloto de rallies más ilustre del Reino Unido e impulsó al Mini clásico al esta­tus de ícono del deporte motor.

El manejo divertido típico de la marca sigue siendo la pasión del piloto de carreras, que ahora tiene 87 años. Y conti­núa disfrutando del desafío de las carreteras rurales sinuo­sas. Cuenta que Paddy Hop­kirk había guardado una lata de caviar en la caja de herramien­tas de su Mini Cooper S y aca­baba de dominar la “Noche de los cuchillos largos” en un paseo bullicioso.

En 1964, el Rally de Monte Carlo seguía siendo una auténtica aventura para todos los pilotos que competían y el espectáculo se retransmitía en directo por televisión. Esta fue la época en la que los fabrican­tes de automóviles de todo el mundo descubrieron el deporte de los rallies como el escenario perfecto para presentar sus modelos.

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Vehículos de diferentes clases de peso y rendimiento compi­tieron entre sí con una fórmula planeada para aminorar la des­ventaja que proporciona una compensación adecuada al asig­nar puntos. Cuando Hopkirk habla de su proeza conduciendo el Mini clásico con el número de salida 37, la fascinación del deporte del motor clásico cobra vida inmediatamente.

Hoy, Hopkirk aún puede entu­siasmarse con las caracterís­ticas de conducción del Mini clásico. "El Mini era un vehí­culo muy avanzado. Su tracción delantera y el motor montado transversalmente en la parte delantera presentaban venta­jas significativas, al igual que el hecho de que era pequeño dado que las carreteras tenían muchas curvas y la mayoría cerradas. Cuando nos encon­tramos al pie del Col de Turini, se deslizó ágilmente detrás del volante de un Mini clásico.

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