Por Eduardo N. Gonzalez M., economista, máster en Economía y en Regulación de Servicios Públicos, ex presidente de Conatel 2013 / 2015, ex presidente de Copaco 2015 / 2018
La famosa frase “Aunque Usted no lo crea” es de Robert Ripley que en 1918 llevaba noticias o eventos increíbles que ocurrían en diversas partes del mundo a sus lectores, por supuesto, eran días en donde la información provenía de fuentes escritas como periódicos o revistas. En estos tiempos agitados por un exceso de información que nos llega de diferentes fuentes y formas, nos sorprendimos con una noticia que ni el mismo Ripley podría creer, en el barrio San Miguel de la Ciudad de Villarrica quemaron una antena de telefonía móvil porque el 5G transmite el coronavirus. Si señor lo leyó bien... AUNQUE USTED NO LO CREA!!!
La causa de esta demostración de irracionalidad son las FAKE NEWS o noticias falsas difundidas en redes sociales y grupos de mensajería donde los incautos que las creen no solo confían en curas milagrosas como las gárgaras de sal y limón o medicamentos de uso veterinario, sino que algunos se transforman en fanáticos de una nueva Inquisición contra las antenas de la telefonía celular, porque “en su Facebook o en su grupo de Whatsapp” vieron que el coronavirus se propaga por las antenas 5G.
¿Qué es el 5G en definitiva?
Como en todas las tecnologías celulares previas, la red 5G depende de las señales que envían las ondas de radio transmitidas entre una antena o torre de comunicaciones y el teléfono. Todo el tiempo estamos rodeados de radiación electromagnética: desde señales de radio y televisión hasta todo tipo de tecnologías, incluidos los celulares y de fuentes naturales como la luz solar. La red 5G son las siglas utilizadas para referirse a la quinta generación de telefonía móvil celular, recordemos que el celular como lo conocemos hoy se desarrolla comercialmente en los 80’s y llega al Paraguay a principio de los 90’s esos teléfonos eran la primera generación o sea en términos abreviados podemos llamarlo 1G, los teléfonos eran grandes y las radiobases (que son las famosas antenas) debían tener importantes torres para soportar los paneles que debían estar ubicados en zonas altas para tener la mayor cobertura posible con cada celda; es decir, llegar lo más lejos que se pueda con una antena.
Con el tiempo la tecnología evolucionó, los celulares pasaron a ser smartphones con más capacidad de procesamiento que computadoras, el uso de los datos superó a la voz como consumo y nos lleva a la necesidad de estar conectados siempre, nos pasamos con el celular en internet, redes sociales, noticias, videos, grupos de mensajería y cada vez menos lo usamos para hablar. Así también las altas torres con grandes antenas pasaron a ser celdas más pequeñas que hoy están en los shoppings, estadios y edificios sin que nos demos cuenta de su existencia. El motivo de este mayor despliegue de celdas si bien es una cuestión técnica, lo vamos a simplificar de esta manera: para tener una alta velocidad de internet debemos estar más cerca de las antenas, al igual que el WIFI de nuestras casas si estamos lejos del router wifi la señal disminuye y la velocidad de nuestro internet no es estable.
El famoso 5G nos dará precisamente eso, un internet mucho pero mucho más rápido y fiable en comparación con las tecnologías 3G y 4G LTE actuales, llegaremos a velocidades medidas en Gbps, baja latencia (1ms o menos) lo cual es necesario para el Internet de las Cosas (conectividad de los aparatos domésticos), video masivo, realidad virtual, manejo a distancia de equipos, telemedicina, educación, etc…
Para que esto sea factible el despliegue de antenas y redes debe ser masivo, pero no las acostumbradas enormes estructuras de torres (como las que atentaron en Villarrica), sino con pequeñas celdas que podrán estar ubicadas hasta en postes de alumbrado público, en las oficinas donde trabajamos e interactuarán con el WIFI de nuestras casas, por lo que estando más cerca de las antenas la potencia de irradiación electromagnética de los equipos disminuirá, ya que si bien habrá mayor cantidad de celdas las potencias serán menores y por ende los celulares reducirán la emisión de ondas electromagnéticas y tendrán mayor duración de sus baterías. Como dato indicamos que los teléfonos y radio bases de la Primera Generación en los años noventa tenían mucha más potencia que los actuales y por ende emitían mayor radiación no ionizante (RNI) aunque en definitiva esta era mucho menor que un horno de microondas de los que tenemos en las casas.
No obstante, esta tecnología aún está en fase de maduración y probablemente con la recesión económica que se viene, no llegue muy pronto a nuestro país. Si bien hay redes comerciales con cobertura de prueba en solo 19 países en el mundo, los equipos o terminales todavía son limitados. El año pasado durante Conferencia Mundial de Radio (CMR19) de la Unión Internacional de Telecomunicaciones, todavía se debatía sobre el nuevo espectro para el 5G, aún no existe una estandarización sobre las frecuencias de operación ya que para obtener la potencialidad de altas velocidades de internet se precisan de nuevas frecuencias altas.
Es decir, y en resumen en el Paraguay todavía no tenemos 5G, la Conatel aún no definió las frecuencias de operación, no llamó a licitación el nuevo espectro para las mismas y en el mundo esta tecnología todavía está en fase inicial de su desarrollo comercial y finalmente las famosas antenas que están siendo perseguidas por esta nueva Inquisición Irracional son de tecnologías 3G y 4G.
Sí señor, Aunque Usted no lo crea, estas antenas que ya tenemos hace un tiempo y que la misma Organización Mundial de la Salud (OMS) indica que no se ha demostrado que causen efectos nocivos sobre la salud, están permitiendo que los Irracionales que las queman puedan revisar su Facebook, comunicarse con sus grupos de Whatsapp para ver cómo y cuándo quemar otra antena, ver sus videos sobre cómo un remedio de uso veterinario cura el covid-19 y, por supuesto, que las antenas 5G crean y diseminan el coronavirus y me olvidaba… que todo es parte de una teoría de dominación mundial.
Probablemente ni Robert Ripley lo pueda creer...