La solidez macroeconómica permitió al Gobierno acceder a los recursos necesarios para hacer frente a la crisis, sostener a la población vulnerable, apoyar a las mipymes, y repuntar la economía una vez finalizado el período crítico de la emergencia. Sin embargo, López aclaró que no hay que minimizar la tarea titánica que se tendrá que hacer en los próximos años para reconstruir el país después de esta pandemia, para lo cual diseñan reformas, con las cuales pretenden hacer cambios duraderos para mejorar la situación de los paraguayos.

–Si todo sale bien, en base a lo establecido en la cuarentena inteli­gente, Paraguay decrecerá este año 2,5%? o ¿Cuál es el plan de reactivación eco­nómica para este año para lograr que la caída sea solo del 1%?

–El Banco Central del Para­guay, entidad oficial encargada de las proyecciones, estima que la contracción económica se aproximaría al 2,5%. Esto se compara favorablemente con la región, donde se esti­man caídas del 5 al 10%. De acuerdo a como evolucione la pandemia, Paraguay podría ser el país con la menor caída y con la mayor recuperación en la región y en el vecindario en particular. En el contexto actual es muy difícil hacer proyecciones, pero tenemos confianza de que con el plan de recuperación podríamos contrarrestar parcialmente el efecto de caída del comer­cio y los servicios.

El plan de reactivación de la economía consta de tres pila­res: 1) aumentar la inversión para fomentar la generación de empleos; 2) disponibilizar financiamiento para lograr el crecimiento; 3) generación de ingresos para la generación de empleos y el fortalecimiento de programas sociales. Sen­timos la urgencia de realizar reformas sistémicas y preten­demos hacer cambios durade­ros que mejoren la vida de la gente. Impulsaremos la for­malización en el sentido más amplio, con el objetivo de lle­gar a una protección social universal, generando las con­diciones para una mayor par­ticipación privada en los gran­des proyectos de inversión.

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En cuanto al primer pilar, la inversión orientada a la gene­ración de empleo, acelerare­mos la ejecución de inver­siones públicas por un total de US$ 1.200 millones en el segundo semestre del año. El financiamiento para fomen­tar la inversión privada abor­dada en el segundo pilar, se consolidará mediante la crea­ción de un fondo de largo plazo canalizado vía la banca pública, así como la constitu­ción de una línea especial de fondeo y garantía para las viviendas.

En relación al 3er pilar que­remos preservar los ingresos de los trabajadores, con medi­das centradas en la formali­zación de empresas y crea­ción de empleos. Asimismo, estamos diseñando incen­tivos para la extensión de la protección social, con un programa de subsidio para los trabajadores de las empresas, así como también esquemas para la reducción de costos del comercio.

–La BBC destacó que Para­guay es el tercero que más gastará (6,5% del PIB) para afrontar la pandemia. ¿Eso es positivo para la econo­mía?

–Una crisis como la que esta­mos atravesando necesita una fuerte intervención del Estado sobre la economía. El 6,5% de inyección de fon­dos que mencionas se com­plementa con la política monetaria pro recuperación que está implementando el Banco Central. Teniendo en cuenta ambas iniciati­vas, estamos implemen­tando medidas que apor­tarán en torno al 10% del PIB. Este porcen­taje es muy significa­tivo, para entender su magnitud te comento que es similar a lo que recauda el Gobierno en concepto de impuestos.

Considerando nuestras fortalezas macroeco­nómicas previas y la oportuna intervención del Gobierno, Paraguay se posiciona entre los países de la región con menor probabilidad de sufrir los efectos nega­tivos de la pandemia según las estimaciones propias y de organismos inter­nacionales. Nuestra solidez macroeconómica nos ha per­mitido acceder a los recursos necesarios para hacer frente a la crisis, sostener a la pobla­ción vulnerable, apoyar a las mipymes, y repuntar la eco­nomía una vez finalizado el periodo crítico de la emer­gencia. Sin embargo, más allá de las medidas mencio­nadas, no quisiera minimi­zar la tarea titánica que ten­dremos en los próximos años para reconstruir el país des­pués de esta pandemia. Será fundamental trabajar de manera coordinada entre todos los sectores y llevar a cabo reformas importantes para asegurar el bienestar de nuestros ciudadanos.

–¿Cuáles son los proyectos a largo plazo para mante­ner a la economía a salvo?

–Antes de la pandemia ya observábamos desafíos estructurales importan­tes. El crecimiento econó­mico venía desacelerándose y vimos la necesidad de gene­rar las condiciones necesa­rias para encaminarnos hacia una economía del conoci­miento, como establece el Plan Nacional de Desarrollo 2030. Nos propusimos forta­lecer el capital humano ofre­ciendo a nuestros ciudadanos oportunidades para desarro­llar competencias del siglo XXI. Iniciamos el proceso de transformación educativa y la reforma del sistema de salud, ambas iniciativas apuntando a invertir más en áreas claves como la primera infancia y la salud preventiva, generando servicios de calidad y mejo­rando la gestión integral. Con el programa “Vamos” esta­mos abordando la urgencia de seguir mejorando la cali­dad de vida de los paragua­yos con una protección social ampliada y de mayor cober­tura. Asimismo, estamos enfrentando desafíos aso­ciados al cambio climático, la transición demográfica, la integración energética y la cuarta revolución industrial que nos moviliza a repensar nuestras estrategias de desa­rrollo constantemente.

Todos esos desafíos debemos abordarlos con una realidad pospandemia que será desa­fiante y exigente. Las cade­nas globales de producción y suministro global cambia­rán, moviéndose desde China hacia otras regiones, lo cual resultará en oportunidades y desafíos para las econo­mías en desarrollo y para Paraguay. Por eso, dentro del plan de recuperación, estamos planteando la reconversión produc­tiva y comercial, bus­cando potenciar las cadenas de valor donde puede haber una inserción inter­nacional competitiva del país, pero también avan­zar en las reformas institu­cionales, como la reforma del Estado, con consideraciones en los ámbitos económico, administrativo y social.

En lo económico presentare­mos una nueva Ley de Res­ponsabilidad Fiscal y la Carta Orgánica de la Agencia Finan­ciera de Desarrollo, así como también pediremos al Con­greso Nacional la aprobación de algunos proyectos, como la Ley de Garantías Mobilia­rias, la Ley de Insolvencias, y la Ley de la de Administra­ción de Pasivos. En paralelo buscaremos avanzar en la revisión de las estructuras institucionales del Estado, el sistema de compras públi­cas, los sistemas de incentivos fiscales y la superintendencia de pensiones.

–¿Paraguay tiene aún espa­cio para endeudarse. No se pone en peligro la sosteni­bilidad macroeconómica?

–Al finalizar la pandemia, con la adopción de medidas de impulso fiscal de apoyo al sistema de salud, mitiga­ción económica y protección social, todos los países ten­drán un aumento del déficit fiscal y consecuentemente de la deuda pública. Se estima que en las economías desa­rrolladas la deuda pública subirá por encima del 120% del PIB, en América Latina al 80%, con algunos países como Brasil llegando al 90% del PIB.

Hemos empleado el espacio del crédito público para hacer frente a los desafíos de la pan­demia, dado que hemos cons­truido credibilidad en nuestra economía, lo que nos ha per­mitido acceder a financia­miento en buenas condicio­nes, casi como país de grado de inversión. Nuestro nivel de deuda subirá al 30% del PIB en el 2020, pero seguire­mos siendo uno de los países de menor carga de la deuda y con niveles sostenibles. Como mencioné antes, nuestros fun­damentos macroeconómicos y financieros siguen siendo muy sólidos. Por otra parte, tenemos que salir de la rece­sión bien parados, no pode­mos quedarnos cortos. El plan de reactivación tiene que ser vigoroso, y si tenemos que asu­mir nueva deuda, tenemos que hacerlo, siempre de manera responsable y sostenible.

–¿Qué incidencia puede lle­gar a tener en nuestra eco­nomía la situación de Brasil y Argentina, en estos tiem­pos?

–Para el 2020 algunas previ­siones de instituciones finan­cieras apuntan a una con­tracción del 8% al 10% de la economía argentina y del 5% al 7% de la economía del Brasil. Si bien es cierto que nuestra eco­nomía es dependiente de nues­tros vecinos, esa dependencia se ha venido reduciendo. En los últimos años se ha visto un desacople de la economía para­guaya con respecto a Argen­tina y Brasil. Estos países atra­vesaron situaciones de crisis muy severas que no impac­taron con tanta dureza sobre nuestra economía. Contamos con fundamentos históricos sobre nuestra solidez macro­económica que nos dan con­fianza para ser optimistas de que Paraguay será parte de las economías menos afectadas por la pandemia y será de las que más rápido se recuperará.

–En materia de recauda­ción, ¿cómo ve Hacienda que los ingresos tributarios cerrarán este año?

–Con el brusco cambio del escenario de crecimiento económico para el 2020, con una caída de la actividad eco­nómica. Las medidas de ais­lamiento social impacta­ron sobre la movilidad de las personas y por ende sobre la actividad económica, espe­cialmente en el sector comer­cial y de servicios que en con­junto representan alrededor del 60% del PIB, y consecuen­temente esto impactará en la recaudación proveniente de impuestos. Esperamos que la recaudación tributaria regis­tre, en el mejor de los escena­rios, un crecimiento nominal muy bajo, que hasta podría ser negativo en un escenario menos optimista. La recau­dación tributaria agregada, Tributación y Aduanas, regis­tró una caída interanual del 52% en abril del 2020, pero empieza a mostrar mejoras en mayo. Con el avance de la cuarentena inteligente, res­petando los protocolos sani­tarios, seguramente vere­mos una recuperación del flujo comercial y, consecuen­temente, una mejora de la recaudación.

–¿Se podrá continuar sin inconvenientes el pago a los estatales?

–Hoy estamos en una situa­ción mejor, se observa que la economía está arrancando nuevamente, si esto se man­tiene y no tenemos que volver a situaciones de confinamiento estrictos, el incremento de la actividad llevará a una recupe­ración económica. Más allá de la coyuntura de recaudación, los recursos que nos autoriza­ron con la Ley de Emergencia nos permitirán cumplir cabal­mente con todas las obligacio­nes del Estado.

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