Se viene una nueva disparada del dólar. Y va a afec­tar a muchos países, no a uno en particular, situa­ción que hoy ya se observa en el mercado paraguayo. Lo que está pasando es un fenómeno global. Pese a los enormes estímulos moneta­rios anunciados en EEUU, el coronavirus disparó el precio del dólar frente a la mayoría de las monedas de países emergentes. En rea­lidad, esto no es algo nuevo, es simplemente la acelera­ción de una tendencia que empezó hace algunos años, señala ambito.com.

“En las últimas 5 décadas, tuvimos tres periodos de un dólar débil y tres perío­dos de un dólar fuerte. El último de ellos empezó en el 2014 y se terminó de ace­lerar con la crisis generada por el coronavirus”, señaló Miguel Boggiano, CEO de Carta Financiera.

Indicó que cuando se dé “dólar débil” y “dólar fuerte” se refiere al valor relativo de la divisa norteameri­cana comparada con una canasta de monedas de otro países (que es la métrica que habitualmente se usa). Esta tendencia de largo plazo se puede ver que hace algunos años se cuenta con un dólar relativamente fuerte.

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Esto empezó en el 2014, cuando la Reserva Federal decidió dejar de expandir su base monetaria (mientras muchos otros países conti­nuaban con programas de estímulo). Ahora, pese a que la Fed volvió a estimular la economía, el dólar se siguió fortaleciendo con una dis­parada en países emergen­tes entre marzo y abril.

Y este será el detonante de un avance mucho mayor en el futuro próximo. ¿Por qué? Porque la demanda de dólares aumenta a un ritmo mayor a cualquier estímulo monetario que pueda hacer la Reserva Federal, señala.

El dólar es la moneda de reserva de valor en el mundo y la moneda con la que se lleva adelante casi el 80% del comercio internacio­nal. Los bancos centrales del mundo ahorran, prin­cipalmente, en dólares. Si Francia quiere comprarle petróleo a Arabia Saudita, paga en dólares. En muchos países emergentes, el dólar es reserva de valor.

“Pero agreguemos un ele­mento clave: en el proceso de enorme endeudamiento de los últimos 10 años, los países emergentes toma­ron enormes cantidades de deuda denominada en dóla­res (tanto Estados como empresas)”, dijo. Al tomar una deuda denominada en dólares, el tomador del préstamo está apostando en contra del dólar, aunque quiera hacerlo o no. Es decir, se beneficiará si la cotización del dólar baja relativa a su moneda local, y se perjudi­cará si ocurre lo contrario.

Un dólar débil implicará una disminución del costo del préstamo medido en moneda local y un dólar fuerte generará el efecto opuesto, explica.

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