• Por Gustavo Leite
  • Ex ministro de Industria y Comercio

En la entrega anterior proponíamos que los fondos futuros que nuestro país recibiría de Itaipú sean descontados para la constitución de un Fondo Soberano Blindado. Algunos países que gozaron, o gozan, de ingresos extraordinarios por la explotación de sus recursos, tales como Qatar, UAE, Noruega, y otros; han constituido fondos soberanos que les permiten llevar adelante sus planes de desarrollo económico y social, en especial inversiones en infraestructura, entre otras, y disponer de una reserva formidable. Se denominan soberanos porque son de propiedad estatal.

Proponemos blindajes múltiples, tales como propósitos específicos, portafolios máximos y mínimos, honorabilidad y experiencia de los administradores, mejores prácticas de transparencia y rendición de cuentas, y otras consideraciones.

El Fondo solo debería invertir en los sectores que se determinen en la ley que lo crea

El Fondo solo podría tomar participación hasta un % máximo de su capital en los sectores definidos por ley. Si el Fondo se estructura con US$ 30.000 millones, el 30% sería para reserva estratégica o recompra de la deuda paraguaya, lo que liberaría recursos para salud y educación inmediatamente. Unos US$ 7.800 millones en 10 años.

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Sugerimos que el 50% se utilice solamente para proyectos de infraestructura de alto impacto geopolítico y económico, incluido el sector eléctrico, y que se ejecuten en los próximos 10 años para que sirvan como verdadero catalizador del desarrollo. El restante 20% debería ser utilizado para fondear mecanismos financieros a 30 años, para viviendas, proyectos industriales que no dañen el ambiente, y agricultura familiar campesina con incorporación de alta tecnología.

Para proyectos de infraestructura y de financiamiento, se deberá buscar desarrollo económico y social acelerado, con plazos y tasas adecuadas, pero también la recuperación del capital del fondo, de manera que siempre esté disponible para más obras, o financiamiento. Todas las familias paraguayas deben tener un techo propio y poder pagarlo en 30 años, a tasas muy bajas. La pobreza extrema debería ser historia como consecuencia de la gran actividad económica, con alta inclusión.

La honorabilidad y experiencia de los administradores debería ser contemplada en la ley que crea el Fondo, así como los mecanismos de control, auditoría y reportes. Será necesario asesoramiento internacional en el diseño, y en la implementación.

El futuro en cuanto al consumo/provisión de energía eléctrica

El gobierno de Cartes dejó un documento guía elaborado por la Fundación Bariloche, y se denomina “Prospectiva Energética de la República del Paraguay 2013-2040”. Trata de la provisión energética más allá del 2030.

En los últimos 10 años, el aumento medio de la demanda de potencia del Sistema Interconectado Nacional se situó en 7%, mientras que el consumo de energía fue del 6,4%. Según el Instituto Paraguayo de Profesionales del Sector Eléctrico (IPPSE), una proyección con un aumento de 8% anual acumulado tanto para la demanda de potencia como para el consumo de energía, vaticina que para el año 2029 estaremos utilizando toda la potencia instalada, y que nos corresponde de las binacionales, y de Acaray. Para el caso del consumo de la energía que producen esas potencias, se llega a la utilización plena para el año 2034.

Tener energía más barata a partir del 2023 parece muy atractivo, pero esa ventaja acabará inexorablemente en alrededor de 15 años.

Nuestro país está obligado a invertir en forma urgente en el desarrollo de nuevos proyectos de generación eléctrica que satisfagan las necesidades futuras, que no están muy lejanas. Sugerimos permitir que el sector privado pueda generar, transmitir y distribuir energía en el marco de una ley que regule el sector eléctrico. Ya no tenemos opción. La Ande no está en condiciones de acompañar la demanda de calidad. Y el país ya no puede esperar.

Proponemos:

1. Permitir la generación solar distribuida en el Chaco Central. Estamos subsidiando energía a la zona de mayor PIB per cápita del país. Deberíamos liberar la ineficiente carga que llega al Chaco Central desde el este y sur del país, para usos más eficientes.

2. Permitir que el sector privado explore la construcción de un gasoducto desde Bolivia (o Argentina) a Villa Hayes y generar allí para toda la región central, liberando aún más energía para la venta al norte argentino o donde la oportunidad se presente. Un estado puede optar por subsidiar a los más pobres, pero nunca a la población que sí puede pagar precios de mercado, como de alguna manera está ocurriendo ahora.

Lo que decidamos hoy afectará positiva o negativamente a nuestros hijos y nietos en un futuro no muy lejano.

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