• POR ANGELO PALACIOS
  • @angelopalacios - www.trustfamilyoffice.com
  • Economía por la UNA. Maestría en
  • Banca por la UCNW de Gran Bretaña.

LA ECONOMÍA DE LA FE

Este es un fin de semana especial para todos. Como pausa a nues­tras habituales columnas sobre el sector financiero y asegurador, hoy comparto con nuestros lectores lo que llamo un regreso a nuestras raíces económicas. En estos días me sorprendió leer un artículo de la empresa de noticias financieras Bloom­berg que titulaba una de sus notas: “Primero sobrevivir, luego ganar dinero”. Fue también un llamado a volver todos a nuestras raíces, de las cuales nos alejamos –es normal y humano– cuando ya nos sentimos seguros con respecto a lo básico: vida, salud y una mediana estabi­lidad económica. Así, esta­mos hoy ante una situación que el Prof. N. Taled deno­minó en su libro como una situación del “Cisne negro. El impacto de lo altamente improbable”, en el que se cuestionaba siempre la forma muy simplista con el que se pronosticaban temas de inversiones e ignoraban situaciones como esta.

La realidad es que a muchos países les costó tomar deci­siones rápidas y drásticas porque ello implicaba en forma inmediata una caída en las actividades y, por ende, una caída en el famoso “PIB”, la clásica medida que se usa para medir cuán “exi­toso” ha sido económica­mente un país y, por ende, el gobierno de turno. Ningún político en la tierra y nin­guna empresa, ni persona ni familia, de ninguna nación, desean un ajuste de cinturo­nes. Ningún gobierno tam­poco desea que durante su gestión el Producto Interno Bruto disminuya y que ello le sea atribuible. Felicita­ciones a Paraguay que se ha movido más rápido, recono­ciendo que en nuestro caso la decisión quizá fue un tanto más sencilla que para otros países en donde el PIB tiene un componente muy alto de actividades relaciona­das al entretenimiento y al turismo. Casi parecido a la escena de los que hemos visto en la película “Tiburón”, de 1975, cuando el goberna­dor o intendente se negaba a cerrar las playas de Amity Island porque disminuirían los turistas, los ingresos de dólares e impuestos, cuando ya había evidencias de altí­simo riesgo.

De esta manera, los peores casos epidémicos y cierres masivos están ocurriendo cuando esta decisión se ha demorado por presiones políticas y corporativas. Por ello me permito seguir feli­citando a los empresarios que apoyan estas medidas. Debemos reconocer que por de pronto debemos volver a nuestras raíces, quizá gana­remos todos “menos dinero” durante unos meses, y luego ya naturalmente ajustar los presupuestos 2020, pero esto es mejor y necesario hacerlo, de lo contrario la reducción en el PIB será aún mayor. Si las empresas tienen habi­tualmente un presupuesto de “responsabilidad social”, creo que la caridad empieza por casa; en otras palabras, deben dar apoyo a sus fun­cionarios, si es posible usar ese presupuesto para man­tener los puestos de trabajo mientras pasa la tormenta usando estos fondos de res­ponsabilidad social. Algu­nos están preocupados por­que venderán menos y que aumentará la pobreza, pero de la pobreza se puede salir después, de cuadros de salud al límite a veces ya no se sale. Recordemos que la econo­mía de un país no es otra cosa que la suma de actividades o transacciones que hace­mos entre nosotros, tanto comerciales o las de relación de dependencia, para lo cual primero debe estar la salud.

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Momento de recordar que nuestra verdadera raíz es la vida. Una amiga mía, que hace poco pasó por un evento de salud delicado, me decía que ella nunca daba gra­cias por la vida, pero que ahora sí lo hace, en particu­lar luego de que uno de sus seres muy queridos salió de un momento límite de salud. Las ciencias económicas hablan siempre de un exceso de demanda y de una insufi­ciente oferta porque siem­pre queremos más y más. Sin embargo, cuando volvemos a nuestras raíces, como este fin de semana nos lo exige, vol­vemos a algo mucho mejor, a la economía de la “fe” –en esta economía, las exigen­cias disminuyen porque vol­vemos a desear solamente lo básico, lo cual nos reco­necta con quienes realmente somos y vemos quiénes real­mente son importantes para nosotros. Similarmente, en esta raíz de la economía de la fe tenemos la tranquilidad de que la oferta disponible será providente para lo que nece­sitemos cada día. Amplío un poco más a continuación.

DE REGRESO A LAS NECESIDADES BÁSICAS

En un clásico de 1943, la “Teoría de la motivación humana”, el psicólogo Abra­ham Maslow presentó al mundo su muy famosa pirámide en el gráfico aquí publicado y expuso correc­tamente el orden de las prioridades normales de todo ser humano. Tanto en China, Estados Unidos, Sudáfrica, Australia o en Paraguay. Esto es así y lo será siempre. La base de esta pirámide es la que se man­tendrá firme durante estos tiempos. Un claro ejemplo reciente fue la noticia de la cuarentena en Italia, donde las excepciones se permiten solamente para accesos a locales de alimentos y medi­camentos. Así, vemos que a la hora de la verdad, todo lo demás puede y debe esperar.

Volvemos así a nuestras raíces. Quizá, hasta desa­fiaría un poco el concepto del Dr. A. Maslow, en razón que entiendo que existe una necesitad aún más primaria y a la que se refirió un poco antes en 1940 el Dr. R. Spitz, Austriaco, cuando hablaba sobre la necesidad de amor y este expresado con la pala­bra y la comunicación cer­cana. Algo que en estos 15 días de pausa tendremos la magnífica oportunidad de retomarla –parando nuestra rutina diaria– para meditar y retomar lazos con quie­nes realmente importan. Esto hasta “que pase el tem­blor”, como decía Gustavo Cerati, de Soda Stereo. El amor (aunque suene cursi en una columna de econo­mía) es de verdad una nece­sidad humana primaria y este inclusive está antes de las necesidades físicas. A la conocida M. Teresa de Calcuta, Premio Nobel de la Paz, se le reclamaba el motivo de su esfuerzo en atender a moribundos que “ya iban a morir nomás luego”; su respuesta fue siempre que valía la pena dar quizá por primera y única vez una atención de cuidado y caridad sincera a estas personas, quienes así partían en paz en su nuevo viaje. Estos son tiempos propicios para volver a nues­tras raíces.

Así, luego de cubrir esta necesidad primaria pro­funda que todos tenemos, aparecen los rubros de ali­mentación, salud, techo y energía. Como ya dijimos, todos los siguientes grupos pasan a otro plano, en parti­cular todo lo que es verda­deramente superfluo. Ayer pasábamos frente a unas tienda de ropas de marca y mi hija de 16 años me decía: “Papá, en esta situación que estamos pasando: ¿Quién vendría ahora a comprar una remera de marca X?”. Estaba vacía, como muchos de ustedes están pudiendo presenciar en todos los rubros: viajes de turismo, de negocios y fiestas cance­ladas. De hecho, ya se han escuchado quejas formales del sector hotelero y gastro­nómico por esta pausa, así como de otros sectores. Feli­cito a los que apoyan, invito a recapacitar a los que recla­man. La parte entendible es que si estas empresas están muy endeudadas, tendrán dificultades. Si el deudor es la banca regulada ,probable­mente puedan salir paque­tes de espera y ayuda; sin embargo, si están endeuda­dos con el sector informal, la presión será más fuerte. En definitiva y como siem­pre ocurre, de esas situa­ciones salen siempre mejor aquellas personas, familias, empresas y gobiernos que estén con poco endeuda­miento. Fundamental.

Nuevamente felicito a la sociedad civil y al Gobierno que ya han tomado con­ciencia y están tomando a tiempo las primeras medi­das paliativas para que nuestros compatriotas no sientan una caída muy fuerte en sus ingresos, en particular la población más vulnerable que puede que­dar sin empleo y sin seguro médico. Para los dueños de empresas, es de esperarse que estos meses serán de menores utilidades, pero es el momento de demos­trar grandeza, renunciar a unas ganancias extras y dar apoyo y flexibilidad a sus funcionarios, lo cual luego les volverá con creces.

Desde este espacio me per­mito dirigirme a las empre­sas que tienen el control de estas necesidades básicas (empresas de salud, far­macéuticas, alimentación, servicios básicos), que aun­que estemos en un mercado libre y ante este exceso de demanda, no se excedan en sus utilidades adicionales. Está bien, pero dentro de un límite razonable. Me per­mito invitarles a ser ahora, de verdad, socialmente res­ponsables, quizá sin hacer mucho ruido como en los eventos de responsabilidad social corporativa. Feli­cito la visión que tuvieron de emprender en un sector que claramente tiene una “demanda inelástica al pre­cio”, o sea que siempre se van a comprar sus produc­tos independientemente de la situación. Por ello, ahora es el momento de ser gran­des.

Insisto en que no estamos ante una crisis financiera, sino que estamos ante una crisis humanitaria de salud. Lo primero ahora es la vida y que nuestros seres que­ridos estén bien. Así, den­tro de esto, y para comple­tar la “tormenta perfecta” al momento de esta crisis de salud pública mundial, tenemos en simultáneo una disputa por producción y precios del petróleo que ha llevado el precio por barril a mínimos históricos, lo que generará pérdidas o meno­res ganancias a muchas compañías petroleras y a los bancos que les financian, que demorarán un tanto más en lograr cobrar sus créditos.

PARA QUIENES TIENEN UN PATRIMONIO QUE PROTEGER: ¿QUÉ HACER MIENTRAS TANTO?

Esta sección está destinada para aquellos lectores que tie­nen un patrimonio o ahorros que preservar. Y está basado en los conceptos vertidos por el Prof. H. Browne, referente del concepto de lo que se llama “cartera de inversiones per­manente”. Mi respuesta es hoy la que ha sido siempre cuando me consultaban con el obje­tivo de “preservar valor”.

Notar que tendremos sin duda impactos múltiples, tam­bién en el tipo de cambio y en las tasas de interés. Siempre ante una crisis, quienes ter­minan pagando gran parte de la cuenta son los ahorris­tas e inversores que recibirán menos intereses y dividendos, salvo caso que ya tengamos un extremo de falta de liquidez que genere un derretimiento completo de los mercados financieros y tengamos falen­cias que deban ser auxilia­das por los fondos de garantía de depósito mundiales o con acuerdos de compras o fusio­nes empresariales. Recorde­mos que en la crisis mundial del 2008, solo en Estados Uni­dos más de 150 bancos recibie­ron ayuda federal para conti­nuar (money.cnn.com/news/ specials/storysupplement/ bankbailout/). Solo dejaron ir a Lehman Brothers, a mi juicio porque su impacto político no era muy fuerte, era un banco principalmente de inversión, no un banco minorista con impacto masivo en el público. Un artículo de HBR (Harvard Business Review) indica clara­mente esto hbr.org/2009/09/ lessons-from-lehman.html). Los grandes fueron rescata­dos, de allí surgió el nombre de bancos TBTF (too big to fail), o “muy grandes para caer”. Yo le agregaría entonces que aparte de ser muy grandes, tenían también subyacente­mente algunos el potencial de un muy fuerte impacto social y de carácter político.

Para tener una perspectiva de los tamaños, pueden fijarse en el siguiente cuadro. El PIB de Italia, por ejemplo, es de US$ 2.000.000 millones y el de España es de US$ 1.400.000 millones (para dimensionarlo, Italia es 50 veces el tamaño de Paraguay en términos de la actual paralización), y Estados Unidos, que está ahora empe­zando a frenarse, es 512 veces más grande que Paraguay, en términos económicos siem­pre. Datos claves para tomar conciencia de la magnitud de la actual coyuntura y para abrocharse los cinturones. Felicitaciones por las medidas preventivas de salud y econó­micas, estas medidas deberán naturalmente seguir amplián­dose según la evolución.

Uno de los mayores problemas para la recuperación es que esta situación no es solamente una crisis financiera, sino que es una crisis humanitaria de salud, en la que las necesidades básicas están siendo afecta­das por primera vez en déca­das. Oficialmente estamos en medio de una pandemia, según la OMS. Adicionalmente a eso se suma la complejidad de que la deuda actual mundial está cerca del triple de la produc­ción mundial anual, de hecho con el actual auxilio llegará a esos niveles. Para entender un poquito, es como que en tu caso estés ganando al mes, por ejemplo, G. 5.000.000 (equi­valentes a G. 60 millones al año), pero tu deuda es de G. 180 millones. Todo ok si las cuo­tas, los intereses y el plazo son aceptables y si tenés un tra­bajo estable, pero la situación actual en el mundo es que esta producción va a disminuir. Es algo similar a que te quedes ganando menos en tu trabajo, pero con la misma deuda. Ese es un escenario parecido, en el que alguien debería apoyarte para no llamar a convocato­ria de acreedores o entrar en “default” como se dice en otro idioma. Como siempre, los paí­ses y empresas que estén con menor deuda serán los que sal­drán mejor parados. En algu­nos países (Banco Central y Tesoro Nacional) están ya con pocas municiones, lo cual no es el caso de Paraguay. Aquí esta­mos aún bien y con margen de maniobra, pero no debemos bajar la guardia.

Nuestra opinión de siempre es que en estos tiempos, una cartera conservadora debería estar constituida, como regla general, de las siguientes clases de activos, las cuales se deben adaptar porcentualmente según el caso individual de cada persona, familia o insti­tución, según su perfil de tole­rancia al riesgo, su horizonte de tiempo para retirar sus fondos y su rentabilidad deseada. La cual debe ajustarse natural­mente a aceptación de riesgo y plazos. En forma general, solo a fin de dar una guía, la cual no es conclusiva, un mix general para nacionales paraguayos es tener: 1) Un porcentaje x en inmuebles; 2) Un porcentaje y% en CDAs locales de exce­lente calidad en moneda local, con tasas de interés natural­mente mayores que la inflación esperada; 3) Otro porcentaje z% en acciones de tu propia empresa o de otra en que ten­gas confianza o forma de con­trolar, cuya porción es para tomar ventaja en épocas de prosperidad; 4) Un porcentaje m% final radicado en el exte­rior, en bancos o administra­dores de primera línea, como cobertura contra una eventual devaluación de la moneda local y riesgo país PY.

MUY IMPORTANTE: Los datos y opiniones de esta columna se nutren de información pública disponible en el sitio web del Banco Mundial y del Banco Central del Paraguay, la cual es generada con base en datos proporcionados por las propias entidades y gobiernos. Estas opiniones no deben ser consideradas como una recomendación formal de inversión, sino como una opinión adicional independiente sobre todo lo disponible en el mercado en forma pública. No incorpora posibilidad de daños patrimoniales relacionados a fraudes masivos de tipo cambiario, crediticio u operacional, así como tampoco incluye los efectos positivos o adversos originados en los países sedes de entidades extranjeras, los cuales poseen otros mecanismos de monitoreo y prevención que no son abarcados en el presente análisis.

Los comentarios se basan en hechos históricos y no constituyen una garantía de desempeño futuro. Este reporte no implica bajo ningún concepto una recomendación a invertir, desinvertir, incrementar o disminuir depósitos o posiciones en las entidades o activos mencionados. Somos el único medio y fuente de actualización de este tipo de análisis y evaluaciones periódicas. Notar que los datos pueden y de hecho registran variaciones mensuales. Nuestro objetivo es proporcionar a los lectores una fuente adicional de información a las ya existentes proveídas por el Banco Central del Paraguay, el Ministerio de Hacienda, las calificadoras de riesgo y demás entidades de asesoría financiera.

Para la porción que va al exterior siempre nos gusta, para el perfil más conservador, no reinven­tar la rueda, sino tomar las enseñanzas ya men­cionadas más arriba, las cuales se ubican en: a) Una parte en metales precio­sos, plata, oro u otro com­modity de cobertura como protección contra la infla­ción; b) Otra porción en efectivo US$ registrada en alguna cuenta de inver­sión money market (mer­cado de dinero) de corto plazo como protección contra una deflación, aun­que ahora se debe ser muy consciente que el dólar americano estará bajo presión por el volumen grande del apoyo/rescate anunciado esta semana por el gobierno de EEUU. Se mencionó la cifra de US$ 5 trillones adiciona­les; c) Otra parte en accio­nes de empresas seleccio­nadas para beneficiarse también de los mejores momentos que esperamos que vuelvan alguna vez, como lo han demostrado ciclos económicos ante­riores, notando que es la primera vez que tenemos esta severidad de salud publica. Toda esta estruc­turación debe ser gradual; d) Y una porción final en bonos soberanos o corpo­rativos de primera calidad y de más largo plazo para tomar ventaja de momen­tos de recesión.

Recordemos que en eco­nomía y finanzas, la parte relativa a finanzas viene a ser como “la sangre” que hace que todos los órga­nos de “la economía real” (sector agropecuario, sector industrial y sector servicios) tengan sufi­ciente llegada de “oxígeno” a través de la “sangre” de financiamiento para sus transacciones normales de capital de trabajo, así como para sus proyectos de más largo plazo. Ahora tendremos una coyun­tura en la que habrá poca actividad, por lo que en teoría no hace falta tanta “sangre”, por lo que se podría deducir que todas las facilidades moneta­rias y fiscales que se hacen ahora –sin los posteriores contrapesos implemen­tados– podrían llevar a escenarios inflacionarios. Tengamos presente para nuestras decisiones un dato histórico: en diciem­bre del 2008, el US$ estaba a 4.930 y en diciembre del 2009 bajó a G. 4.600, un 6% de apreciación de nues­tra moneda. Desconoce­mos si esto pasará nueva­mente, pero la coyuntura mundial se muestra similar.

Las medidas anunciadas en EEUU esta semana menciona­ron una cifra de apoyo de US$ 5 trillones adiciona­les. Estos son unos US$ 5.000.000.000.000, lo cual equivale a más de 100 veces el PIB de Paraguay y a un 25% del tamaño del PIB de Estados Unidos. Es bueno manejar estos números para dimensio­nar la actual coyuntura. Adicionalmente, en esta ocasión el apoyo moneta­rio es mundial, el Banco Central Europeo anun­cio esta semana medi­das similares.

Por lo que no hay que descartar que probablemente se ven­gan apoyos o rescates de varios sectores. Notar que no tenemos ahora –en el mundo– muchas tran­sacciones económicas, pero sí tendremos mucha moneda “nueva” en cir­culación. Lo importante es estar con los cinturo­nes de seguridad pues­tos, dispuestos a algunos ajustes y, principalmente, lo de siempre, estar BIEN DIVERSIFICADOS. Paraguay continúa siendo un país muy atractivo den­tro de todo el contexto, debemos seguir atentos e ir cambiando según la coyuntura.

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