Para la Asociación Industrial de Con­feccionistas del Para­guay (AICP), la situación actual no está mucho mejor de lo que llegó a estar en junio cuando parecía que se podía repuntar, más aún a nivel local que atraviesa una baja en pro­medio del 30% en las ventas, que se volvió a retraer a con­secuencia de las crisis políticas que afectaron el dinamismo y las inversiones.

Es por ello que como gremio, piden al Gobierno dimensio­nar el papel dinamizador que la industria de la confección y el textil cumplen en la econo­mía, por la labor que demanda y la amplia cadena de valor que genera a lo largo del proceso.

Diego Daud.

“Nosotros desde la asocia­ción conocemos lo que atra­viesan en especial las peque­ñas industrias afines al sector, y nos comprometemos a rever­tir las condiciones inten­tando abrir nuevos mercados de exportación y reactivar algunos perdidos, además de buscar la ayuda en todas las instituciones públicas, pero necesitamos que el Gobierno dimensiones lo que es el papel de nuestro rubro en la econo­mía, porque realmente hace circular el dinero en la micro­finanza y en la microecono­mía”, expresó Diego Daud, presidente de la AICP.

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A lo que sumó, que sería ideal y más que preciso que reci­bir el acompañamiento del Estado para la construcción de forma conjunta de un plan concreto con metas claras, en las que se puedan observar los resultados, además del com­promiso que real que sin suda quizás es lo que esté faltando.

Agregó que si bien hubo acer­camiento con las autoridades además de conocer de algu­nos apoyos internacionales a asociaciones del interior, como el caso de los confec­cionistas de Yaguarón, que recibieron orientación de la Embajada de Taiwán, les gus­taría conocer cuál es el plan para reactivar el sector por parte de las instituciones per­tinentes.

En tanto sí reconocen la acción más controladora de la uni­dad anticontrabando junto con Aduanas, pero para que la situación se pueda revertir realmente para finales de año, será necesario que continúen con el sistema implementado, ya que la temporada festiva es la que arroja expectativa, pero a la vez de cautela ante posibles ingresos de cuantiosas pren­das del exterior.

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