Hablar de motivación es común cuando se trata de fidelizar empleados, de impe­dir que renuncien o que sean captados por otra compañía. Sin embargo, cumple una fun­ción esencial cuando la posi­bilidad de cometer fraude se hace presente. ¿Puede la falta de motivación jugarle una mala pasada a la empresa?, menciona en un análisis Kroll, proveedor líder mun­dial de soluciones de riesgo.

Son varios los motivos que pueden llevar a una persona a cometer un fraude contra la compañía en la que trabaja. Se destacan los casos en los que el empleado se corrompe porque siente que es tratado de manera injusta por la empresa. Se trata de emplea­dos que perciben que son mal­tratados o que no obtienen la remuneración o el recono­cimiento que se merecen. Si bien esto puede no ser nece­sariamente cierto, el hecho de que ellos tengan esa sen­sación los hace estar más pro­pensos a justificarse a la hora de cometer algún acto ilícito contra la compañía, porque lo ven como una compensación de su padecimiento.

La idea de compensar un “maltrato” con un acto ilícito puede hacer que una persona se convenza de que cometer un fraude no es tan grave o que le reste dimensión al hecho de que es ilegal. “Son personas que quizás en otra instancia no cometerían un acto ilícito, pero tras mucho tiempo de sentir injusticia por parte de la empresa para con ellos, exista o no, van generado un resenti­miento que les hace creer que, tomando el dinero de la com­pañía, compensan las faltas que sienten”, concluye Maxi­miliano Pérez Toews, Mana­ger de Investigaciones y Busi­ness Intelligence de Kroll.

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Un empleado motivado es mucho menos propenso a cometer un fraude, porque carece de muchos de los sentimientos que podrían impulsarlo.

APRECIO DENTRO DE LA COMPAÑÍA

Para que un empleado esté motivado debe sentir que es apreciado por la compa­ñía en la que trabaja y que recibe un trato justo. Que sus logros son reconocidos y que su trabajo es recompen­sado. Que obtenga benefi­cios como, por ejemplo, la flexibilidad horaria, y que reciba una remuneración acorde a su labor que se corresponda con los valores del mercado, señala Kroll. La implementación de estas medidas permite fidelizar a los empleados y, consecuen­temente, reducir el riesgo de fraude interno.

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