El volumen de faenas de bovinos en frigo­ríficos registró una retracción del 8,2% en el primer mes del año, según el informe del Servicio Nacio­nal de Calidad y Salud Ani­mal (Senacsa). En enero las industrias sacrificaron unas 133.791 cabezas, que repre­sentan unas 11.982 cabezas menos que las 145.773 fae­nas en el primer mes del año pasado.

No obstante, la producción de carne no se vio tan resen­tida porque hubo un impor­tante crecimiento del kilo promedio de los animales, lo que demuestra una mayor eficiencia en la terminación, según explicaron represen­tantes del sector industrial.

En el primer mes del año la producción de carne fue de 32,1 millones de kilo­gramos, que corresponden a una tímida contracción del 1,8% en comparación a las 31,7 millones de tonela­das producidas en enero del 2018.

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El peso promedio al gancho de faena de bovinos tuvo una importante mejora del 6,6% y se ubicó en torno a los 240 kilogramos. Esto representa unos 15 kilogramos más que la media del año pasado, que fue de 225 kilogramos por cabeza, de acuerdo a los datos del servicio veterina­rio oficial.

AÑO PASADO

La reducida oferta de ganado fue una constante en varios meses del año pasado, por lo que en el balance general se observó una disminución de casi 170 mil cabezas en la faena de bovinos en los fri­goríficos, de acuerdo a las estadísticas del Servicio Nacional de Calidad y Salud Animal (Senacsa).

Entre enero y diciembre del 2018, los frigoríficos sacrifi­caron un total de 1.896.750 bovinos, cifra que corres­ponde a una reducción del 8,1% en comparación a las 2.066.106 cabezas faenadas en el año anterior.

En total, el ritmo de sacri­ficio de ganado bovino se redujo en unas 169.356 cabezas en comparación al 2017, reflejan los núme­ros del servicio veterina­rio oficial.

El volumen alcanzado el año pasado fue el más bajo desde el 2015 y esta situación de merma está relacionada directamente con la reduc­ción del hato ganadero.

No obstante, desde la indus­tria explicaron que una mayor eficiencia en la pro­ducción compensó el menor ritmo industrial y se reflejó en los números positivos en el comercio exterior de carne bovina y derivados.

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