Empezó desde tem­prana edad a trabajar en el sector ganadero y a sus cortos 30 años ya fue designado como presidente del Servicio Nacional de Cali­dad y Salud Animal (Senacsa), una institución clave para el funcionamiento y la soste­nibilidad del negocio de la carne, uno de los pilares de la economía nacional. José Carlos Martin Camperchioli destaca la importancia de los jóvenes para cambiar el rumbo del país y sostiene que un buen líder debe entender los procesos y saber adap­tarse a los cambios que exige el mundo globalizado.

–¿Cómo se inició en el sec­tor y qué representa para usted como profesional?

–A los 16 años empecé en una pasantía en una empresa ganadera líder en Paraguay. Siempre quise ser veterina­rio y nunca dudé de lo que quería ser y a dónde quería llegar. Me esforcé mucho también optando por el lado sacrificado, dejando de lado las fiestas, los amigos, el tiempo, siempre busqué un objetivo.

Algo muy importante en mi vida ocurrió a los 17 años, cuando gané una beca para terminar el colegio en Ale­mania y eso me ayudó a tener una mentalidad diferente y más abierta. Los jóvenes somos los protagonistas y tenemos la responsabilidad y la obligación de trabajar para cambiar el país. Siem­pre tengo en cuenta una frase de Gabriel García Márquez, del libro “Cien años de sole­dad”, que dice que el que no conoce su pasado está con­denado a repetirlo, entonces tenemos que ver lo que pasó en el pasado para poder cam­biar en el futuro. Nosotros, los jóvenes, tenemos la opor­tunidad y tenemos que traba­jar con transparencia, ética y mucho profesionalismo. Hay que tener en cuenta que el paraguayo no es menos que nadie y siempre hay que tener una actitud ganadora. La actitud conformista, el derrotismo y ser reacio a los cambios no es bueno. Es necesario también conside­rar que uno de los factores principales del éxito es el cambio permanente.

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–¿Hay alguna anécdota que le marcó en su vida profesional?

–Hubo varias anécdotas. Una de ellas fue cuando me con­trató una consultora para hacer un trabajo en México en una aerolínea. Consistía en disponer el mejor precio de la tarifa contra la oferta y la demanda de pasajes. En el primer día de trabajo me consultaron qué era y les res­pondí que era veterinario, y me miraron como un bicho raro. Ese trabajo fue pre­miado y me cambió la forma de pensar. Me ayudó mucho a aplicar algunos conceptos de desagregación de valor en la industria frigorífica.

–A su criterio, ¿qué atri­butos tiene que tener un buen líder?

–Un buen líder tiene que entender los procesos. Los principales líderes y refe­rentes mundiales se hicie­ron con los procesos y encon­traron el camino. A mí me tocó con 30 años ser presi­dente de una institución con más de 1.600 funcionarios y en donde se crearon polí­ticas públicas. Aquí tene­mos gente de carrera, gente que está en la OIE y en otros organismos internaciona­les. Hay que respetar los pro­cesos, el sacrificio y tener un buen equipo. Hay que saber descansar en el equipo y ser el primero en llegar y el último en irse. Los jóvenes tenemos que entender que los procesos son muy impor­tantes y hay que quemar eta­pas y capacitarnos porque el mundo está cada vez más globalizado. La capacidad de adaptarse a los cambios es lo que te mantiene vigente.

–¿Esta visión se debe apli­car al sistema sanitario?

–Claro, hoy el sistema sanita­rio debe adaptarse a los cam­bios. Ya no se está hablando solo de la fiebre aftosa, sino de todo lo que es la inocui­dad alimentaria. Hoy las cadenas de valor son más cortas. Antes los consumi­dores europeos no sabían la procedencia de los produc­tos, mientras que hoy en día el cliente quiere información, qué tipo de animal es, el esta­blecimiento, cuándo se faenó, si fue criado a pasto o confi­namiento, entre otros datos.

–¿Qué lugar ocupa hoy Paraguay y cuál es el camino a seguir?

–Paraguay ocupa un lugar muy importante en el comer­cio mundial y está jugando en las primeras ligas. Esta­mos entre los 10 principales exportadores de carne en el mundo y fue el resultado de un buen trabajo de políti­cas públicas. Llegamos a lo máximo y tenemos que jugar con reglas claras y adaptar­nos rápido a los cambios del mercado. Tenemos que ser competitivos e implementar tecnología.

–¿Cómo ve el sistema sani­tario animal?

–Yo veo un sistema sólido, hay un cimiento muy fuerte. Necesitamos mejorar en la puntada final, tener un mayor enfoque en el con­sumidor final, tener un sis­tema de tipificación, crear un instituto paraguayo de la carne que nos va dar mejo­res objetivos y dar un men­saje más claro. Muchas veces el Senacsa no está enfocado 100% al lado comercial y la punta de la cadena estira hacia el lado comercial.

El instituto debe ser bien especializado y atacar a los nuevos patrones de consumo. Estamos en la primera liga y estamos en la tercera posición en dependencia del mercado externo. El 75% de las faenas va al exterior y la importan­cia del sector en las exporta­ciones es muy grande.

El mundo está muy dinámico y estamos jugando a nivel internacional. El Senacsa es la institución más interna­cional y tiene más presen­cia en más mercados que las embajadas. La cadena de la carne es el mayor empleador después del Estado.

PERFIL

JOSÉ CARLOS MARTIN CAMPERCHIOLI.

Nacionalidad: Paraguaya.

Profesión: Doctor en Cien­cias Veterinarias por la UNA.

-Magíster in Business Administration por el Incae Business School.

Cargo: Presidente del Ser­vicio Nacional de Calidad y Salud Animal (Senacsa).

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