Por Alba Devalle, alba.delvalle@gruponacion.com.py

Es arquitecta de profesión y con 32 años de edad, Jessica Castillo en entrevista con La Nación, habló sobre su corta pero no menos fructífera trayectoria como empresaria en el rubro del diseño y la arquitectura, ya que recientemente fue reconocida como la Joven Empresaria 2018 de los Premios ADEC (Asociación de Empresarios Cristianos), por haber realizado un aporte importante a la sociedad tras obtener resultados extraordinarios dentro del sector a través de la eficiencia, la innovación y la responsabilidad social.

¿Quién es Jessica Castillo, cómo se describiría en dos líneas?

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–Soy madre de Salvador, esposa de Álvaro y directora de Arkstudio SA, que es un estudio de arquitectura y diseño interior.

¿Cómo arrancó en el ambiente empresarial?

–Mi primer trabajo de relevancia fue la ambientación y equipamiento del bar de unos amigos, llamado Paisa Cabana. Tuve suerte de que hayan confiado en mí cuando recién empezaba ya que el bar, ubicado en la zona de Lillo y Senador Long, expuso mi trabajo a una gran cantidad de personas y abrió puertas a muchas oportunidades laborales. Por otro lado, mi hermano José me recomendó que invirtiera el dinero que había ahorrado en algo que me gustaba hacer (diseñar muebles) en vez de poner a plazo fijo. Creo que de no haber seguido su consejo, Arkstudio sería hoy solo un estudio de arquitectura y no estaríamos fabricando muebles en nuestra propia carpintería.

¿En qué consiste la empresa Arkstudio?

–Actualmente, Arkstudio cuenta con una tienda de muebles sobre la calle Cruz del Defensor. Arriba de la tienda se encuentra el estudio de diseño y arquitectura, y mi oficina personal. Mientras que la carpintería se encuentra sobre Madame Lynch. Paso la mayor parte de mi tiempo en reuniones con clientes, corrigiendo diseños en el estudio y visitando la carpintería.

¿Existieron algunos obstáculos para llegar donde está?

–El mayor obstáculo que enfrentamos como empresa fue, y sigue siendo, la consolidación en un mercado con excelentes referentes, muchos de ellos con decenas de años de trayectoria. Por un lado, es un obstáculo común en muchos emprendimientos. Por otro lado, la estrategia de diferenciación es más fácil que en otros rubros. Buscamos diferenciarnos mediante el diseño en los primeros años y ahora que contamos con una carpintería propia, mediante el exhaustivo énfasis, en el control de calidad.

¿Con cuánta gente trabaja actualmente?

–Arkstudio emplea directamente a 24 personas e indirectamente entre 15 y 40 personas, dependiendo de las obras activas en cualquier momento dado. De los 24 empleados directos, 7 se encuentran en la tienda/estudio entre diseñadores, arquitectos y asesores de venta. El resto trabaja en la carpintería; maestros carpinteros, lustradores, herreros, ayudantes, diseñadores industriales y administradores.

¿Cómo cree que debe ser un líder y qué funciones debe desempeñar?

–En el rubro en el que me desempeño, creo que un líder debe ser crítico, paciente, abierto, exigente y motivador. Parecen características opuestas, pero el rol de un líder debe fluir entre ellas y nunca ser estático. Ante todo, siento que mi deber es buscar errores en los procesos y verlos como oportunidades de mejorar, no como fallas en el carácter de los miembros del equipo.

¿Cree que sus colaboradores la consideran como tal?

–No tengo forma de saberlo pero, ¡eso espero!

Con el reconocimiento de la ADEC, ¿se considera exitosa?

–Soy consciente del honor que conlleva el premio, en especial por la impecable reputación de la ADEC y por la cantidad de felicitaciones que recibí estas últimas semanas. Es obvio que la ADEC es muy respetada en el ambiente y sus premios no pasan desapercibidos. Habiendo dicho esto, debo admitir que el galardón sirvió más que nada para acallar las dudas que siento constantemente con respecto a mis habilidades y capacidades. Soy extremadamente autocrítica. Aunque estoy lejos de considerarme una persona exitosa, el premio de la ADEC me indica que voy por buen camino.

¿Cuál sería algún objetivo o meta por cumplir?

–Combatir el estigma de que lo importado es mejor que lo nacional. ¿Por qué un sofá italiano es mejor que uno paraguayo? ¿Por la materia prima? La podemos importar. ¿Por la mano de obra? Nadie nace sabiendo fabricar sofás, el italiano lo aprende con miles de horas de práctica y el paraguayo lo puede aprender también. En Ark, insistimos en una tienda con productos 100% nacionales. Una meta a corto plazo es lograr fabricar en nuestra carpintería estos ítems “complicados” y lograr que el producto final sea igual o mejor que los importados. Una meta a largo plazo es la exportación de nuestros productos.

¿Qué consejo daría a los que deseen emprender en el segmento?

–Siento que se está dando demasiada importancia a la palabra “emprendedor” y no suficiente importancia a la palabra “empresario”. Sin ahondar en sus definiciones, me da la impresión que en estos tiempos la primera lleva una connotación positiva y a la segunda, una negativa. Cuando encontramos en los diarios la palabra “empresario”, es sobre algún “empresaurio” corrupto, sobre lavado de dinero, un personaje que no paga IPS, etc. Cuando leemos sobre emprendedores, son jóvenes idealistas con empresas billonarias de Silicon Valley, limpiando los océanos y cambiando el mundo. Emprender es fantástico; crea trabajos, oportunidades y aporta a la economía. Pero la verdadera prueba es mantener a flote aquello que emprendiste. Para eso, se necesita un empresario batallando día a día en las trincheras de la empresa.

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