El estatus global de Israel se elevó nue­vamente cuando Jack Ma, director ejecu­tivo de Alibaba (la versión china de Amazon.com), pasó tres días en Israel y elogió repetidamente la “inspira­ción”, enorme “creatividad, sabiduría, persistencia y visión” del país.

Alibaba es un gigante global con 66.000 empleados, un capital de mercado de medio billón de dólares y la mayor oferta pública inicial en la histo­ria de la economía. Ma, cuya riqueza personal es de 42 mil millones de dólares, fue considerado por la revista Fortune como “el segundo gran líder” del mundo, de acuerdo a la publicación del sitio Judios.org.

Afirma que esta semana, Ma comparó al estado de Israel con Alibaba: ambos se han destacado a pesar de innumerables obstáculos y tropiezos. “Miles de veces me dije a mí mismo y a mis colegas en Alibaba: ‘Nunca hay que darse por vencido’”, dijo Ma. En Israel, “la gente nace creyendo que ‘nunca hay que darse por vencido’. Esto es lo que transformó a Israel en un milagro en ape­nas 70 años”.

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En su primera visita a Israel, Ma vino acompañado por 40 de los principales directores de Alibaba, una visita seguida de cerca en el escenario de los negocios globales. El movi­miento BDS no debe haberse alegrado mucho cuando Ma dijo que Israel “es tan pací­fico y próspero… En vez de leer sobre la tierra de Israel, debes venir, sentirla, tocarla”.

Como parte de la expansión global de 15 mil millones de dólares, Alibaba abrirá un centro de investigación y desarrollo en Tel Aviv, dedi­cado a la inteligencia artifi­cial, visión computarizada y otras tecnologías disruptivas.

Ma elogió la cualidad judía de “jutzpá”, el coraje de desafiar lo convencional, y expresó su sorpresa de que en Israel: “No tienen diamantes, pero tienen el mayor mercado de diamantes del mundo. No fabrican autos, pero tienen la mejor tecnología para fabri­carlos. No tienen petróleo, no tienen agua, casi no tie­nen recursos naturales… pero han llegado a ser suma­mente fuertes”.

Además del aspecto comer­cial del viaje, Ma se centró en la herencia judía y el retorno del pueblo judío a su patria. Ma visitó el Museo de Israel y en el Muro Occidental hizo eco de valores judíos básicos: “Enseñar historia, preser­var la tradición y honrar lo que hicieron nuestros ante­pasados”.

La visita de Ma a Israel fue personal también en otro sentido importante. Tras haber fracasado cuatro veces en sus exámenes de ingreso a la universidad, se sintió real­mente feliz al recibir un doc­torado honorario de la uni­versidad de Tel Aviv.

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