En el mundo de las empresas familiares, suele hablarse de la necesidad de “profesionalizar” la gestión. Sin embargo, para el abogado Marcelo Codas Frontanilla, este término resulta incompleto e incluso equívoco: no se trata de descalificar a los miembros de la familia en los roles directivos, sino de entender que la profesionalización no depende de quién conduce, sino de cómo se conduce la organización.
Considera que la verdadera gestión profesional se basa en procesos claros, estrategias explícitas y estructuras de decisión bien definidas.
Para esta edición de Ellos Saben, Codas propone un concepto más riguroso: la “corporativización”. A diferencia de la profesionalización entendida de manera reducida, la corporativización busca transformar a la empresa familiar en una entidad sostenible a largo plazo, capaz de funcionar y crecer sin depender de una sola persona.
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En otras palabras, mencionó que se trata de garantizar que la organización trascienda a sus fundadores o figuras centrales y logre desplegar su máximo potencial de rentabilidad.
Lejos de ser un proceso reservado a grandes compañías, Codas sostiene que la corporativización es posible, e incluso necesaria, también en negocios pequeños y medianos y que no depende del tamaño, sino de la voluntad de los líderes de implementar gobernanza sólida, reglas claras, estructuras orgánicas independientes de las personas, trazabilidad en las decisiones y una cultura de evaluación permanente.
Para Codas, todo lo anterior son los puntos que diferencian a las empresas que simplemente generan ganancias de aquellas que logran proyectarse como instituciones duraderas. De acuerdo con el experto, estas son las principales claves para la corporativización de la empresa familiar:
1. Decidir a nivel familia y empresa
El primer paso es que en el seno de la empresa y a través del directorio se tome la decisión correspondiente con el conocimiento y apoyo del gerente general y de la alta gerencia.
Igualmente, la familia, en especial aquellos integrantes que están vinculados a la empresa en la gestión o en la dirección, deben estar de acuerdo con el proyecto. No se trata solamente de una decisión sino de colaborar activamente para llegar al objetivo.
2. Contratar profesionales
Los trabajos correspondientes los podría realizar la empresa directamente, pero la experiencia nos indica que, en primer lugar, se requiere de determinada experticia y al mismo tiempo de un responsable que se pueda dedicar 100 % a las tareas que deben llevarse adelante durante un tiempo determinado.
Puede contratarse a un profesional o una firma consultora. Lo importante es que la familia pueda generar una afinidad con los profesionales que le permita lograr la apertura suficiente.
3. Establecer una hoja de ruta
Un antiguo dicho dice que si no sabes a dónde vas, cualquier ómnibus te lleva. Aplicando este dicho, se debe establecer una hoja de ruta, determinando claramente a dónde queremos llegar, cuáles son los principales objetivos y en qué tiempo se concluirá con el trabajo.
4. Administrar la resistencia
Es muy probable que la organización muy acostumbrada al “así se hizo siempre” se resista a los cambios y es importante administrar debidamente esta circunstancia, de modo a que se pueda explicar a quienes se resisten los beneficios de los cambios y contar con su apoyo.
5. Tener paciencia
La realización de las tareas implicará cambios y tal vez algunos de ellos estarán vinculados a antiguas prácticas. Por este motivo debe tenerse la suficiente paciencia para administrar esos cambios y al mismo tiempo ser consciente que se requiere de tiempo para la implementación y debido funcionamiento.
6. Contar con recursos humanos y económicos necesarios
En el caso de que la empresa no cuente con los recursos humanos suficientes se deberá contratar a los mismos, lo cual podría implicar la exclusión de antiguos funcionarios y hasta de familiares.
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