La informalidad no solo limita la recaudación fiscal, sino que también se consolida como una barrera estructural para el desarrollo humano en Paraguay. Así lo muestra el informe de Economía Subterránea 2024, que revela una relación directa entre el tamaño de la economía informal y el bajo Índice de Desarrollo Humano (IDH).
Explican que, a mayor nivel de informalidad, menores son los avances en salud, educación, ingresos y calidad de vida de la población, según refirió Sebastián Acha, directivo de Pro Desarrollo, al iniciar la presentación del informe en base a la elaboración de la Consultora Mentu.
Los datos indican que Paraguay figura entre los países con mayor proporción de economía subterránea en la región, con un 35,1 % del producto interno bruto (PIB) fuera del circuito formal. Esta condición impacta de forma transversal en el acceso a servicios públicos y en la capacidad del Estado para planificar e invertir de manera eficiente.
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Desde Pro señalan al respecto que la ausencia de registro impide llegar con políticas focalizadas a miles de familias y trabajadores que quedan invisibles para el sistema. El estudio también muestra cómo la economía informal reproduce y profundiza las desigualdades.
El 10 % más pobre accede a ingresos muy por debajo de la línea de pobreza, mientras que el decil más alto triplica o cuadruplica esa cifra. Además, el 66 % de los trabajadores paraguayos se encuentra en condiciones de informalidad, lo que los deja sin protección laboral, sin cobertura de salud ni aportes jubilatorios.
En este contexto, reducir la informalidad no es solo una medida económica, sino una apuesta por mejorar el bienestar general. Formalizar implica abrir puertas: acceso a crédito, capacitación, seguridad social y oportunidades de crecimiento. Combatir la economía subterránea es también construir un país más inclusivo, equitativo y con mejor calidad de vida para todos.
Finalmente, lo que proponen el documento es un enfoque diferenciado para abordar las causas y efectos de la economía subterránea, distinguiendo entre lo informal (emprendedores o trabajadores fuera del sistema por necesidad) y lo ilícito (actividades criminales organizadas).
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