El Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) declaró como Líder de la Ruralidad a Rosalina Jarolin Fernández, agricultora familiar paraguaya. La distinción denominada Alma de la Ruralidad reconoce el esfuerzo para generar conciencia sobre la importancia del asociativismo como camino para acceder a una mejor calidad de vida.

Señalan que Rosalina Jarolin Fernández trabajó para que los pequeños productores se asocien, comercialicen de forma directa sus alimentos y de esa forma obtengan mejores ingresos. El reconocimiento a los líderes de la Ruralidad de las Américas es realizado por el IICA para premiar y dar visibilidad a quienes cumplen con los papeles en el campo.

Esto tiene que ver con ser garantes de la seguridad alimentaria y nutricional y al mismo tiempo guardianes de la biodiversidad del planeta a través de la producción en cualquier circunstancia. Se trata de hombres y mujeres que dejan huella y hacen la diferencia en el campo de América Latina y el Caribe.

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La distinguida también se aboca en inculcar a los jóvenes de Itá el amor por la agricultura. Foto: Líderes de la Ruralidad/IICA.

Rosalina se crió en una familia dedicada a la producción de arroz, pero ella, desde joven, se volcó al oficio de modista, pero por circunstancias familiares volvió a reencontrarse con la agricultura en donde descubrió su pasión. Fernández es referente de la Asociación de Curupicaity, integrada por 53 agricultores, 24 de ellas mujeres.

“Como mujer cumplo un doble rol. Porque hago las tareas en la casa y llevo adelante mi familia, aunque mis cuatro hijos ya son grandes, y también trabajo en la huerta. El amor por la agricultura lo llevo en la sangre y por eso sigo adelante, siempre produciendo y buscando la mejor manera de comercializar nuestros productos en forma colectiva. Hemos recibido un importante apoyo tanto del IICA como del Ministerio de Agricultura y Ganadería de Paraguay, que nos han capacitado y nos han dado herramientas para que nos vaya mejor”, señaló la agricultora.

Cada día ella se dedica desde temprano a las tareas del campo y luego viaja 38 kilómetros hasta la capital para atender el puesto de ventas de frutas y hortalizas de la organización, además de que se abocaba en inculcar en los jóvenes de Itá el amor por la agricultura. El IICA, que considera a la agricultura como un instrumento para la paz y la integración de los pueblos, trabaja junto a sus 34 representaciones en las Américas para la selección de los Líderes de la Ruralidad.

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