Salto del Guairá, capital departamental de Canindeyú, a 412 kilómetros de Asunción, pasa por su peor crisis económica de los últimos años, a raíz de la pandemia. La ciudad, que era caracterizada por ser uno de los tres principales polos comerciales, fronterizas con Brasil, en la actualidad sufre, pese a la reapertura de la frontera.

Esta es la razón por la cual, los comerciantes solicitan una baja de aranceles para que la ciudad pueda continuar en el mediano y largo plazo, ya que manifiestan el abandono del Estado.

El representante de la Asociación de Micro, pequeñas y medianas empresas (Mipymes) de Salto del Guairá, Víctor Stanley, expresó su preocupación con respecto a la situación económica de la zona, ya que a pesar de la reapertura de la frontera no ha logrado recuperarse.

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Indicó, en declaraciones para Radio Ñanduti, que durante toda la pandemia no recibieron ningún tipo de apoyo por parte del Gobierno y que fueron completamente abandonados. Manifestó además que si no se firma la Ley de Competitividad presentada por el gremio para bajar los aranceles la ciudad probablemente desaparezca. “Tres años más esto no aguanta”, dijo.

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“Esta muy fea la situación comercial, a pesar ya de un año de la apertura de frontera. Yo creo que estamos peor que noviembre del año pasado. Tengo información de que muchos comercios compraron ya mercaderías para este fin de año, y la gente no está viniendo y no está comprando. Hay una preocupación porque los vencimientos de los bancos están ahí nomás y no hay un repunte como se esperaba”, expresó.

Según números del gremio, antes de la pandemia estaban abiertos 3.800 comercios, y desde el inicio se redujo a 1.250 comercios. La gente dejó de pagar alquileres, hay centros comerciales enteros que no se alquilan y casi 7.800 personas que se quedaron sin trabajo.

Moneda brasileña

El representante del gremio argumentó que esto se debe, principalmente, al problema de siempre, cotización del dólar contra el real. La moneda brasileña está muy bajo y aquí se cotiza en dólares y hay una diferencia al pasar al real. “También está la situación económica en Brasil, que no se recupera del todo, ya teniendo en cuenta la problemática de riesgos que genera el COVID-19″, acotó.

Por otro lado, Stanley agregó que a todo esto se suma la inseguridad, que lastimosamente fue tomada por los “pirañitas” comerciales que engañan a los turistas. En tanto, las autoridades no toman carta en el asunto, según dijo.

“Los pirañitas son aquellas personas que le dicen a los turistas que existen promociones en un determinado local comercial. Por decir, un celular cuesta 800 reales en un local, el pirañita lo consigue por 500 reales, con tarjeta de crédito. En la transacción está el problema, porque les hacen figurar 5.000 reales, en vez de 500. Ya tuvimos demasiadas denuncias”, alegó.

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