El financiamiento de importantes obras de infraestructura por un total de US$ 1.500 millones, en materia de energía, conectividad y saneamiento, fue el tema abordado en la víspera durante una reunión entre el ministro de Hacienda, Benigno López y el presidente del Banco de Desarrollo de América Latina (CAF), Luis Carranza. El encuentro tuvo lugar en la sede ministerial.
El término de la reunión, el presidente Luis Carranza, sostuvo que la entidad prevé otorgar el referido apoyo financiero al Paraguay, que incluye puntualmente iniciativas ya aprobadas como la construcción de accesos viales al segundo puente con Brasil, que demandará unos US$ 212 millones; y el programa de mejoramiento del sistema de distribución eléctrica del Paraguay – ANDE VI, por USD 250 millones.
Asimismo, está contemplado el crédito de US$ 52,3 millones para el programa de saneamiento en ciudades intermedias, además de una línea de crédito contingente de mercado de capitales, por unos US$ 300 millones.
Es importante mencionar que CAF apoya al país en cuanto a programas de inclusión financiera, control de lavado de activos, mejoramiento de la gestión pública, planificación estratégica, mejoramiento de la calidad de vida en aglomeraciones urbanas, y apoyo de créditos para pymes del sector productivo.
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CAF cierra el 2020 con un récord histórico
CAF –Banco de Desarrollo de América Latina– cerró el 2020 con un récord de más de US$ 14.000 millones en aprobaciones de préstamos, la mayoría destinados a atender efectos de la pandemia en la economía y en los sistemas de salud (cerca de US$ 4.500 millones) y a mejorar infraestructuras digitales, terrestres y energéticas (más de US$ 2.000 millones), entre otras aprobaciones.
Al cierre de su 50 aniversario, el organismo acumuló más US$ 200.000 millones aprobados desde 1970, para promover el desarrollo sostenible y la integración regional. “CAF es un socio incondicional del desarrollo de América Latina, y muestra de ello es el récord de aprobaciones que hemos realizado en un año complicado como ha sido el 2020.
Además de responder de manera rápida y oportuna a necesidades de financiamiento externo ocasionadas por el covid-19, continuamos nuestro apoyo en áreas clave del desarrollo y estamos reforzando a la institución para ofrecer mejores servicios técnicos y financieros a nuestros países miembros”, dijo Luis Carranza Ugarte, presidente ejecutivo de CAF.
La acción integral de CAF para apoyar a sus países miembros a enfrentar la pandemia se evidenció inicialmente de manera ágil y oportuna con recursos de cooperación técnica no reembolsables por hasta US$ 400 mil por país; seguido por la línea de crédito regional para eventos extremos del clima, sismos, accidentes contaminantes y epidemias por US$ 340 millones; y luego préstamos por US$ 4.100 millones de la línea de crédito contingente regional de apoyo anticíclico para la emergencia generada por el covid-19.
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¿Bancos o fintechs?
Jorge Arbache
Vicepresidente de Sector Privado del Banco de desarrollo de América Latina (CAF)
El crecimiento en el número y alcance de las fintech ha sido ampliamente celebrado. Esto se debe a que estas startups generan servicios financieros y no financieros innovadores y disruptivos, ofrecen a los clientes más conveniencia a través del uso intensivo de tecnologías digitales y tienen modelos de negocios ágiles, versátiles y flexibles.
El crecimiento en el número y alcance de las fintech ha sido ampliamente celebrado. Esto se debe a que estas startups generan servicios financieros y no financieros innovadores y disruptivos, ofrecen a los clientes más conveniencia a través del uso intensivo de tecnologías digitales y tienen modelos de negocios ágiles, versátiles y flexibles.
Los resultados positivos están ahí, con mayor competencia, diversificación de servicios e inclusión financiera. No es casualidad que las autoridades de varios países hayan estimulado la agenda fintech, incluso con instrumentos y regímenes regulatorios especiales, como los sandbox y open banking.
El crecimiento de las fintech ha llevado a muchos observadores a concluir que habría una “nueva normalidad” en el ecosistema del mercado financiero y que esas nuevas empresas serían una amenaza para el dominio bancario. De hecho, a diferencia de las fintech, los bancos están altamente regulados y tienen altos costos, cuentan con modelos comerciales tradicionales y están distanciados de las nuevas necesidades y demandas de los clientes. La pandemia vino a acentuar la percepción de la necesidad de acelerar los cambios en el sector financiero.
Pero, ¿están los bancos y las fintech realmente en un juego de suma cero? Quizás no, y hay razones para creer que habría intereses comunes entre ellos.
Muchas fintech enfrentan dificultades para seguir creciendo y ganar escala y aún tienen que demostrar que son capaces de generar ganancias de manera sostenible. De hecho, enfrentan desafíos para obtener capital de riesgo, atraer inversionistas y acceder a financiamiento a costos atractivos. Otra preocupación es que muchas fintech todavía necesitan “destetarse” de regímenes regulatorios especiales y no está claro qué sucederá a continuación, especialmente en lo que concierne a los servicios financieros que requieren vigilancia y regulaciones más estrictas.
No se puede ignorar que, tarde o temprano, las fintech también estarán sujetas a prácticas y estándares de cumplimiento, gobierno corporativo, auditoría, contabilidad, protección al consumidor e inversionista y otros temas relevantes para el gobierno del mercado financiero, lo que aumentará los costos y reducirá su flexibilidad y agilidad. Además, las fintech en general todavía necesitan ganar más confianza del consumidor y más experiencia en temas como la gestión de riesgos y la supervisión bancaria. Muchos creen que los bancos serían los socios ideales para que las fintech se enfrenten a esos y otros desafíos.
Los bancos, a su vez, necesitan adoptar modelos de negocio más innovadores, una cultura de transformación más allá de lo digital y ampliar la gama de productos y servicios, y las fintechs estarían bien posicionadas para ayudarles en esta misión. Es razonable considerar que, por tanto, habría una agenda de colaboración e interés mutuo.
De hecho, ya hay muchos esfuerzos en esa dirección. Algunos bancos están tratando de reinventarse inspirándose en las fintechs; otros están creando bancos digitales o fintechs; otros están invirtiendo en fintechs existentes; otros están adquiriendo fintechs; y otros están explorando y experimentando con diferentes modelos de integración con fintechs. Lo que ya podemos ver es una convergencia de intereses en torno a una agenda de convivencia y la búsqueda de sinergias y complementariedades que optimicen y potencien las capacidades y oportunidades de cada uno.
Pero, después de todo, ¿cuál de esos modelos prevalecerá? Todavía es demasiado pronto para responder, pero es razonable suponer que, al final, los bancos y las fintech que logren asociaciones que expandan aún más los mercados y aumenten las ganancias para ambos lo harán mejor.
Los bancos y las fintech se enfrentan a una amenaza común, que es la presencia cada vez más agresiva de las bigtech en los mercados de servicios financieros tecnológicos. A diferencia de los bancos y las fintech, las bigtechs cuentan con una base de datos inigualable y un conocimiento de los mercados y consumidores, sus servicios financieros ya nacen globales, tienen condiciones únicas para desarrollar y ofrecer servicios financieros altamente personalizados e identificar grandes espacios, pero también tienen nichos de mercados no asistidos. Además, las bigtech están menos sujetas a la vigilancia y supervisión de los reguladores nacionales.
Con el probable aumento de la regulación tanto en Estados Unidos como en la Unión Europea, las promesas de importantes OPI, el creciente activismo en los mercados de criptomonedas y un mayor activismo de las grandes tecnologías en torno a los productos y servicios financieros, el próximo año presagia cambios importantes en el sector de productos financieros tecnológicos.
En un contexto tan dinámico, los reguladores y supervisores serán, sobre todo, responsables de garantizar la integridad del sistema y los mercados financieros, reducir los espacios de arbitraje, fomentar la competencia, proteger los derechos y los datos de los consumidores y seguir buscando formas de fomentar y acoger las innovaciones financieras y fomentar la diversificación y la inclusión financiera.
También será útil para los supervisores tener un mayor conocimiento de las nuevas tecnologías y modelos de negocio de las fintechs y bigtechs y coordinarse más y mejor con otras autoridades con mandatos en esa agenda. Finalmente, también serán bienvenidas las medidas que contribuyan a popularizar las fintech, como llamarlas a ayudar a canalizar servicios públicos, como las prestaciones sociales y el microcrédito, por ejemplo.
Las fintecs ya han hecho mucho en nuestra región, pero se necesita más. Para nosotros en América Latina, la celebración en torno a las fintechs será aún mayor cuanto más contribuyan a incrementar la competencia y las alternativas de productos y servicios financieros y no financieros, especialmente los más adecuados a las características y necesidades de nuestras economías, empresas y ciudadanos.
Fuente: https://www.caf.com/
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CAF cofinanciará proyectos de acción que dinamicen empleo
La pandemia de covid-19 dejó en evidencia la necesidad de la cooperación internacional para mitigar sus efectos adversos y para promover el bienestar y la reactivación económica y social. El Banco de Desarrollo de América Latina (CAF) y el Banco Europeo de Inversiones (BEI) capitalizan sus fortalezas complementarias y las colocan al servicio del desarrollo sostenible y la integración de América Latina y el Caribe para mitigar la brecha de inversión en infraestructura.
CAF y el BEI firmaron un marco de colaboración de cofinanciamiento para el apoyo europeo a América Latina y el Caribe para paliar los daños de la pandemia y fomentar la recuperación económica pospandemia. El acuerdo plantea un marco para cofinanciamiento por US$ 500 millones, en beneficio de sectores como transporte, energía, agua y saneamiento, desarrollo urbano, salud, educación e intermediación financiera dirigida a pymes, entre otros sectores estratégicos para ambas instituciones.
“Las inversiones en infraestructura de integración en la región son fundamentales para impulsar la reactivación económica y social. Somos un socio clave para el desarrollo de nuestros países accionistas y buscamos complementarnos con aliados estratégicos como el BEI en esta oportunidad para atraer recursos que nos permitan ejecutar las obras que promueven la competitividad”, destacó Luis Carranza Ugarte, presidente ejecutivo de CAF. El vicepresidente del BEI, Ricardo Mourinho Félix, responsable de América Latina, señaló: “La firma de este marco de colaboración pone de manifiesto el compromiso del Banco Europeo de Inversiones con América Latina y el Caribe en estos momentos tan complicados”.