• Montevideo, Uruguay. AFP.

José “Pepe” Mujica, el exgue­rrillero que gobernó Uruguay con un discurso anticonsu­mista que lo transformó en referente de la izquierda lati­noamericana, murió ayer a los 89 años, informó el actual mandatario Yamandú Orsi.

El “presidente más pobre del mundo”, mote que ganó por su austeridad, reveló a prin­cipios de este año que el cán­cer de esófago que le fue diag­nosticado en mayo de 2024 se extendió y que su cuerpo no soportaba más tratamientos.

“Con profundo dolor comu­nicamos que falleció nuestro compañero Pepe Mujica. Pre­sidente, militante, referente y conductor. Te vamos a extra­ñar mucho”, escribió Orsi en su cuenta X.

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“‘¡Hasta siempre viejo que­rido!”, afirmó su partido Movimiento de Participa­ción Popular (MPP), también en X. El Gobierno de Brasil saludó a “uno de los principa­les artífices de la integración de América del Sur y América Latina”, según un comuni­cado de su cancillería.

“Ya terminó mi ciclo. Since­ramente, me estoy muriendo. El guerrero tiene derecho a su descanso”, había declarado el expresidente (2010-2015) al semanario Búsqueda en enero. Su médica personal, Raquel Pannone, confirmó entonces que Mujica tenía metástasis en el hígado.

Pese al cáncer Mujica fue un pilar clave para el regreso al poder del izquierdista Frente Amplio en las elecciones de noviembre de 2024, en las que hizo campaña activa­mente por el actual presi­dente Yamandú Orsi.

“Tiene algo de grato sabor, un poco como premio de despe­dida”, dijo en una entrevista con la AFP tras el triunfo de su delfín. En las calles de Montevideo, los uruguayos comenzaban a hacer el duelo.

Alcanzó una popularidad inusitada para un mandata­rio de un país de 3,4 millones de habitantes, estable y encla­vado entre los gigantes Brasil y Argentina.

Su nombre recorrió el mundo en 2012 con un aplaudido dis­curso en la conferencia de la ONU Río+20. Sin corbata, subió al estrado de la confe­rencia y despotricó contra el consumismo.

Un año después fue aún más duro en la asamblea general de la ONU, donde criticó que la humanidad haya “sacrifi­cado a los viejos dioses inma­teriales” para ocupar “el tem­plo con el dios mercado”.

En su modesta chacra en la periferia de Montevideo, que se rehusó a abandonar durante su presidencia, reci­bió a personalidades como el rey emérito de España Juan Carlos II y a figuras del espec­táculo como el director de cine Emir Kusturica.

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