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El estadounidense Robert Francis Pre­vost, de 69 años, se convirtió ayer jueves en el sucesor del papa Francisco y en el primer pontífice nor­teamericano de la historia con el nombre de León XIV, anunció el Vaticano.

El 267.º pontífice de la Igle­sia católica nació en Chi­cago en 1955, pero también tiene la nacionalidad de Perú, donde ejerció de misionero y de arzobispo emérito de Chi­clayo.

“Se me permite también una palabra, un saludo (...) en modo particular a mi que­rida diócesis de Chiclayo, en Perú, donde un pueblo fiel ha acompañado a su obispo, ha compartido su fe”, subrayó desde el balcón de la basílica de San Pedro del Vaticano en sus primeras declaraciones.

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Miles de personas acogieron con aplausos y vítores la elec­ción.

El pueblo católico aguardaba la primera aparición del recién electo papa León XIV, Robert Prevost, en el balcón central de la Basílica de San Pedro, tras la clausura del cónclave de los cardenales en el Vaticano, el 8 de mayo de 2025.FOTO: AFP

“CONSTRUIR PUENTES”

Los llamados “príncipes de la Iglesia” necesitaron dos días para elegir al nuevo papa, al igual que en 2005, cuando escogieron a Benedicto XVI, y en 2013, con Francisco.

El pontífice argentino, falle­cido el 21 de abril a los 88 años, encabezó la Iglesia por 12 años con un pontificado reformista enfocado en los pobres y los migrantes, pero fue blanco de críticas entre los sectores más conservadores.

Su sucesor enfrentará nume­rosos desafíos internos, como la pederastia en la Iglesia, la crisis de vocaciones y el papel de las mujeres, y externos, como los conflictos, el auge de gobiernos populistas y la crisis climática.

En sus primeras declaracio­nes, León XIV lanzó un “lla­mado a la paz” a “todos los pueblos”, y pidió “construir puentes” a través del “diá­logo”, “sin miedo, unidos, dando la mano a Dios y dán­donosla entre nosotros”.

Y agregó: “¡Gracias al papa Francisco!”

El nombre de Prevost surgió del mayor y más internacio­nal cónclave de la historia de la Iglesia, que reunió en la Capilla Sixtina a 133 carde­nales electores procedentes de cinco continentes y unos 70 países.

“Es un evento histórico, que también tiene relevancia geopolítica”, aseguró Ferdi­nando Munzi, un hombre de 31 años residente en Luxem­burgo que se dice “afortu­nado” de vivir ese instante en Roma.

Aunque los detalles de la elección permanecerán en secreto, salvo que el nuevo papa decida lo contrario, lo único seguro es que obtuvo al menos dos tercios de los votos para ser elegido.

Miembros del clero reaccionan al ver al recién elegido papa León XIV, Robert Prevost, haciendo su primera aparición en el balcón principal de la basílica de San Pedro AFP.FOTO: AFP

“¡VIVA EL PAPA!”

Miles de personas espera­ban ya en la plaza cuando, poco después de las 18H00 (16H00 GMT), la esperada fumata blanca empezó a sur­gir de la chimenea de la Capi­lla Sixtina, la más observada del mundo desde el miércoles por la noche.

Miles de fieles y curiosos rompieron en aplausos y vítores en el Vaticano al ver la esperada fumata blanca, que estuvo acompañada del redoble de las campanas de la basílica de San Pedro, cons­tataron periodistas de AFP.

“Es una sensación increí­ble”, dijo Joseph Brian, un cocinero norirlandés de 39 años que viajó a Roma con su madre, de 73 años, para pre­senciar la elección papal. “No soy demasiado religioso, pero estar aquí con toda esta gente me ha dejado alucinado”.

Las miles de personas con­gregadas en la plaza ondea­ban banderas de Brasil, Chile, Polonia, Colombia, Italia; algunos lloraban; otros grita­ban “¡Viva el papa!”. Muchos llegaron corriendo para unirse a la celebración.

SALA DE LAS LÁGRIMAS

Antes de su presentación al mundo, la tradición establece que el flamante sumo pontífice entre en la Sala de las Lágrimas, ubicada al fondo de la Capilla Sixtina, para poder llorar ante la magnitud de la tarea que le espera.

Allí viste su primera sotana blanca entre las tres tallas disponibles y, antes de dirigirse al balcón de la logia de la basílica para presen­tarse, los cardenales le prometen obediencia.

En los próximos días, tendrá una especie de investidura papal con una misa celebrada ante líderes políticos y religiosos de todo el mundo.

Además, recorrerá la plaza de San Pedro en el papamóvil por pri­mera vez y pronunciará una homilía en la que expondrá sus prio­ridades.

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