• Porto Alegre, Brasil. AFP.

Casi 70.000 personas debieron abandonar sus hogares, unas 60 murieron y decenas siguen desaparecidas en unas inun­daciones sin precedentes en el sur de Brasil, que ayer gol­pearon con fuerza la moderna capital de Porto Alegre.

Los desbordes de los cauces de agua y deslizamientos de tierra mantienen interrum­pidas numerosas carreteras en el estado Río Grande do Sul y afectan a casi 320 loca­lidades, muchas de ellas ais­ladas.

A medida que pasan las horas, la crisis provocada por las fuertes lluvias se hace más evidente: unas 69.200 perso­nas dejaron sus casas, más de un millón de hogares están sin agua y los daños en infraes­tructuras son por ahora incal­culables, según Defensa Civil.

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El estado necesitará una especie de “Plan Marshall” para ser reconstruido, afirmó el gobernador Eduardo Leite. Porto Alegre, una de las mayores urbes del sur bra­sileño, con una población de casi 1,4 millones, y sobre todo su región metropolitana, se vieron muy afectadas.

Según la alcaldía, el nivel del río Guaíba enclavado en la ciudad marcaba 5,09 metros, por encima del récord de 4,76 metros registrado cuando la ciudad sufrió unas históricas inundaciones en 1941. La ciu­dad se hallaba en un estado de caos, constató la AFP. Nume­rosas calles permanecían bajo agua y los residentes trataban de evacuar sus viviendas.

En medio de las labores de rescate, una fuerte explo­sión en una gasolinera dejó dos muertos en el norte de la ciudad, constató un perio­dista de la AFP presente en el momento de la deflagra­ción. El incidente se produjo cuando vehículos que traba­jan en los rescates se abaste­cían en la estación de servicio inundada, de donde salió una espesa nube de humo, visible desde lejos.

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