• Kiryat Shmona, Israel. AFP

En Kiryat Shmona, en el norte de Israel, los pocos habitantes que no evacuaron la zona desde la intensificación de los due­los de artillería entre el ejér­cito israelí y el Hezbolá libanés afirman estar prontos para lidiar con cualquier escenario.

Israel, sumido en una gue­rra con Hamás en la Franja de Gaza en el sur, observa con atención la posibilidad de la apertura de un nuevo frente en el norte. “Estamos prepa­rados, no estamos preocupa­dos, somos israelíes, somos duros”, declaró a la AFP Boaz Shalgi, un guía turístico resi­dente en el kibutz Gonen, a unos 30 km de la frontera con Líbano.

Por “nada del mundo” este nativo de Jerusalén se iría de la región de Galilea. “Esta­mos muy contentos de vivir aquí, en general es tranquilo, pero cuando tenemos que ir a la guerra para proteger a nuestros hijos, nuestras fami­lias, nuestras comunidades, lo hacemos sin vacilar”, agrega.

En la avenida Tel Hai, la principal de Kiryat Shmona, el cráter que dejó un cohete frente a un restaurante es pequeño pero todavía des­prende un fuerte olor a que­mado. Nadie ha retirado el auto ni la moto calcinados delante del escaparate. Dos hombres resultaron heridos y uno de ellos tiene quema­duras graves, según el hospi­tal Ziv de Safed.

En la frontera norte, los cru­ces de disparos mataron a seis soldados y un civil israe­líes y a 72 en el sur de Líbano, 54 de ellas miembros de Hez­bolá, según un recuento de la AFP.

CONFIANZA EN EL GOBIERNO

Junto al restaurante de la ave­nida Tel Hai se encuentra la tienda de teléfonos y ordena­dores de Nahor Duani, quien, en el momento del impacto, corría hacia un refugio anti­cohetes. “Aquí las alarmas suenan al mismo tiempo que caen los cohetes, porque esta­mos muy cerca de la frontera”, explica. En el centro de Israel, los habitantes tienen hasta 90 segundos para refugiarse cuando las sirenas empiezan a ulular.

La vitrina de la tienda fue destrozada y hay celulares esparcidos en el suelo por la explosión, que dañó también la instalación de electrici­dad. Nahor Duani se dice pese a todo seguro. “Confío” en el gobierno y el ejército, que “están manos a la obra. Solo espero que esto se calme pronto”, comenta.

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