Colombia. AFP

La mañana del 1 de mayo una avioneta Cessna 206 de servicio privado de la empresa Avianline Charters’s partió desde un zona selvática conocida como Araracuara con destino a San José del Guaviare (sur), una de las principales ciudades de la Amazonía colombiana. A bordo iban el piloto, un líder indígena de la comunidad huitoto, la aborigen Magdalena Mucutui Valencia y sus cuatro hijos de 13, 9 y 4 años y un bebé que en ese entonces tenía 11 meses.

Minutos después de empezar el recorrido de unos 350 kilómetros sobre la jungla, el capitán de la aeronave reportó problemas en el motor y la avioneta desapareció de los radares. Según información oficial, los menores abordaron la aeronave junto a su madre para huir de las amenazas de guerrilleros que se apartaron del pacto de paz firmado por las FARC.

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Entre el 15 y el 16 de mayo, soldados encontraron en el sur del departamento de Caquetá al piloto muerto en la cabina. La avioneta quedó atrapada entre árboles y tenía la parte frontal destruida. Los otros dos adultos también fallecieron. No había noticias de los niños. Un perro entrenado encontró un biberón en un punto apartado del lugar del accidente.

En helicópteros la Fuerza Aérea sobrevolaba la selva emitiendo en parlantes un mensajes de la abuela de los menores en su propia lengua donde les pedía dejar de avanzar. Entre la espesa vegetación aparecieron zapatos, prendas y frutas recién mordidas.

La avioneta que se estrelló en plena selva el 1 de mayo pasado (foto: AFP)

WILSON Y EL MILAGRO

El 8 de junio, cuando la búsqueda de los menores había pasado a un segundo plano en medio de una crisis de gobierno provocada por un escándalo de escuchas ilegales, el ejército informó que Wilson, un perro rastreador que participaba en la búsqueda, se había extraviado en la selva. El pastor belga de seis años fue el perro que encontró en medio de la vegetación el biberón de Cristín.

La tarde del viernes 9 de junio, Petro anunció que los menores “aparecieron con vida” y divulgó una foto en la que se ven rodeados de militares e indígenas que participaron en la búsqueda. Todos lucen muy delgados y no tienen zapatos. “Estaban solos, ellos mismos lo lograron”, celebró el mandatario.

Los hermanos fueron encontrados a 5 kilómetros del punto donde cayó la aeronave y “estabilizados” por enfermeros de combate, según el ministerio de Defensa. Sobre las 21:00 la entidad informó que los niños estaban abordando un helicóptero para ser trasladados a San José de Guaviare. El perro Wilson, sin embargo, no estaba con ellos.

Cumplieron años en la selva

Colombia. AFP.

Dos de los cuatro niños hallados vivos tras una odisea de 40 días perdidos en la selva amazónica cumplieron años entre la espesa vegetación, indicó ayer sábado el ministro colombiano de Defensa tras una vista al hospital de Bogotá donde se recuperan. Están “impactados, en un proceso de recuperación”, dijo el ministro Iván Velásquez. Están “hidratándose”, “no pueden todavía ingerir alimentos, pero en general el estado de los niños es aceptable, de acuerdo a los informes médicos están fuera de peligro”.

El ministro acompañaba al presidente Gustavo Petro, que llegó con su familia para visitar a los cuatro niños, Lesly (13 años), Soleiny (9), Tien Noriel (5) y Cristin (1). Dos de los niños cumplieron años en la selva, la más pequeña Cristin, su primer año y su hermano Tien Noriel, cinco años.

Ellos están “fuera de peligro”

Colombia. AFP.

“Acabo de mirar a los nietos. Primero, tienen vida, están muy acabaditos pero yo sé que están en buenas manos”, dijo a la prensa Fidencio Valencia, indígena huitoto de 47 años, a las afueras de un hospital militar de la capital.

A Lesly (la mayor de los hermanos) “tenemos que reconocerle no solo su valor, sino su liderazgo. Fue por ella que los tres hermanitos pudieron sobrevivir a su lado. Con sus cuidados, con el conocimiento de la selva”, añadió informó el ministro de Defensa, Iván Velásquez. El general Carlos Rincón, médico del hospital, indicó que los niños están en “condiciones clínicas aceptables” y recibirán “soporte tradicional y psicológico para poder adecuarse a estas nuevas condiciones”. “Ellos están contentos al ver a la familia (...) tienen todos los sentidos completos”, añadió su abuelo con un poncho alrededor del cuello.

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