• Estados Unidos. AFP.

A menudo Naiomy Guerrero ha visto a su hermano ser arrestado por la policía en el Bronx. Jeremy Rivera, otro neoyorquino, no quiere seguir entrando a prisión por tráfico de drogas. Hoy, ambos quieren abrir un comercio legal de canna­bis, un mercado prometedor pero lleno de dificultades.

Esta oportunidad “es un momento realmente fuerte para mi familia, en especial sabiendo de dónde venimos y lo que pasamos por culpa de las políticas discrimina­torias de la ciudad”, explicó a la AFP Naiomy, de 31 años y estudiante de Historia del Arte, que ya tiene experien­cia profesional en el campo cultural y cuyos padres pro­vienen de República Domi­nicana.

Es parte, junto con su familia, de los primeros 28 aspirantes que el 21 de noviembre reci­bieron una licencia del estado de Nueva York para abrir una tienda oficial de cannabis. Más de un año después de la legali­zación del consumo para adul­tos, se trata de una nueva etapa en esta región de 20 millones de habitantes y que se extiende al norte hasta la frontera con Canadá. En la ciudad de Nueva York, el olor a hierba se ha vuelto tan característico para residentes y turistas como los taxis amarillos o los rascacie­los. El ayuntamiento cuenta con que a partir del 2023 haya ventas por 1.300 millones de dólares, así como la creación de entre 19.000 y 24.000 empleos en tres años.

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En el estado de Nueva York, haber sido condenado por un delito relacionado con canna­bis -incluida su venta- y dispo­ner de un negocio, son dos de las condiciones para ser elegi­ble para obtener una de las 150 primeras licencias que pre­ceden a la apertura total del mercado.

El impulso de este programa responde a la postura asu­mida por este estado demó­crata para reparar lo que hoy se considera un impacto injusto y desproporcionado en las comunidades afroame­ricanas y de hispanos por la previa prohibición de la “marihuana”.

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