AFP.
Una pregunta frecuente desde el inicio de la invasión rusa a Ucrania es si Moscú podría usar sus armas nucleares tácticas sobre una zona muy limitada, lo que rompería un tabú que existe desde 1945. La hipótesis volvió a surgir poco después del inicio de las hostilidades, cuando el líder ruso, Vladimir Putin, dijo que había ordenado a sus generales “poner las fuerzas de disuasión del ejército ruso en alerta especial de combate”.
Esta opción sigue siendo uno de los innumerables escenarios posibles de la guerra, sobre todo porque el ejército ruso necesita obtener algunos éxitos militares para poder negociar. Aunque sus tropas han avanzado sobre Ucrania en el último mes, se han topado también con la feroz resistencia de las fuerzas ucranianas. Un arma nuclear táctica, de menor carga explosiva que un arma nuclear estratégica, es transportada por un vehículo de lanzamiento con un alcance inferior a 5.500 km. “Hay un verdadero riesgo. (Los rusos) necesitan desesperadamente victorias militares para transformarlas en palancas políticas”, explica a la AFP Mathieu Boulègue, del centro de análisis británico Chatham House.
“El arma química no cambiaría el rumbo de la guerra. Un arma táctica nuclear que destruiría una ciudad ucraniana, sí. Es improbable, pero no imposible. Y en ese caso, serían 70 años de teoría de disuasión nuclear que se derrumbarían”. Pero aún existe un gran paso entre el riesgo y la realidad.
Del punto de vista técnico, Moscú está bien equipado. Según la publicación Bulletin of the Atomic Scientists, “1.588 ojivas nucleares rusas estarían desplegadas”, entre ellas 812 en misiles desplegados en tierra, 576 en misiles basados en submarinos y 200 en bombarderos. Algo menos de 1.000 cabezas más están almacenadas.