Ucrania. AFP.
Casi 350.000 personas están atrapadas sin agua ni electricidad en la ciudad portuaria de Mariúpol, bombardeada por las tropas rusas desde hace casi un mes, a lo que el jefe de la diplomacia de la Unión Europea, Josep Borrell, calificó de “enorme crimen de guerra”.
En otros puntos de Ucrania, las bombas rusas alcanzaron varios objetivos durante la noche, dañando, según las autoridades, una planta química en el norte del país, que provocó una “fuga de amoníaco” y desató una alarma. El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, instó a Europa a aumentar significativamente la presión sobre Moscú para que detenga la invasión que empezó el 24 de febrero, y dijo que el continente debe cesar cualquier tipo de comercio con Rusia.
“Ningún euro para los ocupantes, ciérrenle todas sus puertas, no le envíen sus bienes, rechacen los recursos energéticos. Presionen para que Rusia abandone Ucrania”, pidió Zelenski en su último discurso en video. Los dirigentes ucranianos también subrayaron que se mantienen firmes ante los rusos en Mariúpol, que sufre una situación humanitaria crítica.
Los defensores de la ciudad portuaria han “desempeñado un enorme papel en la destrucción de los planes del enemigo y en la mejora de nuestra defensa”, dijo el ministro de Defensa de Ucrania, Oleksiy Reznikov. “Hoy Mariúpol está salvando a Kiev, Dnipro y Odesa. Todo el mundo debe entenderlo”, aseguró. Mariúpol es un objetivo fundamental en la guerra del presidente ruso, Vladimir Putin, en Ucrania porque constituye un puente terrestre entre las fuerzas rusas en Crimea al suroeste y el territorio controlado por Rusia, al norte y al este.