Rusia. AFP.
Los países occidentales han confiscado los yates de oligarcas rusos y expulsaron a los bancos rusos del sistema internacional en respuesta a la invasión de Ucrania, pero sanciones que limiten el acceso a internet generan divisiones. Kiev ha pedido que Rusia sea desconectada de la World Wide Web.
Pero expertos, políticos y defensores de derechos humanos advierten que sanciones de esa envergadura corren el riesgo de ser contraproducentes al aislar a quienes en Rusia se oponen a la guerra en Ucrania y alejar aún más el sueño de que exista una internet universal.
“Parece contraproducente en términos de esfuerzos para difundir mensajes democráticos y ganar corazones y mentes”, subraya Peter Micek, director legal de Access Now, una ONG que lucha por los derechos digitales. De por sí, la censura de Moscú ya ha reducido drásticamente las fuentes de noticias independientes.
Numerosos medios de comunicación locales e internacionales han cesado su actividad. El acceso a las principales redes sociales es difícil, a menos que se utilice una red privada virtual (VPN). Los gigantes tecnológicos, desde Google hasta Sony, han respondido a los llamados del gobierno ucraniano para castigar a Rusia, suspendiendo la venta de ciertos productos o servicios en ese país.
Pero mientras el acceso se restringe cada vez más desde dentro y fuera de Rusia, muchos expertos promueven un cambio de enfoque “Las sanciones deben ser selectivas y precisas”, dirigidas al ejército o a las agencias de propaganda, escribieron unos 40 investigadores, defensores de libertades digitales y funcionarios electos europeos, en particular, en una carta abierta publicada la semana pasada. “Deben minimizar el riesgo de daños colaterales”, porque “las sanciones desproporcionadas o demasiado amplias corren el riesgo de alienar a las poblaciones”, señalaron.