Ucrania. AFP.

Rusia inició su invasión de Ucrania ayer de madrugada, con bombardeos en todo el país, incluida la capital, e incursiones terrestres en varios puntos del territorio que ya han causado las primeras bajas. El inicio de la invasión fue condenado firmemente por gran parte de la comunidad internacional y por Kiev, que rompió sus relaciones diplomáticas con Moscú, y prometió defenderse, al tiempo solicitaba ayuda internacional para que se fuerce a Moscú a respetar la paz.

Los esfuerzos diplomáticos de las últimas semanas y la imposición de sanciones occidentales contra Rusia no bastaron para disuadir al presidente ruso, Vladimir Putin, que había desplegado entre 150.000 y 200.000 tropas a lo largo de las fronteras de Ucrania desde hacía semanas. “He tomado la decisión de una operación militar”, declaró el mandatario en un discurso televisado de madrugada, asegurando que no buscaba la “ocupación”, sino “una desmilitarización y una desnazificación” de Ucrania y la defensa de los rebeldes prorrusos del este del país.

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Poco después empezaron a escucharse explosiones en varias ciudades de Ucrania, desde Kiev hasta Járkov, su segunda ciudad en la frontera con Rusia, pero también en Odesa o Mariúpol, a orillas del mar Negro y el mar de Azov. Las sirenas de aviso de bombardeos se activaron en la capital, en Odesa y en Leópolis (Lviv), donde Estados Unidos y otros países habían desplazado sus embajadas. El ejército ruso aseguró que estaba atacando instalaciones militares ucranianas con “armas de alta precisión”, reivindicando que habían destruido los sistemas de defensa antiaérea y haber dejado “fuera de servicio” las bases aéreas de Ucrania. El ejército ruso dijo además que los separatistas del este están avanzando y tomando el control de territorios.

REFUGIADOS

Rusia aseguró que los civiles de Ucrania “no tienen nada que temer”, pero en el metro de Kiev, decenas de personas buscaban refugio o la manera de salir de la ciudad por tren o por carretera. “Me he despertado por el ruido de las bombas, preparé las bolsas y hui”, indicó a AFP María Kashkoska, de 29 años, en un estado de conmoción en el metro. En medio de la noche, el tráfico de la capital era el propio de las horas punta. Vehículos llenos de familias buscaban salir de la ciudad, hacia el oeste, lo más lejos posible de la frontera rusa, situada a 400 km. En Chuguev, cerca de Járkov, una mujer y su hijo lloraban a un hombre, muerto en un ataque de misiles, una de las primeras víctimas del ataque. “Le había dicho que nos fuéramos”, repetía incansablemente el hijo, junto a los restos de un antiguo coche Lada y al cráter provocado por el proyectil caído entre dos inmuebles de cinco pisos.

REACCIÓN DE LA COMUNIDAD INTERNACIONAL

Las reacciones al inicio de la invasión no se hicieron esperar. El presidente de EEUU, Joe Biden, llamó al presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, para expresarle su “apoyo”, condenó “el ataque no provocado e injustificado por parte de las fuerzas militares rusas” y aseguró que “el mundo hará responsable a Rusia”. “El presidente Putin ha elegido una guerra premeditada que traerá una pérdida catastrófica de vidas y sufrimiento humano”, remarcó Biden.

El jefe de OTAN, Jens Stoltenberg, denunció el “ataque irresponsable y no provocado (...) que pone en riesgo incontables vidas civiles”, mientras que el jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, advirtió que “Rusia se enfrentará a un aislamiento sin precedentes” y prometió “el más robusto y más severo paquete de sanciones que jamás hayamos adoptado”. El jefe de Naciones Unidas, Antonio Guterres, aseguró que era “el día más triste” de su mandato.

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