México, México. AFP.

Instalada en un edificio de dos plantas en el centro de la ciudad, la clínica cuenta con dos médicos generales y cuatro especialistas. Aunque no ofrece cirugías, de ser necesario puede emitir autorizaciones para que los pacientes sean atendidos en otros hospitales públicos. En seis semanas de funcionamiento ha recibido a unas 200 personas, que en su mayoría buscan atención psicológica para iniciar tratamientos hormonales y cambiar de sexo.

De momento, el servicio está enfocado en la población de la capital, pero el objetivo es “que se replique” en otros estados, refiere Martínez. Además de las dificultades para acceder a servicios de salud y los riesgos de automedicarse y usar sustancias sintéticas, la comunidad trans denuncia ser víctima de violencia de género. Sandra respira aliviada porque su amiga por fin recibe atención tras ser rechazada en siete hospitales. Afectada por inyectarse biopolímeros, la asisten en la primera clínica pública para personas transexuales de México. “Eso es discriminación”, denuncia Sandra Montiel, trabajadora sexual de 43 años, al recapitular el tortuoso periplo por centros de salud de la capital.

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Situaciones de confusión y rechazo son frecuentes para las personas trans cuando buscan atención médica, algo que en la nueva clínica quieren erradicar al ofrecer un servicio que incluye apoyo psicológico y tratamientos hormonales. “No todos los lugares de salud están capacitados o familiarizados con la comunidad trans. Muchas veces (las pacientes) se sienten discriminadas o tienen miedo a un maltrato”, cuenta Erika González, encargada del área médica.

La clínica, una promesa de campaña de la alcaldesa Claudia Sheinbaum, cuenta con 32 trabajadores, de los cuales 11 mujeres y hombres trans con quienes se busca generar confianza a los usuarios.

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