Mientras en la Unión Europea y Estados Unidos todavía continúa el debate sobre cómo será el pasaporte digital sanitario o pase verde para poder viajar libremente, otros países como Israel ya lo están poniendo en marcha. El segundo país con más habitantes vacunados en el mundo –ya inoculó a la mitad de sus 9 millones de ciudadanos– lanzó una aplicación que muestra si las personas ya fueron inoculadas contra el coronavirus o si ya son inmunes tras haber contraído la enfermedad.
Algunos gobiernos europeos cuestionan si es ético limitar la participación ciudadana a tener o no este pasaporte sanitario, y hablan de una discriminación que podría caer en la ilegalidad. De hecho, cada vez son más los colectivos que reaccionan en contra de este pasaporte. En Israel también hay cierto malestar por esta situación, pues existe el dilema de si la gente que no esté vacunada se va a quedar atrás. También están surgiendo las primeras protestas en contra del pase verde, pues aseguran, crea una nueva jerarquía social. Aún así Israel sigue negociando con varios países el flujo de turistas sin guardar cuarentena. Sin duda, para muchos viajeros, la vacuna merece la pena si pueden conseguir esta ventaja. Por el momento, el país ya firmó acuerdos provisionales con Chipre y Grecia para realizar pruebas piloto en primavera.
CUASI NORMAL
Israel volvió casi a la normalidad el pasado domingo cuando faltan días para las elecciones, gracias a las nuevas medidas para salir del confinamiento que permiten el retorno a la escuela, sentarse en un café o comer en un restaurante. Estas medidas, aprobadas por el Gobierno el sábado por la noche, eran muy esperadas por los israelíes desde la salida gradual del país de su tercer confinamiento, a mediados de febrero, que fue posible gracias a una campaña de vacunación masiva. “Abierto” o “Vuelta a la normalidad, con precaución” titulaban los principales diarios nacionales. “Es un gran día, abrimos los restaurantes con el pasaporte verde, estamos volviendo a la vida”, dijo el primer ministro Benjamin Netanyahu el domingo, sentado en una terraza soleada en un café de Jerusalén junto al alcalde de la Ciudad Santa, Moshe Leon.