A bordo de avión del Papa, Italia. AFP.
El papa Francisco regresó este lunes de su histórico viaje a Irak, una visita que si bien le resultó muy agotadora para sus 84 años, tuvo una fuerte trascendencia religiosa por su encuentro con el gran ayatolá Alí Sistani. Es “un hombre humilde y sabio”, aseguró el Papa acerca del líder religioso de los musulmanes chiítas. Encontrarlo hizo “bien al alma”, confesó durante la rueda de prensa de casi una hora a bordo del avión que lo trajo de regreso a Roma.
Reconoció este lunes que el viaje de tres días a Irak fue “mucho más” agotador que otras visitas al extranjero. “Tengo que confesar que durante este viaje me sentí mucho más cansado que en otros”, aseguró el Papa, a quien se le vio cojeando debido a la dolorosa ciática.
MENSAJE
El Pontífice, quien realizó su primer viaje al exterior en quince meses a pesar de la pandemia de coronavirus y de las amenazas de atentados, quiso ante todo enviar un mensaje de paz y reconciliación en un país azotado por las guerras y la violencia. El Pontífice, quien quiso apoyar a los cristianos de Irak –el 1% de la población contra el 6% hace 20 años– no ocultó su emoción al rezar en silencio en las ruinas de una iglesia en Mosul, por los mártires, los perseguidos, los olvidados. “Cuando me detuve frente a la Iglesia destruida, no tenía palabras”, reconoció el Papa.