COMENTARIO

POR RICARDO RIVAS, corresponsal en Argentina, Twitter: @RtrivasRivas

Argentina cae en casi todos los registros económicos relevantes. Los administradores del poder popular lo saben y, sin rumbo, buscan culpables. En el período abril-junio 2020, el PBI se contrajo 19,1%. Quinto lugar en la tabla de los descensos comparados detrás Perú (-28%), Gran Bretaña (-20,4%), España (-18,5%) y México (-17%). El desempleo alcanza al 13,5%.

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Unos 4 millones de puestos de trabajo, destruidos. El consumo privado se contrajo 22,3%. El valor del dólar norteamericano, en el mercado informal, el viernes pasado, se negoció a $140 por unidad. El 12 de agosto de 2019, horas después que Mauricio Macri fuera derrotado en las elecciones primarias abiertas simultáneas y obligatorias (PASO) se negociaba a $57 y, el 9 de diciembre de ese mismo año, un día antes que asumiera la Presidencia Alberto F., alcanzó los $67. Esa evolución creciente, en la Argentina, se traduce como “desconfianza social”.

Voceros oficiales dejan trascender que “la pobreza está cerca del 50%”. Mañana, martes, la Corte Suprema de Justicia, se expedirá sobre la situación de dos jueces federales -Leopoldo Bruglia y Pablo Bertuzzi- que tramitan presuntos casos de corrupción en los que habría incurrido la vicepresidenta Cristina Fernández cuando fue Presidenta (2008-2015). A favor o en contra de los jueces –que ya fueron destituidos de sus cargos por el presidente Alberto F.– lo que sentencien tendrá fuerte impacto político y social. Con 13 mil víctimas fatales, la pandemia tampoco da tregua. El presidente Fernández acusa a “la oposición”, a los medios que “tergiversan” la realidad y a la la sociedad por ahorrar en “dólares que se necesitan para la producción”.

Las oposiciones, por su parte, también tienen su cuota de responsabilidad. Relatan la política sin proyectos alternativos. La sociedad descree. Cristina Fernández promedia 60% de valoración negativa; Mauricio Macri (-51,8%); y, Alberto Fernández (-48%). Es tan difícil imaginar buenos pronósticos como sencillo proyectar una tormenta perfecta cuando aún falta negociar un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para refinanciar unos 50 mil millones de dólares.

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