COMENTARIO

POR HASSIBA HADJ-SAHRAOUI, responsable de asuntos humanitarios para temas de migración de Médicos Sin Fronteras.

Para millones de personas en el mundo las acciones requeridas para prevenir el nuevo coronavirus son inalcanzables. ¿Cómo pedirles que se laven las manos si no tienen acceso fácil a agua y jabón? ¿Cómo exigirles aislamiento cuando viven hacinadas en un campo de refugiados?

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La pandemia de codid-19 está teniendo un impacto desproporcionado en los más vulnerables del mundo. Entre ellos figuran los más de 70 millones de desplazados forzosos que hay actualmente en el mundo –refugiados, solicitantes de asilo y desplazados internos– así como los trabajadores migrantes, incluidos los indocumentados.

Muchos de estos hombres, mujeres y niños viven en campamentos formales e informales, centros de recepción o centros de detención. Otros viven en las calles en refugios informales. Muchos carecen de acceso a servicios básicos como agua potable, saneamiento o acceso adecuado a atención sanitaria, y la mayoría no tienen estatus legal.

La pandemia de covid-19 se exacerba y al mismo tiempo es exacerbada por las malas condiciones de vida. Medidas preventivas como el distanciamiento social son imposibles en campamentos superpoblados y en densos escenarios urbanos, donde las personas viven unas al lado de las otras en pequeños refugios con otros muchos familiares. Tener que hacer fila en los puntos de agua y comida aumenta el riesgo de contagio.

En muchos lugares, los desplazados viven inseguros, enfrentándose al riesgo de arresto o abusos y pueden verse estigmatizados como “portadores de enfermedad” en un trasfondo de creciente xenofobia, acceso limitado a información fiable y en ocasiones dependen totalmente de la ayuda humanitaria. En muchas zonas, esa ayuda es limitada.

Además, en muchos lugares la pandemia se está usando como excusa para castigar a personas en desplazamiento y a aquellos que buscan atenderles. Al menos 167 países han cerrado total o parcialmente sus fronteras para contener la propagación del covid-19, 57 de los cuales no hacen ninguna excepción para las personas que buscan asilo, según el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR).

Las personas que buscan seguridad y refugio están siendo rechazadas en tierra y en el mar, a menudo devueltas o trasladadas a países donde podrían enfrentarse a graves amenazas para su vida y libertad. Junto con el cierre de fronteras para limitar la propagación de la pandemia, muchos países también están denegando intencionadamente la entrada a solicitantes de asilo o impidiendo indirectamente su acceso.

¿Qué se puede hacer para proteger a estas personas especialmente vulnerables?

1. El covid-19 no se debe usar como excusa para aplicar políticas de control migratorio mortíferas.

Los gobiernos no deben usar la pandemia como excusa para imponer políticas de control migratorio aún más restrictivas y evadir sus obligaciones internacionales con respecto a refugiados, solicitantes de asilo y migrantes. El covid-19 presenta graves desafíos, pero salvaguardar el bienestar de quienes están en el país y respetar las obligaciones internacionales hacia refugiados, solicitantes de asilo y migrantes no son principios mutuamente excluyentes.

2. Garantizar que se respetan los derechos humanos.

Los gobiernos no deben usar las medidas de emergencia de salud pública por el covid-19 para atacar a refugiados, solicitantes de asilo y migrantes. Todas las restricciones sobre derechos deben ser estrictamente necesarias, basadas en pruebas científicas y no aplicarse de forma arbitraria o discriminatoria. Deben estar limitadas en su duración, respetar la dignidad humana, ser objeto de revisión, y ser proporcionadas. Los gobiernos también deben seguir permitiendo a las personas iniciar procedimientos legales para solicitar asilo.

3. Los confinamientos y las cuarentenas masivas no se pueden “cortar y pegar” o aplicar de forma indiscriminada.

Estas medidas deberían aplicarse igual para todos y sin discriminación. La atención sanitaria, el apoyo social y psicosocial, y las necesidades básicas como comida, agua y otros bienes esenciales deben estar cubiertos para quienes están en cuarentena; y la cuarentena masiva debería evitarse donde sea posible. Obligar a la gente a vivir en campamentos superpoblados y sin medidas de higiene siempre fue irresponsable, pero ahora lo es incluso más que nunca, debido a la amenaza del covid-19.

4. Los desplazados en peligro deberían ser evacuados cuando sea posible.

En las islas griegas, donde hay miles de desplazados hacinados en campos superpoblados, es urgente la evacuación de las personas que corren mayor peligro (mayores de 60 años y los que presentan problemas respiratorios, diabetes y otras complicaciones de salud) así como esfuerzos continuados para descongestionar los campamentos, incluido el reasentamiento de menores no acompañados y niños enfermos a otros estados miembro de la Unión Europea.

En Libia, es necesario poner en marcha corredores humanitarios para la evacuación directa de los refugiados, migrantes y solicitantes de asilo más vulnerables, expuestos a riesgos inminentes para sus vidas, incluidos los atrapados en centros de detención en todo el país y en otros lugares de cautividad.

5. Acceso a la atención sanitaria para todos.

Las medidas de control del covid-19 no deberían realizarse a costa del acceso urgentemente necesario a la atención sanitaria. Esto significa que los cierres de fronteras no deben impedir que los suministros urgentes de medicinas y recursos humanitarios, así como el personal médico y sanitario, entren en los países. Además, los gobiernos deben garantizar que las restricciones en campamentos, lugares de recepción o de detención no impidan que la gente pueda acceder a la atención sanitaria.

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Etiquetas: #COVID-19

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